Sudáfrica: caja de sorpresas

Texto y foto: Margarita Robleda Moguel
La Jornada Maya

Jueves 26 de octubre, 2017

Nuestro tiempo en Sudáfrica se acaba y mis preguntas aumentan. Por lo pronto, les comento que la moneda es el rand y que está más o menos a la par que el dólar. Ciudad del Cabo es una ciudad cosmopolita con fuerte influencia inglesa. Juegan rugby, toman té, manejan a la derecha... aunque también les encanta el fútbol soccer. A uno de los compañeros le tocó un agente de migración que le preguntó por el Chicharito.

Este mundo que parece tan grandote...¡resulta tan pequeño!

Siendo un país tan joven, llama la atención la cantidad de Premios Nobeles que ha alcanzado. Dos de literatura: Nadine Gordimer en 1991 y en el 2003, J.M. Coetzee. Son varios los premios de medicina y cuatro los Nobeles de la Paz: Albert Lutuli fue galardonado en 1960 por su trabajo como presidente del Congreso Nacional Africano (ANC) en la lucha contra el Apartheid. En 1984 lo recibió el obispo Desmond Tutu, un clérigo y pacifista sudafricano que adquirió fama internacional durante la década de 1980 a causa de su lucha contra la segregación racial. Tutu fue el primer sudafricano negro en ser elegido y ordenado como Arzobispo Anglicano de Ciudad del Cabo. Y en 1993, el premio fue otorgado a Nelson Mandela y a Frederik de Klerk.

Si bien Nelson Mandela, de la familia real Thembu de la tribu Xhosa (1918-2013), es el más conocido mundialmente por haber luchado contra el Apartheid y, después de 27 años en la cárcel, haber llegado a ser el primer presidente negro de Sudáfrica, Frederik de Klerk, presidente del país cuando Mandela se encontraba recluido purgando una sentencia perpetua, tuvo la visión de comprender que su antecesor, Pieter W. Botha, al que llamaban “El gran cocodrilo”, había ido demasiado lejos en su lucha por mantener la supremacía blanca y el país, con un 15 por ciento de población blanca y el 85 por ciento de negros y un gran rechazo internacional por sus medidas racistas, corría el peligro de entrar en una guerra civil. Frederik de Klerk comenzó a visitar a Mandela en la cárcel para darse cuenta de que tenían más coincidencias que discrepancias, que ambos buscaban el beneficio común, por lo que Nelson Mandela fue liberado en 1990 y juntos diseñaron cómo sería el nuevo gobierno y las leyes que regiría Sudáfrica. El 10 de mayo de 1994 se consolidó la lucha de tantos durante tantísimos años: Nelson Mandela llegó a la presidencia de Sudáfrica con Frederik de Klerk en la vicepresidencia, para sanar las heridas y construir los puentes entre los distintos grupos.

Sí, Sudáfrica es una caja de sorpresas. Fue en Ciudad del Cabo cuando en 1967 Christiaan Barnard asombró al mundo con el primer trasplante de corazón. En Stellenbosch encontré un restaurante mexicano que sólo tenía muchas banderitas de colores, nachos, enchiladas, margaritas de tequila y ningún mexicano. Los cocineros eran zulús, ni siquiera los dueños eran paisanos. Quizá vinieron a México, les gustó la propuesta culinaria y copiaron el estereotipo, sin darse cuenta que México tiene un menú mucho más sabroso.

En Ciudad del Cabo hay una montaña llamada Table Mountain que es una de las siete maravillas naturales y ofrece la posibilidad de subir en teleférico. Cerca del Cabo de la Buena esperanza, visitamos una playa habitada por pingüinos en la que nuestro guía nos contó una historia vestida de leyenda:

“No se sabe bien a bien si fue hace 100 o 150 años, cuando los pingüinos de esta zona tuvieron una asamblea para analizar lo que su tradición les estaba ocasionando. Resulta que cada año, la colonia emigraba hasta la Argentina y dicho traslado de 6000 km les tomaba más de un mes. La estancia en la Argentina era de dos meses y el retorno, enfrentando la infinidad de peligros que representaba nadar en mar abierto los mismos 6000 km de vuelta, diezmaba a la población. Los pingüinos llegaron a la conclusión de que el esfuerzo de nadar 12 mil km para estar dos meses no tenía mucho sentido, por lo que decidieron quedarse en la playa de Sudáfrica y dar por concluida con una tradición que no era en su beneficio”.

Verdad o mentira, la historia me encantó, sobre todo la invitación a replantearme todo.

Sí, los viajes ilustran y el encuentro con la naturaleza y sus habitantes es una fuente fresca, sabrosa y abundante. Por lo pronto, yo que no esperaba nada de la visita a este hermoso país me quedo con las ganas de volver para responderme muchas más preguntas.

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