de

del

Fabrizio León Diez
Foto: Enrique Osorno
La Jornada Maya

Lunes 25 de marzo, 2019

Hace cuatro años, en este foro de la Feria Internacional de la Lectura Yucatán, subimos a la web el sitio de [a=https://www.lajornadamaya.mx]www.lajornadamaya.mx[/a]. Cuatro meses después ya éramos un periódico diario de lunes a viernes y hoy trabajamos para cubrir los sábados y domingos, en nuestra versión impresa.

La vida digital del periódico ha dado origen a varias tribus. Nuestras salas de redacción son poblaciones sin planeación familiar. Las hijas y sus hombres son líderes. Los hermanos analizan. Los sobrinos trabajan en casa, las nietas andan en la calle reporteando y los amigos llegaron para quedarse al igual que los cuñados, ilustran, fotografían, hacen video, redactan, envían. Todos [i]millenials[/i], inyectan una pasión y disciplina ejemplar.

Los padres explicamos con viejos métodos el oficio de la prensa, las distinguidas tías y los abuelos corrigen las erratas, encantados de la vida y riendo de lo que será.

En esta casa se desayuna, come y cena periodismo, todos los días, a deshoras, y cada uno lava sus trastos.

El sitio web y las redes sociales de [i]La Jornada Maya[/i] y [i]K'iintsil[/i] nacieron y han crecido al ritmo de esta extraordinaria ciudad de Mérida, Yucatán, se ha hospedado también en el complejo y bello estado de Quintana Roo y tiene una casa en el clásico Campeche.

Con información de esta península ya tenemos a miles de seguidores en toda la república y en algunas ciudades del mundo, cuyo interés por la cultura maya va creciendo tanto como los problemas ambientales, territoriales y de salud.

Con los géneros periodísticos explicamos lo que pasa, sobre todo ahora que cambió el régimen político y las claves de su operación apenas se están creando.

Aquella película de Werner Herzog, [i]Fitzcarraldo[/i], es nuestra inspiración. Cruzar un barco por la selva. Así nos vemos, para eso estamos hechos, para informar con los idiomas que dan sustento a nuestra cultura, y base de la economía, en español, en maya y en inglés.

Las ciudades que vienen deben ser acompañadas de un periodismo eficaz, como el que estamos construyendo en este laboratorio y escuela de comunicación: su [i]Jornada Maya[/i].

Hacer periodismo es cada vez más fácil, hoy como nunca, hay libertad de expresión, pero crear un periódico ha sido una odisea.

En los sudores, insomnios, ansiedades, frustraciones, hambre, sed, engaños, traiciones, dolores, enfermedades, accidentes, mareos, desencantos y desvelos causados por el trabajo para informar sobre la dura realidad, también fluyen los gozos, risas, carcajadas, paisajes y sueños como en los ríos aguas o en el mar arena.

Nosotros nos revolcamos y mojamos, desde hace cuatro años, en el periodismo digital y nos cobijamos con un periódico todas las mañanas, luego de leerlo y olerlo, bebiendo el mejor café de la península o la [i]cheva[/i] del mediodía, cuando el sol se pone duro.

Decenas de miradas, miles de palabras e imágenes. Muchos errores, también buenos tinos.

Ya somos un centenar de trabajadores, otro más de colaboradores y nos acompañan miles de lectores. La historia de esta aventura tiene nombres y apellidos. En este escrito están todos incluidos sin excepción. Mujeres y hombres que invirtieron para construir una nave cuya misión es llegar a conocer la verdad, que nos hace más libres, haciendo periodismo en la web, pescando con las redes sociales, surfeando en las olas de las tendencias y estrellándonos con la competencia de los raitings, con la seguridad de que en la casa, cuando lleguemos, estará un periódico impreso, hasta ahora.

Quiero honrar a quienes me confiaron en representar el nombre de [i]La Jornada[/i] para crear [i]La Jornada Maya[/i]. A los inversionistas, al presidente del Consejo de Administración, a la consejera y a mi director financiero.

A quien ha hecho del desvelo el gozo de ver el amanecer informado y voltear al sol, como si nunca se hubiera ocultado. Fácil, no ha sido.

Deben sentirse orgullosos de haber creado un laboratorio de prensa, una escuela de comunicación y un modelo de empresa con una función social, sustentable.

Mi agradecimiento a todos y cada uno de los miembros de la redacción. A los fundadores, a los consejeros mayas. A todos los que aportaron dinero y el tiempo enorme para escucharnos.

A los médicos y doctoras que nos atendieron en las urgencias, a los abogados que enfrentaron las presiones, a todos y cada uno de los contadores, a la empresaria que nos hospeda, a las familias que nos invitan a comer los martes, a los amigos periodistas y dueños de otros medios que nos han auxiliado en momentos difíciles y nos han aconsejado y, por supuesto, a los lectores.

A quienes han sido los creadores de esta hermosa carpa de lectura, música, poesía, discusión y periodismo, son protagonistas de la historia, porque han seleccionado a la tripulación, reparado una y otra vez este barco y en las tormentas nunca han temido y al contrario han llevado a buen puerto este barco.

Me refiero a Sabina León e Israel Mijares, los ejes.

A ellos mi confianza y a todos ustedes un gran abrazo. Vamos por el quinto.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]


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