Felipe Escalante Tió
Foto: Israel Mijares
La Jornada Maya
Viernes 20 de octubre, 2017
Los azúcares son de los principales combustibles de los organismos vivos, aunque los hay con un valor nutricional casi nulo.
Prácticamente todas las culturas han desarrollado algún dulce a partir de fruta. El azúcar de caña o remolacha (betabel en otros lugares de México) ha sido uno de los principales productos en el comercio internacional. Incluso, históricamente el Caribe posee una organización social y económica derivada del cultivo de caña de azúcar para exportar a Europa.
La miel es otro gran azúcar. Sin embargo, ésta es elaborada por insectos y la intervención humana en ella es más en la domesticación y cuidado de las abejas que en procesar el insumo. Acaso la recolección o “cosecha” es lo más elaborado, y también tenemos la separación de productos como la jalea real y el propóleo.
No todos lo valoran, pero la península en general y Yucatán en particular, es líder en producción de miel. En el chauvinismo yucateco, no falta quien afirma que la miel yucateca es algo así como el Brendt del norte para el petróleo; que establece el precio de referencia para todas las demás. Se escucha exagerado, pero algo hay de cierto en esas afirmaciones.
La quinta en la que vivió [i]Chichí Lupe[/i] tenía un apiario. Esto además de las aves de corral y conejos habituales. El motivo es simple: su papá, don Diódoro Domingo, fue el introductor de la abeja europea a Yucatán, y la estuvo difundiendo entre los apicultores en los años treinta del siglo pasado. En cierta medida, a él se debe esta industria actualmente, aunque también hay que reconocer que esto propició el declive de las abejas locales.
Mezclar azúcar y miel se escucha extraño, pero la combinación era posible en la cocina de [i]Chichí Lupe[/i], y daba lugar al merengón cubano, con el que posiblemente halagaba a don Elmiro, quien solía ponerse de pie y en posición de firmes al escuchar [i]La Bayamesa[/i]. La botella de miel equivale a una de 750 mililitros, y hay que tener buena condición para batir esas 15 claras con un tenedor o batidor de globo.
[b]Merengón cubano[/b]
[i]Se ponen al fuego una botella de miel y un kilo de azúcar y se deja moviéndolo de vez en vez hasta que tome punto de bolita. Se baten 15 claras á punto de nieve. Entonces se va echando la miel poco á poco sin dejar de batir. Se bate mucho hasta que quede blanco.[/i]
[i]A la miel se le pone una cucharada de vainilla ó raspadura de limón.[/i]
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La Jornada
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