de

del

Enrique Martín Briceño*
Foto: Archivo de Teatro Hacia el Margen, A.C.
La Jornada Maya

Martes 2 de abril, 2019

Desde que decidió exiliarse en Mérida, en 2004, el dramaturgo, director y actor José Ramón Enríquez —Medalla Bellas Artes 2016— ha estimulado apreciablemente la escena local y su magisterio ha beneficiado a muchos jóvenes y no tan jóvenes teatreros yucatecos. Aquí, en su casa de la calle 58, Enríquez ha escrito las obras que se recogen en [i]Teatro histórico cargado de fantasmas[/i] (2018) pero también una decena más, entre ellas su trilogía dedicada a los jesuitas, [i]Guerrero en mi estudio[/i] y las que están reunidas en el volumen [i]Tres obras para la ESAY[/i]. Aquí se han estrenado o reestrenado más de diez de sus piezas o adaptaciones. Aquí José Ramón ha sido profesor, ha integrado el grupo Teatro hacia el Margen, ha dirigido, ha actuado y, en fin, ha ejercido una muy benéfica influencia en el medio cultural con sus consejos, sus artículos y su generosidad proverbial.

Su libro [i]Teatro histórico[/i] cargado de fantasmas reúne seis piezas escritas entre 2005 y 2017: [i]Por mi duro corazón[/i], [i]Fuga hacia el norte[/i], [i]La tarantela[/i], [i]Gente de razón[/i], [i]El anarquista[/i] y [i]El mito de Sísifo[/i]. Las seis tienen en común la inclusión de personajes o la alusión a sucesos históricos; pero —como insiste el autor—, no se trata de “teatro histórico”, es decir, de reconstrucciones escénicas de acontecimientos del pasado, sino de piezas en que los personajes históricos (o más o menos históricos) conviven con personajes ficticios en situaciones ficticias que, sin embargo, parten de referentes históricos.

En [i]El anarquista[/i], por ejemplo, se representa la ficticia historia de un lagartijo porfiriano que anima a una familia anarquista a acompañarlo en la aventura de poner una bomba. El único personaje histórico es el general Miguel Negrete —héroe de la Batalla del 5 de mayo—, pero el autor parte de referentes históricos para la creación de los demás personajes y situaciones —el anarquista Plotino Constantino Rhodakanaty y su actuación en México; Mallarmé, sus martes y el terrorista Ravachol—. Y, como en muchas otras de sus piezas, hace referencias artísticas —Hildegarde von Bingen, Dostoievski, Tolstoi…— e históricas, del pasado y el futuro, en este caso por medio del joven epiléptico que lleva el nombre de Rhodakanaty.

[i]Soñar la historia[/i] es lo que hace José Ramón. En sus palabras, “Mi manera de afrontar la historia, como en el mito de Platón, es verla en las sombras del fondo de la caverna […] Por eso de alguna manera llamo a mi teatro “poblado de fantasmas”, porque hay una serie de sombras que sé qué son, pero no acabo de ver exactamente cómo son. Esas sombras son el resultado de meterme yo a la historia, como puede ocurrir en el sueño.”

Y ese sueño produce a veces esperpentos a lo Valle-Inclán en los que vemos volar a Juan N. Almonte para aterrizar en el castillo donde está recluido Luis Víctor de Habsburgo; vemos al agente Sísifo de la Dirección Federal de Seguridad resucitar para ejecutar a los comunistas Hugo, Paco, Luis, Mimí y Clarabella, o a Tenamaztle, el caudillo que venció a Pedro de Alvarado, reclamarle al autor de la pieza que no le haya inventado descendientes que puedan aspirar a ser candidatos del Partido del Derecho Divino…

José Ramón no niega nunca la cruz de su parroquia valle-inclaniana. Antes bien, la hace explícita. En [i]Gente de razón[/i], el Reportero hace ver a Fray Felipe Xiu que en tiempos coloniales “estaba prohibido que los indígenas fueran sacerdotes y precisamente los dominicos ni siquiera los dejaban entrar como legos en su orden”, a lo que aquel responde: “Son licencias que se toma el autor de esta obra para jugar al dominó con nuestras fichas”. Y el Reportero: “[…] Así reunió Valle-Inclán al Arlequín con su Marquesa Rosalinda”. Y así, en [i]La tarantela[/i], Enríquez junta a la misma Marquesa Rosalinda y a Arlequín con Juan N. Almonte, Luis Víctor de Habsburgo, Sissi (la emperatriz) y los hace cantar y bailar (entre otras bonitas piezas el vals [i]Tiempo de vals[/i] de Chayanne).

