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Eduardo del Buey
Foto: José Antonio López
La Jornada Maya

Martes 6 de febrero, 2018

En el día mundial del genocidio judío (27 de enero), la Organización de las Naciones Unidas señaló que “El Holocausto comenzó con palabras- y en la era del internet y las redes sociales, el poder de la propaganda es más devastador que nunca”.

La fuerza que tiene la propaganda es real y está creciendo, así como también está creciendo la habilidad de los demagogos de alcanzar el poder a través de las elecciones y de despojar a las democracias de sus instituciones vitales.

La gente en todas partes está frustrada por muchas generaciones de liderés quienes, ellos creen, les han mentido y han frustrado sus esperanzas y aspiraciones. Estas personas buscan soluciones fáciles a situaciones complejas. Los demagogos saben que si recurren a los miedos de los ciudadanos, crean enemigos, promueven y legitiman el odio y provén a las personas con soluciones simples a sus problemas, mientras culpan al “otro”, pueden ganar votaciones y lentamente (o rápidamente) tomar el control total del gobierno y la sociedad.

En un mundo de “hechos alternativos” la realidad ya no es indiscutible sino, en cambio, puede ser entendida como una opinión. Repite algo, o defórmalo lo suficiente, y pronto se convertirá en “la verdad”. Josef Goebbeles dijo esto en 1920, y al día de hoy todavía es cierto.

Las redes sociales son al mismo tiempo nuestro mayor regalo y nuestra mayor amenaza. Un regalo, porque tienen el poder de acercar a las personas de todo el mundo en formas que hace 30 años eran inimaginables. Un obsequio, porque tienen el poder de diseminar información en un abrir y cerrar de ojos, y de actuar como el cumulo de conocimientos de toda la humanidad, todo el tiempo.

Sin embargo, estas mismas cualidades pueden volverse peligrosa si caen en las manos equivocadas. Las mentiras, repetidas y multiplicadas en todo el ancho del ciberespacio pronto se convierten en la verdad de muchos. Como la radio, televisión y medios impresos de antes, el internet tiene la cualidad subliminal de legitimar, lo que lleva a que muchas personas se crean sus contenidos; si está en la web entonces debe ser verdad.

Hay que combinar esto con imágenes y palabras que recurran al miedo en vez de a la razón, y pronto los líderes populistas tienen el poder de cambiar a la sociedad y de eliminar los cimientos de la democracias. Desafortunadamente, a diferencia de los medios normales, el internet puede ser manipulado fácilmente, debido a una carencia de frenos y contrapesos que favorezcan la veracidad.

A esto hay que agregar el poder de Facebook y Twitter, y se vuelve fácil entender como pueden hacerse virales ciertas mentiras. ¿Qué tan seguido has retuiteado o compartido una imagen en Facebook o Twitter sin antes checar su veracidad? Se que yo lo he hecho, y esto da a los demagogos el poder de regar falsedades e influenciar la mente más allá de lo que hayamos visto antes.

Esto puede explicar las recientes victorias, en varias elecciones, que han tenido los líderes populistas, logradas mediante el uso de discursos divisivos que crean un falsa mentalidad de “nosotros y ellos”, un llamado a los instintos básicos de los votantes.

y ¿hacia dónde nos llevan esos demagogos?

En Polonia, el gobierno esta girando hacia un autoritarismo basado en la falsa premisa del “nacionalismo” - Un nacionalismo que, según su visión, no tiene lugar en una democracia actual. Los ataques de la administración en contra del poder judicial y los medios resalta esta necesidad de dividir para conquistar. Y sus diferencias con la Unión Europea podrían probar ser perjudiciales con el tiempo.

Sumado a esto, la cámara baja del parlamento acaba de pasar una ley que, si se ratifica, sentenciará a cualquiera que hable de la complicidad polaca en los campos de concentración nazi, esten en territorio nacional o en el extranjero, con multas y prisión. Aparentemente el gobierno aplicará esta ley extra territorialmente, asumiendo que aquellos declarados culpables fuera del país serán arrestados apenas pongan un pie a dentro de Polonia.

Una ley antidemocratica aprobada democraticamente.

Esto podría inhibir la libertad de expresión así como la investigación académica e histórica.

Esto no representa solamente un ataque directo a la libertad de expresión, también es una victoria para el gobierno autocrático y un intento de re escribir una historia que vaya acorde con su narrativa política.

En la República Checa, el veterano político Milo Zeman, quien ha buscado relaciones más cercanas con Rusia y China, acaba de ganar las elecciones para ser presidente del país por un segundo término. Los frenos y contrapesos que tiene la democracia no van bien con el Sr. Zeman y sus seguidores. Un sistema autocrático al estilo chino o ruso estaría más acorde con su sentido de poder en nombre del nacionalismo.

En Hungría, la administración de Orban ataca a las instituciones democráticas del país- desde las universidades hasta los medios. Un retroceso al nacionalismo del siglo XIX, que trajo tanta muerte y destrucción al siglo XX. Los ataques de su gobierno a las ONG’s ha dejado en claro los límites de la libertad académica y, de hecho, política, en un país que apenas salió del un esquema institucional dominado por el control total soviética. Sus ataques contra la Universidad Central Europea, una entidad académica liberal con educación impartida en inglés, y que tiene nexos con el filántropo George Soros, han irritado al mundo académico, resultando en un fuerte criticismo.

