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Margarita Robleda Moguel
Foto: Ap
La Jornada Maya

Martes 27 de marzo, 2018

En esta primavera, cincuenta años después (1968-2018), el mundo despierta nuevamente y reclama sus derechos. Ayer gritábamos, Peace and love, hoy, aparentemente distintos, la consigna es la misma: queremos vivir, amar, florecer sin miedo.

El pasado 24 de marzo, miles de personas alrededor del mundo participaron en ochocientas marchas de solidaridad con la Marcha por nuestras vidas, que arribó a Washington organizada por estudiantes de la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas en Parkland, Florida, donde un alumno armado mató a 17 compañeros e hirió a otros más en el Día de San Valentín.

En el estrado, Emma González, alumna sobreviviente, después de nombrar a cada uno de sus compañeros fallecidos, guardó silencio seis minutos con 20 segundos para representar el tiempo que le tomó al joven cambiar la historia de tantos.

Yolanda Renee King, de 9 años, nieta de Martin Luther King Jr. dijo, emulado el discurso de su abuelo: “Tengo un sueño que dice que, suficiente es suficiente”.
“Esto es más que una marcha, es más que un solo un día. Es un movimiento”, expresó Delaney Tarr, de 17 años, sobreviviente de Parkland.

“96 personas mueren cada día por armas en los Estados Unidos, pero la mayoría de los legisladores no tienen una postura con respecto a las armas”, dijo en Washington David Hogg, alumno activista de Parkland de 17 años.

“Llevaremos esto a cada elección y nos aseguraremos que las mejores personas participen”, expresó, agregando que “el país debe de unirse como americanos, no como republicanos o demócratas. Nos vamos a unir y nos vamos a deshacer de servidores públicos que únicamente sirven al lobby armamentista y salvaremos nuestras vidas”.

Días antes de la Marcha por nuestras vidas, el video de un joven se volvió viral pues señala que “Nos negamos a aprender desde el miedo. Rechazamos convertir nuestras escuelas en prisiones. No aceptaremos nada que no sean medidas conscientes sobre el control de armas y presionaremos a nuestros políticos a protegernos, no sólo en las escuelas, sino también en los cines, iglesias, calles y sobre todo en las comunidades de color que son devastadas por la enfermedad de la violencia de las armas".

“Los legisladores que nos fallan al no cuidarnos; esos que buscan respuestas al problema de las armas, en lugar de ver a las armas como el problema… serán responsables de cada muerte que venga después de esto; [en cambio], todo político en el Congreso, trabajando para respaldarnos, nos permitirá decidir quién continuará (su carrera) o no. No hay nada de maquillajes entre la vida y la muerte. Esto es cuestión de armas y de nuestra moral como país. Cuando la solución del Comandante en Jefe sobre las armas es armar más, entiendes que hay un problema moral en esta Casa Blanca.

“Cuando los legisladores aprecian el dinero de sangre de la NRA sobre las vidas de nuestros niños, entiendes que tenemos un problema moral en los pasillos del Congreso. Y cuando no sería extraño que pasara nuevamente, en las próximas semanas o meses, donde más de mis compañeros sean asesinados en sus salones de clases y, sus muertes sean clasificadas como colaterales, te queda claro que tenemos un problema moral en este país. Así que aclaremos algo: su derecho a tener un rifle de asalto no es superior a nuestro derecho a vivir".

“Los adultos nos han fallado. Ahora está en nuestras manos y, sí cualquier político elegido se cruza en nuestro camino, votaremos para sacarlo y remplazarlo con uno de nosotros. Suficiente es suficiente, ¡suficiente es suficiente!”.

Carteles durante la Marcha por nuestras vidas llevaban los siguiente mensajes: “Ama a tus hijos, no a tus armas”, “Los brazos son para abrazar”, “Libros, no balas”. “Soy tu futuro, protégeme”, “Soy maestra, no hábil tiradora”.

La primavera nos llega pujante con la invitación a despertar. Se necesita pisar fondo para poder emerger. Algo semejante tendría que suceder con nosotros. Vienen las elecciones. ¿Es este el país que queremos?, ¿lo que merecemos? ¿Es todo a lo que podemos aspirar? Allende la frontera pareciera que están inventando una cortina de humo con historias de sábanas e infidelidades para diluir el despertar de las consciencias de lo que las armas y la deshumanización están provocando ¿Y aquí? Me pregunto si tanto golpe bajo de todos contra todos es parte de la consigna de cansarnos para terminar votando para que todo siga diferente, pero igual. Ahí marchan, aquí… ¡toca despertar por nuestras vidas!

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