Por supuesto, al meterse el autor en su sueño, su historia personal aparece aquí y allá más o menos claramente: su militancia comunista y la etapa de la Guerra Sucia (en [i]Por mi duro corazón[/i] y [i]El mito de Sísifo[/i]), su estirpe republicana (en su cáustica visión de la realeza en [i]La tarantela[/i] y [i]Gente de razón[/i]), sus orígenes españoles (en la cuestión de la identidad manifiesta en [i]Fuga hacia el norte[/i], [i]La tarantela[/i] y [i]Gente de razón[/i]), su religiosidad y su crítica de la Iglesia (en [i]Gente de razón[/i], en especial), su clara apuesta por un mundo mejor (en [i]Fuga hacia el norte[/i], [i]El anarquista[/i]…).

Y si en [i]Gente de razón[/i] y [i]El anarquista[/i] algunos personajes interpelan al dramaturgo, es en la segunda pieza donde puede identificarse al alter ego de José Ramón Enríquez en el joven Plotino Constantino. Como este, el autor podría decir: “Hay que empezar, así, por el principio. / Que ignoro cuál es cuál, porque el pretérito / lo mismo que el presente y el futuro / se me hacen los tres bolas…”. José Ramón es ese niño “que crecerá en la próxima centuria / para hacer un monólogo en la calle, / la de Sabino, la Cincuentaiocho / o cualquiera otra más, / aunque siempre en escena.”

También salen a relucir, en el sueño que sueña el dramaturgo, citas, referencias, alusiones literarias, artísticas, filosóficas… que dan gran intertextualidad a las piezas. Esta riqueza demanda del espectador una cultura humanística más que mediana. Por ello, el propio autor afirma: “Creo que es una obra que se tendría que ver varias veces, incluso por mí mismo”. Y por eso mismo, para el caso del teatro de Enríquez, su lectura es altamente recomendable. Además, leídas, las obras se saborean mejor, pues uno puede detenerse en ciertas imágenes, y en [i]El anarquista[/i] y [i]El mito de Sísifo[/i], escritas en verso blanco, puede disfrutar la musicalidad de los versos.

Así pues, en forma más o menos delirante (los extremos serían [i]Por mi duro corazón[/i] y [i]La tarantela[/i]), José Ramón Enríquez pone delante de los fantasmas que mira en el fondo de la caverna platónica el espejo cóncavo de Valle-Inclán. La imagen que ese espejo nos devuelve, como pretendía su tocayo, dice mucho más de nuestra realidad que cualquier relato histórico. Preocupados por el presente, solemos desatender al pasado o verlo como algo inerte. Las piezas de Enríquez nos lo ponen delante y muestran la vigencia de asuntos como la violencia, la búsqueda de una sociedad más justa, las vergonzosas herencias de la conquista, el poder y sus veleidades… En un país cuya historia ha sido comparada con una tragicomedia, este Teatro histórico… es necesario precisamente porque pone frente a nosotros —hace presente— ese pasado al que muchos preferirían dar la espalda.

Palabras leídas en la presentación de Teatro histórico cargado de fantasmas: seis obras (Paso de Gato, 2018) de José Ramón Enríquez, efectuada en la FILEY el 16 de marzo pasado.

*Investigador de la Escuela Superior de Artes de Yucatán

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Intentan policías manifestantes de Campeche acercarse a AMLO durante visita al estado

No se les permitió el acceso a la terminal del Tren Maya en la capital campechana

Jairo Magaña

Intentan policías manifestantes de Campeche acercarse a AMLO durante visita al estado

Da IMSS más de 800 servicios médicos durante jornada de salud de tres días en Campeche

Durante ese tiempo se hicieron 127 chequeos PrevenIMSS, señala el instituto

La Jornada Maya

Da IMSS más de 800 servicios médicos durante jornada de salud de tres días en Campeche

Asesinan a periodista Roberto Figueroa en Morelos

En su programa, el reportero denunciaba a la clase política morelense y cubría nota roja

La Jornada

Asesinan a periodista Roberto Figueroa en Morelos

En el inicio de su retiro, ‘La Barby’ Juárez vence a Matshidiso Mokebisi

Considerada una de las pioneras del boxeo femenil en México, a sus 44 años disputó el Campeonato Mundial Plata del CMB ante la sudafricana

La Jornada

En el inicio de su retiro, ‘La Barby’ Juárez vence a Matshidiso Mokebisi