Luis A. Boffil Gómez
Foto: Especial
La Jornada Maya
Martes 24 de abril, 2018
Ah, caray. Algo sucede, como ingrediente extra en este México convulsionado.
A finales de la semana anterior, dos sacerdotes católicos fueron asesinados. Uno, en el Estado de México, y otro en Guadalajara. Los motivos hasta el momento se desconocen, pero no hay que perder de vista que el crimen organizado azota como si fuera la antigua peste en dos de las entidades más pobladas del país.
El jueves, el vicario judicial de la diócesis de Cuautitlán Izcalli, Estado de México, Rubén Alcántara Díaz, fue asesinado a puñaladas dentro del templo de Nuestra Señora del Carmen, en la colonia Cumbrias, de ese municipio. Al parecer, discutía con una persona todavía no identificada. Todos aseguran que el cura, de 50 años de edad, no tenía problemas con los demás seres humanos. Definitivamente no era así. Un pecador le salió al paso y lo despachó al otro mundo.
Apenas la noche del viernes, el también sacerdote católico, Juan Miguel Contreras García, vicario parroquial del templo de San Pío de Pietrelcina, en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco, fue baleado mientras confesaba a un feligrés en su oficina. Contreras García tenía 33 años y apenas cuatro de ordenado sacerdote. Según las investigaciones, es probable que dos personas hayan ingresado a la parroquia a través de la sacristía, le dieron de plomazos y huyeron a bordo de un carro compacto. Este hombre, al servicio de la palabra del Señor, al parecer tampoco tenía líos con sus homólogos humanos. Otra vez se demostró que no era así.
Por supuesto, el Centro Católico Multimedia (CCM) condenó los dos crímenes y demandó a las autoridades ministeriales y, claro, a todas las entidades gubernamentales el pronto esclarecimiento de estos dos casos. Pidieron a los victimarios arrepentirse de corazón, palabra y pensamiento. ¿Saben cuándo pasará? ¡Nunca! Los criminales de ese nivel no se tientan el alma para ejecutar a la banda sin distinción de credos.
La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) y el CCM reportaron que en este sexenio, o sea, el de Peña Nieto, ya fueron ultimados 23 sacerdotes.
Pero, hay algo más: desde 1990 a la fecha, en México se han cometido 69 atentados contra integrantes de la Iglesia católica. El CCM reveló que, por noveno año consecutivo, México ocupa el primer lugar en crímenes de odio contra sacerdotes, religiosos y laicos.
La administración con más decesos violentos de presbíteros era hasta 2017, la de Felipe Calderón Hinojosa, ya que fueron ultimados 17 religiosos. Pero en el sexenio de Enrique Peña Nieto, a unos cuantos meses de terminar, la escalada viene gruesa.
Como podrán observar, ya ni los sacerdotes están seguros en este país. No pueden descartarse casos del crimen organizado. ¿Por qué? Buena pregunta. Lo único cierto es que la inseguridad en México alcanzó a los pastores de Cristo sin el menor remordimiento. Vamos de mal en peor.
Amiguitas y amiguitos, ya saben, sugerencias para confesarse antes de que terminen con todos los sacerdotes del país, enviarlas a [email protected] y/o [email protected]; Facebook: Luis Antonio Boffil Gómez
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