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Betina González Toraya
Foto: Cortesía de Pía Gómez
La Jornada Maya

Martes 6 de agosto, 2019

Pocas personas dejan huella en la historia, pero aún menos la dejan en el corazón. Es el caso de Consuelo Zavala, quien entregó su vida a la enseñanza y, convirtiéndose en un ícono para la mujer yucateca, escribió con excelente ortografía su página en la historia de Yucatán.

María de la Consolación Zavala Castillo nació el 14 de diciembre de 1874, año en que se dio rango constitucional a las leyes de Reforma en nuestro país. Estaba escrito que su misión vital sería “reformar”, tarea difícil, mas no imposible para una mujer adelantada a su época y de notable inteligencia.

Consuelo fue la sexta hija de María Adelaida Castillo Cámara y Francisco de Zavala. De su padre heredó el amor por las artes y la literatura, en especial la española. En 1877, don Francisco adquirió de Antonino Bolio el Teatro Bolio, al cual cambió el nombre por el de “Peón Contreras”, en honor al célebre médico y dramaturgo yucateco.

Consuelo fue alumna del Instituto Literario de Niñas del estado, del que se graduó con excelentes calificaciones. Obtuvo el título de profesora de educación primaria elemental y secundaria, y en 1894, recomendada por su mentora Rita Cetina Gutiérrez, la sustituyó para impartir cátedra en las materias de etimologías, gramática, redacción, cosmografía e historia. Su carrera como docente comenzaba a despegar.

Consuelo fue pionera de la educación moderna, laica y científica en la entidad. Además de instaurar el modelo de escuela mixta, la hizo particular. En 1905 fundó la Escuela Elemental y Profesional —nunca llevó su nombre hasta su fallecimiento en 1956– en un pequeño local de la calle 55 por 64 y 66. En un principio contó con jardín de niños y los tres primeros años de primaria. Poco a poco fue abriendo los siguientes grados, hasta el sexto de primaria. Más adelante incorporó la educación secundaria, cambiando el nombre de su escuela a Colegio Privado de Enseñanza Primaria y Secundaria. En 1908 se incorporó a la Escuela Normal de Señoritas del Estado, impartiendo clases de pintura, literatura, música, cocina, repostería, tejido, bordado e idiomas.

[i]Consuelito[/i], como le llamaban sus alumnos, implementó en los primeros años el método frobeliano, creado por el pedagogo alemán Friedrich Wilhelm Fröebel, quien acuñó el término “kindergarten”. Dicho método considera de suma importancia la creación de un vínculo afectuoso entre maestro y alumno, la relación del niño con la naturaleza y el aprendizaje lúdico.

Consuelo y Fröebel tuvieron algo en común: ambos dedicaron sus vidas a la enseñanza, profiriendo gran cariño a sus alumnos. Sin embargo, ninguno tuvo hijos.

Consuelo enalteció la carrera magisterial, su escuela contaba con excelentes y muy bien remunerados maestros, cuyo proceso de contratación llevaba a cabo a través de una concienzuda selección. Al término de cada entrevista, el maestro aspirante pasaba al aula para probar sus dotes como orador. Siendo ella misma una oradora nata, fungía como la mejor de las jueces.

En palabras de su alumna Leonor Iturralde Heredia, hija de Rosa María Heredia, colaboradora y gran amiga suya, “[i]Consuelito[/i] siempre tuvo el afán de transmitir sabiduría, había un pequeño grupo formado por algunas alumnas que íbamos a su casa, nos ponía transparencias de los lugares más emblemáticos de Europa y nos enseñaba latín y griego. A su muerte fue velada en la escuela en presencia de todas sus alumnas y yo tuve el privilegio de cargar su ataúd. A pesar de su ateísmo, fue mucho mejor persona que cualquier católico y toda la vida instó a sus alumnas a defender sus derechos. Nuestra maestra fue un pilar y una institución en Yucatán”.

[i]Consuelito[/i] transmitió a sus pupilos la compasión hacia los más necesitados a través de La Caridad Escolar, una sociedad que creó en 1910, dedicada al acopio de ropa, medicinas y útiles escolares, entre otros bienes. La operación y manejo de esta sociedad estaba a cargo de voluntarios y alumnos de la escuela.

Además de recibir en la escuela a alumnos de escasos recursos, a quienes no cobraba colegiaturas, Consuelo asiduamente daba apoyo económico a personas que acudían en busca de su ayuda; Rosario Ancona, sobrina de Delfina Ancona, su socia, le aconsejaba: “Consuelo no te dejes de estas personas, te están tomando el pelo”, a lo que ella contestaba: “Chachá, los seguiré ayudando en cuanto pueda, pues sólo la pena de tener que estirar la mano para pedir caridad me provoca compasión; si me toman el pelo será a cuenta de ellos, pero yo no tendré ninguna cuenta pendiente”.