Y estas son antiguas colonias soviéticas. ¿Qué tan rápido se olvida el precio de la libertad? o ¿prefieren las personas la ilusión de sentirse “a salvo” en vez de la verdadera libertad?

¿Qué tan rápido caen las personas en la trampa de ceder el control de sus vidas y de sus futuros a los demagogos, y de atacar a las mismas instituciones que garantizan su libertad?

En los Estados Unidos hemos visto como Donald Trump ataca a las principales instituciones democráticas del país - los medios “falsos”, el poder judicial independiente, el FBI, la CIA, entre otras.

Así mismo, no ha cesado de atacar a los musulmanes, mexicanos, latinos, y a cualquiera que no se asemeje al estereotipo de estadunidenses “de verdad”. Ha soltado a los demonios que guardaban dentro muchos ciudadanos, y legitimó el odio y la violencia como herramientas aceptables con las cuales las personas pueden expresar sus creencias.

Todo esto sucede en un país con medios que son libres.

Durante su discurso sobre el estado de la unión, el 30 de enero, Trump señaló que “hoy, pido al congreso empoderar a todas las secretarías para que tengan la autoridad de recompensar a los trabajadores buenos - y remover a los empleados federales que minen la confianza pública o que fallen a la gente estadunidense”. Hizo un llamado para lograr que la administración pueda determinar quien es “leal” y quien es “desleal”, pero, ¿“leal” a quién? ¿A Trump? Esta es la forma en que los líderes autocráticos atacan y destruyen ls cimientos mismos de la democracia”.

Divide y vencerás. Identifica a tus “enemigos” dentro de la administración, y pon en duda su profesionalismo y dedicación. Crea enemigos en donde no los hay.

La legitimación de la frustración y el odio interno ha sido su principal herramienta. Dividir la sociedad en un “nosotros y ellos”, crearse enemigos que puedan ser oprimidos y odiados, y crear un coco que justifique un falso sentido de superioridad, son sus monedas de cambio políticas.

Su base política es una porción alienada y frustrada del electorado.

Lograr que estos votantes “sientan” el odio y la división, y justificar estos sentimientos, ha llevado a él y a otros al poder.

Vladimir Putin también ha logrado seducir a muchos rusos a través de imágenes de una resurrección de las pasadas glorias nacionales, mientras endurece el dialogo democrático con la oposición política y los medios.

Y no todo sucede en la derecha del espectro político.

En Venezuela, Nicolás Maduro ha destruido las instituciones democráticas del país, en nombre de una revolución que ha dejado a la antes nación más rica de la región sumida en una crisis social y económica.

Socialmente, el mandatario ha jugado con las divisiones existentes entre las clases economicas y sociales para crear un conflicto interno muy parecido al de los años sesenta.

Económicamente, el país está en quiebra, su capacidad productiva destruida, y hay una escasez increíble de productos básicos, comida y medicinas.

Políticamente, Maduro ha destruido el orden constitucional, eliminando a los partidos de oposición, usurpando el poder de las autoridades en el congreso legalmente electas, reemplazado jueces con aliados y cerrando cualquier medio que se atreviese a ser libre.

Hacia la derecha o izquierda, dirigirse a los extremos siempre es costoso para la sociedad, y crea vacíos de poder que llenan los líderes autocráticos y los intereses establecidos que ganan apoyándolos.

Atacar o debilitar los frenos y contrapesos que requiere una democracia saludable permite a los líderes autocráticos, y a sus seguidores, usurpar más y más poder en nombre del pueblo.

El ganadores premio Pulitzer E.O. Wilson ha afirmado que actualmente “nos estamos ahogando en información mientras carecemos de sabiduría”.

Esta es la razón por la cual es esencial tener medios que sean libres y responsables, que nos eviten caer en un mundo surreal en el cual arriba sea abajo, derecha sea izquierda, y cualquier cosa pueda suceder. Esta es la razón por la cual a los estudiantes de todos los niveles se les debería enseñar los elementos básicos del pensamiento y el análisis critico. Esta es la razón por la que todos debemos presionar a los demagogos y obligarlos a tener estándares más altos, en vez de permitirles resultar victoriosos a través de nuestro silencio e indiferencia.

Pero también debemos aumentar nuestros propios estándares. Debemos consultar muchas fuentes de noticias antes de plantear conclusiones a diversos hechos. Debemos evitar basar nuestras ideas en lo que vemos en redes sociales.”Confía pero verifica” es un refrán que me viene en mente, y es de gran relevancia cuando se busca la verdad, especialmente en nuestros tiempos, en los cuales la línea entre reportaje y opinión cada vez son más borrosas.

Al final, todos somos responsables por el tipo de sociedad en la que vivimos.

Siempre deberíamos asumir la responsabilidad que conlleva la libertad con seriedad, para que no la perdamos por nuestra negligencia o indiferencia.


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