Retos de la Estrategia Nacional de Lectura

Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 30 de enero, 2019

Durante el fin de semana pasado, el gobierno federal presentó la Estrategia Nacional de Lectura, con la que pretende fortalecer los valores culturales y hasta morales de la población. Para conseguirlo, el Ejecutivo federal ha planteado hacerlo a través de tres ejes fundamentales: el formativo, el informativo y el sociocultural.

En esta presentación, se aclaró que el eje formativo será responsabilidad de la Secretaría de Educación Pública y la Red Nacional de Bibliotecas. En torno de este eje, se buscaría fomentar el hábito lector en la niñez y la adolescencia mexicanas; sin embargo, para lograrlo con eficacia y eficiencia, habrá que enfrentar una serie de retos que competen principalmente al área educativa.

Por una parte, es importante señalar que el nivel de lectura en México que reportan organismos internacionales es realmente vergonzoso, por ejemplo, la Unesco, basada en una encuesta en la que fueron considerados 108 países, que México ocupó el penúltimo lugar como país lector. De acuerdo con datos de la misma Organización de las Naciones Unidas, cada mexicano lee en promedio tres libros al año.

En otra encuesta realizada hace cinco años por el Senado de la República, es señalado que, en tanto el 41 por ciento de la población dedica su tiempo libre a ver televisión, menos del 12 por ciento de la gente se dedica a la lectura. En esta misma investigación, fue revelado que el 30 por ciento de jóvenes entre los 12 y 17 años dijo que no le gusta leer, mientras que el 60 por ciento señaló no tener tiempo de leer. También fue descubierto que la lectura de la población disminuyó del 55 por ciento en 2006 al 46 por ciento en 2007, es decir, menos de la mitad de la gente lee. Otro dato alarmante es que sólo el 2 por ciento de las personas tiene como hábito permanente la lectura.

[b]Labor colosal[/b]

Ante estas circunstancias, resultará colosal la labor que tendrán que enfrentar las secretarías de educación, federal y estatales, para realmente rescatar a la población del analfabetismo funcional en que se encuentra. Lograr los objetivos correspondientes al eje formativo de la Estrategia Nacional de Lectura permitiría sentar las bases para el desarrollo verdaderamente integral del individuo y la sociedad.

Para ello, habrá que considerar que no bastará con asegurar el aprendizaje de la lectura sino que también habrá que fomentar el placer de leer, lo que favorecería alcanzar el hábito lector. Sólo en este nivel de lectura, México alcanzaría el status de país lector. Entonces, será requerido capacitar a los docentes para esta empresa y, junto con ello, propiciar que los profesores busquen la manera personal de ser grandes lectores. Sólo un buen lector podrá impulsar a los demás hacia el placer de la lectura y el hábito lector.

En cuanto al eje sociocultural de la Estrategia Nacional de Lectura, éste buscará que haya libros interesantes y suficientes para la gente y que estén al alcance de todos y a precios accesibles; sin embargo, esta pretensión también enfrenta diversos retos. Por una parte, hay que considerar que solamente existe una biblioteca por cada 15 habitantes y una librería por cada 200 mil, según la Encuesta Nacional de Lectura 2012. Otro dato relevante asegura que el 40 por ciento de la población nunca ha entrado a una librería.

[b]Retos enormes y diversos[/b]

De acuerdo con los resultados del Módulo de Lectura, encuesta levantada por el INEGI en 2016, el promedio de libros leídos en el país por los adultos mayores de 18 años fue de 3.8 ejemplares. A pesar de que los datos del INEGI difieren de los datos recabados por la Encuesta Nacional de Lectura y Escritura, realizada por el Consejo Nacional de la Cultura y las Artes (Conaculta) en 2015, el cual reportó que los mexicanos leen 5.3 libros al año, habrá que considerar que la población que el Conaculta tomó en cuenta incluyó la población de 12 años en adelante.

Como es notorio, los retos que asumirá la Estrategia Nacional de Lectura son enormes y diversos. El principal de ellos estará en la base de la lectura, que es la formación de lectores. Ahí está el aspecto medular de la estrategia: promover la lectura y todas sus implicaciones en las escuelas, comenzando con el personal docente. La capacitación y los apoyos técnicos que ofrezcan las instituciones de la gestión educativa en el país y el estado serán estratégicos para emprender el programa que el país está por iniciar.

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