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Hugo Martoccia
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Lunes 14 de enero, 2019

En las últimas horas, las autoridades partidarias de Morena analizan seriamente la opción de enfrentar la elección en Quintana Roo sin alianzas de ningún tipo. Así de categórica es la posición de toda una ala política del partido, que quiere desligarse de sus aliados.

La posición de esos “duros” tiene dos razones de peso. Una de esas razones alude al día de la elección. En el partido consideran que ni el PVEM ni el PT le dan rentabilidad electoral; el primero, además, sería un lastre difícil de explicar al morenismo, que votó por una nueva forma de hacer política.

La otra razón tiene que ver con el fundado temor que hay en Morena de que una vez ganada la elección sus aliados se den vuelta y terminen trabajando para el gobernador Carlos Joaquín.

Creen que varios de los integrantes de esos partidos le darían al mandatario la mayoría parlamentaria que le garantice gobernabilidad y control en la segunda parte de su sexenio. Morena ya vivió algunos episodios de traiciones de ese tipo en estados como Nuevo León, Jalisco y Morelos.

Con esos datos, la alianza parecería una posibilidad sepultada. El problema es que el estado queda en medio de un contexto nacional en el cual el Verde y el PT son muy importantes para consolidar las mayorías legislativas necesarias para aprobar las reformas constitucionales que quiere López Obrador.

Ante ese escenario nacional, entregar algunos espacios en Quintana Roo no parece una gran carga, cuando a cambio van a recibir los servicios que pueden prestar esos partidos en causas más grandes.

[b]LA ALIANZA SIN FORMA NI FONDO [/b]

El estado de Quintana Roo, para Morena, debe sortear una paradoja: como se la considera una elección ganada, no está en la lista de prioridades de la dirigencia nacional. Una muestra contundente es que desde hace meses no existe una dirigencia formal en el partido.

Los morenistas locales no se quejan de una alianza con el PT, una vieja e innecesaria costumbre. Pero otra cosa es tener que salir a pedir el voto de la mano de un verde ecologista. Para colmo, las apetencias del Verde son importantes; quieren tres de los 15 distritos del estado, dos de ellos en Cancún. Un cobro demasiado caro en todos lo sentidos. La diputada federal Mildred Avila lo dijo esta semana con frases cargadas de corrección política, pero de entendimiento bastante claro: la alianza con el Verde tendrá un costo político.

Entre las discusiones internas en el partido hay un dato relevante: los que andan en la calle entienden que sería impresentable a los votantes. Algo de eso dijo la alcaldesa de Cancún, Mara Lezama, que oyó estos días quejas diversas al respecto. En las oficinas, sin embargo, las cosas se ven de otro modo.

Este último caso parece ser el del diputado federal Luis Alegre. Días atrás, el legislador sorprendió a propios y extraños con una lista de posibles candidatos a diputados, que incluía una variopinta mezcla de verde ecologistas y priístas. Su estrategia electoral era tan amplia que incluía algún tipo de acuerdo electoral con Chanito Toledo, líder estatal del Movimiento Ciudadano. Alguien que escuchó los argumentos del legislador, dijo que la alianza que propone es tan ambigua, que ya no se puede distinguir a dónde está Morena en ese escenario.

[b]LAS TRAICIONES [/b]

La posible alianza, como se dijo, incluye también otro escenario. Pudiera ser que Morena gane la elección de junio, pero que luego no pueda conformar una mayoría en el Congreso. Los que analizan ese escenario en Morena miran un nombre propio para poner de ejemplo. Jesús Chucho Duarte, ex delegado de Sintra en Solidaridad en el Gobierno de Carlos Joaquín, está en una franca campaña por ser candidato en un distrito de Cancún.

Duarte está apadrinado por otro Chucho: el diputado federal de Morena, Jesús Pool Moo. El aspirante ha hecho una serie de eventos por Navidad y Reyes en diversas colonias de Cancún, de una magnitud tal que autoriza a pensar que tiene algún apoyo importante detrás.

Un integrante importante de Morena llevó a Ciudad de México la historia política de Duarte para explicar a la dirigencia que la telaraña de nexos políticos que lo rodean termina indefectiblemente en Carlos Joaquín. Concluye con una pregunta simple: ¿quién garantiza que Duarte gane la elección y apenas asuma en el Congreso renuncie a Morena y se una a Carlos Joaquín, como hizo en su momento otro de los hijos descarriados del gobernador, Juan Carlos Pereyra?

A la hora de analizar todo ese contexto, en el partido se preguntan cuánto tardarían los diputados del PVEM en asegurar la mayoría parlamentaria para el gobernador, aún si ganarán sus curules en una alianza con Morena. La respuesta es simple: serían apenas los días necesarios para que ambas partes lleguen a un buen acuerdo.

[b]¿TODOS SOLOS?[/b]

La disyuntiva de Morena y sus posibles alianzas la sufren todos los partidos. Por estas horas, en el PAN analizan la conveniencia de mantener o no su coalición con el PRD. Ambos partidos de gobierno han tomado caminos distintos. El PRD ha sido muy crítico del gobernador en las últimas fechas, y el PAN se ha consolidado como el principal apoyo y aliado de Carlos Joaquín.

En el panismo dicen que el PRD ha perdido toda la rentabilidad electoral. Parece inevitable que Morena y sus causas terminen absorbiendo lo que queda del Sol Azteca, cuyo destino electoral podría tener como único objetivo conservar el registro. La otra alianza posible del PAN sería con el MC. Nacionalmente, aparece con un partido emergente, que quiere ser la oposición más sólida a López Obrador, y eso atrae al panismo, que está en esa misma ruta.

Localmente, Chanito Toledo tiene sometido al partido a su estilo político: declara algunas cosas interesantes, pero su búsqueda de acuerdos es tan amplia y dispar, que a veces no queda muy en claro a dónde quiere estar parado políticamente.

En el caso del PRI, parece que su opción natural es ir sólo donde aún subsiste, Isla Mujeres y Cozumel, pero dentro de una alianza de facto (el acuerdo Todos contra Morena) que lo pone bajo la órbita del joaquinismo. En Cancún y Othón P. Blanco intentarán ver si queda algo de la pasada gloria tricolor, y rescatar algún distrito. Pero parece tarea casi imposible.

Los demás partidos, si se le da el registro como partido estatal, no pueden ir aliados, por lo que sólo formarán parte de Todos contra Morena, y a la vez lucharán por conservar sus registros. Este martes 15, los partidos que así lo decidan deben presentar su Convenio de Coalición, en donde ya deben quedar establecidos los espacios que le corresponderán a cada uno. Hasta ese momento, serán 48 horas de negociaciones frenéticas, que seguramente dejarán mucho más claro el panorama político y electoral de este 2019.

Lo que no cambiará con ningún papel, será la necesidad y el acuerdo, entre casi todos los partidos, de evitar que Morena se convierta en mayoría en la próxima Legislatura. Hasta viejos e irreconciliables enemigos políticos han tendido puentes en las últimas horas, para intentar evitar ese infierno tan temido.

[i]Cancún, Quintana Roo[/i]
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