El futuro de América del Norte I*

Eduardo del Buey
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Viernes 23 de febrero, 2018

El 23 de febrero el Instituto de Investigación en Políticas Públicas y Gobierno y el Centro de Estudios sobre América del Norte, ambos de la Universidad de Guadalajara, me invitaron a presentar una conferencia magistral sobre las posibilidades futuras para América del Norte:

Los mexicanos, los estadounidenses, y los canadienses, comparten este espacio geográfico y, a lo largo de los últimos veintitrés años en que ha estado vigente el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN), este pacto se ha convertido, para algunos, en una idea compartida, en un sueño compartido.

No obstante, para otros, el TLCAN se ha convertido en una pesadilla compartida, acarreando la pérdida de empleos y la reducción de ingresos, lo cual ha mitigado la promesa conjunta del acuerdo que nació en el 1994.

El libre tránsito de bienes y servicios ha creado una nueva economía interconectada, con cadenas de valores uniendo la producción y la distribución de productos, lo cual ha generado nuevas industrias en los tres países.

El libre tránsito de bienes comerciales también ha ocasionado algunos cambios fundamentales en la producción y en la manufactura de los mismos, así como grandes cambios en el flujo de los productos agrícolas. En muchas regiones de México, el sector agrícola se ha visto afectado por productos estadounidenses que resultan más baratos. En otras zonas, los productores mexicanos de jitomates y aguacates han sacado partido de las ventajas climáticas y del menor costo para conquistar los mercados canadienses y estadounidenses de acuerdo con el TLCAN.

Muchos trabajadores canadienses y estadounidenses perdieron sus empleos cuando diversas empresas manufactureras se mudaron a México (y, en mucha mayor escala, a China). Como consecuencia de lo anterior, en los Estados Unidos se creó el llamado “cinturón de óxido” (el “rust belt”, que se compone de estados caracterizadas por una industria agonizante, fábricas avejentadas y una población en declive), mismo que ha cambiado la demografía, las percepciones y la manera de votar de mucha gente. En efecto, aunque en ambos países se han creado nuevos empleos, un buen número de aquellos individuos que perdieron su trabajo han tenido que conformarse con empleos donde perciben un salario menor, lo cual ha originado un sentimiento de frustración en cuanto al Tratado de Libre Comercio y a la economía globalizada que éste representa.

El libre tránsito de personas a través de las fronteras no ha sido incorporado al TLCAN, y esto preocupa a los tres países involucrados.

El número de mexicanos que buscan obtener la calidad de refugiados en Canadá había llegado a tales extremos, que, en 2009, el gobierno canadiense se vio obligado a hacer que los visitantes mexicanos tramitaran una visa para ingresar al país. Si bien este requerimiento fue anulado en el 2016, el hecho es que el libre tránsito de personas continúa irritando a los Estados Unidos y ha desencadenado un cambio tectónico en la política estadounidense.

El tema del libre tránsito de personas a través de las fronteras está enfrentando a los Estados Unidos y a México. Además, la presencia de más de doce millones de indocumentados, la mayor parte de ellos proveniente de México, fue una de las causas directas del auge y triunfo de Donald Trump en el 2016.

Trump logró pintar a los mexicanos como “bad hombres”, y legitimó la hostilidad latente que muchos de sus compatriotas han sentido tradicionalmente al culpar a México por el éxodo de empleos que siguió a la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio. Asimismo, Trump culpó a los mexicanos que viven en Estados Unidos no sólo de “robarse” los empleos de los estadounidenses, también les responsabilizó por cometer horrendos crímenes.

Durante todo esto que ha ocurido, el presidente de México, Enrique Peña Nieto, ha mantenido la compostura, rehusándose a responderle al presidente Trump de la misma manera. Por otro lado, como ya lo he señalado, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, dejó sin efectos el requerimiento de la visa, considerándolo una afrenta hacia un aliado en el Tratado de Libre Comercio, reconociendo que las muy generosas políticas canadienses en cuanto a los refugiados tenían en parte la culpa de atraer a “refugiados económicos”.

Es indudable que la elección del señor Trump a la presidencia de los Estados Unidos sembró el caos en toda la planeación del futuro de Norteamérica hasta la fecha.
Y continúa fomentando la incertidumbre en los tres países.

[i]*Primera de nueve partes en que se dividió la conferencia[/i]

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