Margarita Robleda Moguel
Foto: Enrique Osorno
La Jornada Maya
Jueves 14 de febrero, 2019
En [i]El amor en los tiempos del cólera[/i], Gabriel García Márquez nos cuenta todo lo que tuvo que esperar Florentino Ariza para convencer a Fermina Daza de que navegar juntos por el río era lo mejor que les podría suceder. La esperanza nos mantiene en camino: “Esperare a que sientas nostalgia de mi…” nos canta Manzanero, “Tal vez tú nunca seas de mí, más yo mi amor, esperaré”.
¿Qué es el amor? Historias de amores y desamores pueblan las revistas, novelas, canciones, el cine, las pláticas… ¡los chismes! intentando explicarlo. [i]CNN[/i], con Christine Amanpour, nos presenta la serie [i]Sexo y amor en el mundo[/i], con distintos conceptos que hay sobre este sentimiento en Tokio, Delhi, Beirut, Berlín, Accra y Shanghái, lugares que primera vista nos resultan muy distintos, sin embargo, después de ver cada episodio podemos constatar que tienen mucho en común, y nosotros también.
¿Qué queremos? Amar y ser amados; ser apreciados, participar. Eso es todo. Lo que vemos a nuestro alrededor es su carencia. Y lo saben tan bien los mercadólogos que tomaron esa vieja historia del siglo III cuando el emperador de Roma, Claudio II, decidió prohibir la unión matrimonial de los jóvenes, que al ser solteros eran mejores soldados, pero un sacerdote llamado Valentín comenzó a celebrar matrimonios en secreto. Al enterarse el emperador, lo sentenció a muerte el 14 de febrero del año 270, alegando desobediencia y rebeldía. Desde entonces se celebra ese día a San Valentín. Y fue hasta el siglo XX cuando la mercadotecnia descubrió el filón comercial.
Según la Federación Nacional de Comercio de Estados Unidos, los estadounidenses gastan, sólo ese día en tarjetas y otros detalles, más de 18 mil 900 millones de dólares.
Si como dicen que, “el amor es la fuerza que mueve el mundo”, este 14 de febrero, y todos los demás días, alcanzarlo tendría que ser el objetivo de nuestro quehacer. Amor por nosotros mismos, la pareja, la familia, el Planeta, por la humanidad. En la Primera carta a los corintios, San Pablo afirma: “Aunque repartiera todos mis bienes para alimentar a los pobres y entregara mi cuerpo a las llamas, si no tengo amor, no me sirve para nada”.
Creo que el amor nos impulsa a ser mejores personas y a buscar el bien del ser amado; más allá de la primera química, éste se va dando poquito a poco y, alimentándolo se pone mucho mejor.
Cosa difícil esto de amar, muy difícil, pero es lo que vale la pena. Y si además nos llega la dopamina que produce ese: “tiene un no sé qué, no sé dónde, que me pone no sé cómo”, toca agradecer y disfrutar el regalo.
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