[b]Comisión a Europa y la Liga de Acción Social[/b]

En marzo de 1912 Consuelo se embarcó hacia Europa como comisionada especial para visitar las escuelas y centros de educación de las naciones europeas, por el gobierno del presidente Francisco I. Madero, para el estudio de métodos de instrucción primaria y normal. Permaneció cinco meses en el Viejo Continente, principalmente en Francia. Durante su estancia le fue asignada la cantidad de 200 pesos mensuales, que le serían entregados en París por conducto de la Agencia Financiera de México en Londres. Hasta hoy yacen en los archivos de su escuela los documentos firmados por Nicolás Cámara Vales, gobernador de Yucatán, y Alberto J. Pani, subsecretario federal de Gobierno, que constatan su nombramiento.

Ese mismo año, la Liga de Acción Social, fundada por su cuñado, el abogado Gonzalo Cámara Zavala, inició un programa de adiestramiento a maestros rurales, quienes estarían a cargo de la enseñanza en 17 haciendas. Desde el inicio se señaló a la profesora Zavala como la persona idónea para realizar esta tarea. A su regreso, ella aceptó con gusto la propuesta. El programa dio inicio ese mismo año, y su gran éxito se debió a la consigna transmitida a sus discípulos: “el respeto al alumno”, quien como ella decía, “eleva su potencial en un ambiente de enseñanza amable y cariñoso”.

[b]Primer Congreso Feminista[/b]

El general Salvador Alvarado gobernó Yucatán por dos años, durante los cuales se dictaminó el cierre de muchas escuelas particulares, exceptuando el Colegio Privado de Enseñanza Primaria y Secundaria; de modo que, al recibir [i]Consuelito[/i] la invitación para presidir el comité organizador del Primer Congreso Feminista en Yucatán —promovido y financiado por Alvarado— además de sentirse halagada, consideró prudente aceptarla.

El Congreso se llevó a cabo en el teatro Peón Contreras del 13 al 16 de enero de 1916. Consuelo realizó un buen trabajo como presidente y presentó una ponencia. Contrariamente a lo que se piensa, nunca abanderó ninguna causa feminista y mantuvo siempre una postura moderada respecto de este movimiento. Estaba convencida que, como mujer, para lograr cambios en una sociedad era indispensable una excelente preparación académica, así como una gran calidad moral y humana.

En 1948, al cumplir 50 años como maestra, Consuelo recibió la medalla Ignacio Manuel Altamirano en el Palacio de Bellas Artes, de manos del presidente Miguel Alemán Valdés. A su regreso a Mérida la esperaba un homenaje en el Teatro Peón Contreras, al que asistieron todas sus alumnas. Beatriz Cisneros de la Cabada, alumna suya desde kinder hasta secundaria, me platicó: “Todas mis compañeras de secundaria y yo hicimos una valla para recibir a [i]Consuelito[/i] a su llegada al teatro. Estábamos muy emocionadas por su reconocimiento. Fue una mujer liberal, maestra ejemplar y, aunque librepensadora, siempre fue muy respetuosa de nuestras creencias.

Ese mismo día se llevó a cabo una misa en la catedral de Mérida, oficiada por el arzobispo Fernando Ruiz Solórzano, a la que no asistió la homenajeada. Los comentarios al respecto no tardaron en llegar a oídos de don Fernando, quien manifestó que el motivo de la celebración era suficiente para oficiar la misa con gran orgullo y satisfacción por el logro de la profesora, estuviera o no presente.

El 28 de mayo de 2002, el Patronato Pro Historia Peninsular develó la placa conmemorativa en el que fuera su domicilio, en la calle 60 por 65. Al día de hoy, el legado de Consuelo continúa a través de seis escuelas que llevan su nombre en Yucatán. La maestra abandonó este mundo el 22 de junio de 1965, a los 82 años.

El 8 de marzo del presente año se otorgó por primera vez la medalla “Consuelo Zavala Castillo”, la cual será otorgada anualmente como reconocimiento al trabajo de la mujer yucateca en el ámbito de las ciencias, artes, labor social y derechos de la mujer. La galardonada fue Celsa Iuit Moo, artesana desde hace 68 años.

Muchas fueron las lágrimas derramadas el día de su muerte, pero aún más las risas que se escucharon por los pasillos y corredores de la emblemática escuela que fundó con amor. Entre Lágrimas y Risas, el afamado libro de Lin Yutang, descansó en su regazo henchido de gozo por haberla acompañado en sus últimos momentos.

*Abogada y amante de la historia.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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