Educación por incompetencias

Óscar Muñoz
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán
La Jornada Maya

Miércoles 26 de julio, 2017

Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), la definición de competencias “supone una combinación de habilidades prácticas, conocimientos, motivación, valores éticos, actitudes, emociones y otros componentes sociales y de comportamiento que se movilizan conjuntamente para lograr una acción eficaz”. Sin embargo, esta definición dictada por la OCDE resulta tan compleja que alcanzaría con facilidad la dimensión de un galimatías. Si bien, el concepto de competencias implica la reunión de conocimientos, habilidades, motivaciones, valores, actitudes y demás, lo que no está claro es qué tipo de conocimientos, habilidades, valores y actitudes se requieren y, lo más importante, para qué.

Algunos especialistas han criticado los sistemas educativos que han abrazado el modelo por competencias, como el caso de México, al señalar que las secretarías de educación no han sabido implementar debidamente este modelo. También han apuntado que, al no entender totalmente la educación por competencias, no han logrado implementarla, convencer al magisterio de sus ventajas y mucho menos evaluar sus posibles logros. En conclusión, tanto el desconocimiento del modelo de competencias como su aplicación en un sistema tan complejo como el de México han llevado a esta metodología, que podría ser muy beneficiosa para la sociedad mexicana, al fracaso total.

Por otro lado, de acuerdo con la opinión de otros especialistas en el tema, éstos indican que el fracaso ocurre porque en el fondo del modelo de competencias subyace la ideología de la economía neoliberal que se ha interesado en lograr que las escuelas sean transformadas en centros de capacitación para el trabajo. De esta forma, los egresados resultarían personas con los conocimientos y las habilidades suficientes como para ser contratados por empresas que les pagarían sólo para sobrevivir. Además, resultarían ciudadanos dóciles y sin poder de decisión ante los embates sociales, políticos y económicos del mismo interior nacional y del exterior.

En otro orden de ideas, el llamado modelo educativo basado en competencias se ha hecho llegar a las aulas a través de una reforma educativa, pero sin el consenso de los protagonistas directos del sistema educativo: los docentes. Ninguna autoridad educativa, federal o estatal, les preguntó nada a los maestros; tampoco hubo quien los considerara en el momento en que inició la implementación del nuevo modelo. Así, sin una debida explicación clara y precisa, y sin la debida capacitación, inició un programa educativo basado en la incompetencia.

Por desgracia, en el sistema educativo nacional prevalece aún la incorporación de políticos más que de especialistas en la materia, como los teóricos de la educación y los expertos en la práctica educativa, así como docentes destacados y académicos universitarios especializados. Fue muy lamentable que el Consejo Nacional Técnico de la Educación, y sus equivalentes estatales, hayan desaparecido en 1999, exactamente al final del milenio. Este organismo se encargaba, a partir de 1957, de elaborar planes de estudio, programas de enseñanza para la educación primaria, secundaria y normal, y hasta para la educación de obreros y campesinos. Otras funciones eran la de estudiar la organización de la enseñanza, los calendarios escolares, los sistemas de evaluación y la propuesta de reformas educativas, y las consecuentes propuestas emanadas de tales estudios.

Más allá de los lamentos, será importante destacar que el llamado nuevo modelo educativo está destinado desde ahora a su fracaso; pero lo más grave es que las nuevas generaciones, las que cursan la educación básica, podrían ser parte de este fracaso anunciado. Sin embargo, la esperanza de que esto último no suceda está en el hecho de que el sistema educativo no ha logrado instaurar en sus actividades escolares cotidianas las atrocidades implicadas en el nuevo modelo, por más que la Secretaría de Educación Pública insista, a través de su publicidad, que lo más importante es aprender a aprender.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
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