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Carlos Meade
Foto: Facebook Azulik Hotel Tulum & Maya Spa
La Jornada Maya

Viernes 15 de febrero, 2018

Mientras en Cancún y la Riviera Maya la hotelería es clara y masivamente hostil con los ecosistemas costeros, el modelo de pequeña hotelería en las playas de Tulum parece más amigable con el medio ambiente. Pero cuidado, este parece pudiera ser engañoso.

De hecho, muchos de los más de 120 pequeños hoteles de Tulum se promueven como Ecológicos, habiendo engendrado el aberrante concepto Eco-Chic, queriendo decir, quizá, que el cuidado del medio ambiente no afecta los ideales de confort que espera un turista dispuesto a pagar entre 200 y 500 dólares por noche.

La verdad es que, más Chic que Eco, estos hoteles son un fraude. Su pretendido ecologismo es meramente cosmético, contando con instalaciones rústicas en apariencia y jardines de plantas que, muchas veces, ni siquiera son nativas.

Una somera revisión de la gestión ambiental de estos hoteles pronto revela que no alcanzan los estándares más básicos de una hotelería sostenible. Su gestión del agua, los residuos y la energía están lejos de ser ambientalmente adecuados.

Pero la prueba definitiva de que su ecologismo es puro blof, es que, a pesar de ofrecimientos varios, son excepción los hoteles que se han animado a entrar en procesos de certificación, procesos que evalúan y orientan las prácticas administrativas, sociales y ambientales con el fin de adecuarlas a los estándares apropiados de sostenibilidad.

La iniciativa MARTI, un programa de Rainforest Alliance, una propuesta de la Red Tulum Sostenible (RTS) y otra de Amigos de Sian Ka’an han tenido escasa respuesta entre los hoteleros, que siguen apostándole al engaño y a la simulación.

La promoción que realizó la RTS contaba con un incentivo interesante ya que el diagnóstico inicial tenía un costo casi simbólico de $500 dólares. De 120 hoteles invitados, sólo llegaron ocho a la presentación del programa y de éstos sólo cuatro se comprometieron a entrar en el proceso. Esta baja participación hizo inviable el programa.

Así, los hoteles de Tulum siguen vendiendo mentiras y cobrando unas tarifas estratosféricas que, por desgracia, no están sirviendo para invertir en la sostenibilidad del destino sino para hinchar los bolsillos de ambiciosos inversionistas de uñas largas y corta visión.

La certificación no es, desde luego, la panacea que asegura la sostenibilidad de Tulum pero al menos es una herramienta que sirve para mejorar la operación de los hoteles bajo un esquema establecido con criterios sostenibles.

Los programas de certificación son variados y cada certificadora tienen sus propios criterios. Algunos dan todo el peso a las cuestiones ambientales y otros dan énfasis en los aspectos de fortalecimiento de la cultura local y del beneficio económico de los pobladores.

Rainforest Alliance intentó una síntesis de diversos instrumentos de certificación y desarrolló un cuestionario de más de 120 preguntas en tres temas básicos: gestión administrativa, gestión ambiental y gestión social. Tenía interés de promover la certificación en la hotelería de Cancún y la Riviera Maya pero como encontró pobre respuesta tuvo que ampliar su convocatoria a toda la península, reuniendo con dificultad 20 hoteles para la fase piloto. Debido al escaso interés de las empresas hoteleras, ya no hubo una segunda fase.

Es importante destacar que, hoy por hoy, muchos viajeros consideran, para elegir sus destinos, la calidad ambiental del lugar y las prácticas sostenibles de las empresas o, por lo menos, se interesan en saber si el hotel donde se alojarán cuenta con alguna certificación que asegure que la empresa no realiza prácticas de depredación ambiental o de explotación vil de la mano de obra local.

Si Tulum no se empeña en mejorar en serio sus servicios turísticos y se orienta hacia un destino sostenible, muy pronto las propias prácticas depredadoras y contaminadoras (sumadas a otras derivadas de insuficientes servicios urbanos) impactarán al destino. Por ello, la calidad del mercado se deteriorará, el visitante de alto nivel de consumo dejará de venir, los precios tendrán que reducirse y la tentación de abrirse a un mercado de masas estará latente y al final se impondrá, sacrificando calidad por volumen.

Un aspecto importante en los procesos de certificación tiene que ver con el estatus legal de las empresas, es decir, su cumplimiento de las regulaciones de ley, su pago de impuestos, las relaciones laborales con los empleados. Esto significa que los hoteles establecidos en el Parque Nacional Tulum no podrían alcanzar la certificación debido a su condición irregular ya que fueron construidos con una autorización municipal que es inválida para un área administrada por el gobierno federal.


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