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del

Kalman Verebélyi
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Lunes 20 de febrero, 2017

Hay que saciarnos de carne, de res, de puerco y, por qué no, de carne humana. Se nos viene la cuaresma, 40 días de asueto de placeres gastronómicos, de placeres cárnicos; tenemos un poco más de una semana para abastecernos, y vamos a aprovecharlo al máximo. Lo hacemos, aunque con interrupciones, desde hace más de 400 años; para ser exactos desde 1582.

En Campeche se presume que la primera celebración del carnaval en la ciudad se efectuó a finales del siglo XVI, tras la orden del gobernador Español, Guillén de las Casas, quien estuvo al frente de la Capitanía de Yucatán entre 1577 y 1582. Independientemente de cuándo fue la primera celebración, lo que se sabe es que fue introducida por los españoles. La misma Real Academia de la Lengua Española indica que el vocablo proviene del italiano “[i]carnevale[/i]” que es una haplología del italiano antiguo “[i]carnelevare[/i]”, cuyo significado es “dejar la carne”, que se deriva de la expresión griega [i]????????[/i] [i]apókre?s[/i].

[b]Origen pagano[/b]

El origen parece de las fiestas paganas, como las que se realizaban en honor a Baco, el dios romano del vino, las saturnales y las lupercales romanas, o las que se realizaban en honor del toro Apis en Egipto. Los orígenes de esta festividad pueden encontrarse en Sumeria y Egipto antiguos, hace más de 5000 años, con celebraciones muy parecidas en la época del imperio romano, desde donde se expandió la costumbre por Europa, siendo llevado a América por los navegantes españoles y portugueses, a partir de fines del siglo XV.

El carnaval, aunque la Iglesia no lo admite como celebración de tono religioso, está asociado con los países de tradición católica. La Italia del siglo XV se caracterizó no sólo por ser la cuna del Renacimiento, sino ser ser la sede del Papado, la institución más poderosa de aquellos tiempos. La iglesia usaba su poder para coronar a los reyes, pero el poder trajo consigo la opulencia y para sostener a la Iglesia, se inundó de artículos a las ciudades, que los fieles estaban obligados a comprar, lo que originó el movimiento protestante de Lutero, de Calvino.

[b]Saciarse antes de la abstinencia[/b]

La Iglesia, para atenuar el descontento que percibía entre la población, indirectamente propició a la comprensible necesidad humana de que, para empezar la cuaresma, hacía falta un espacio para la diversión, antes de dejar de comer carne. Las primeras “parrandas” rápidamente se expandieron por los países europeos, y asimilaron la palabra carnaval que por consiguiente no podía ser de otra lengua que del italiano.

Sabemos que de carnaval a carnaval hay mucha brecha. En Europa, los meses de febrero y principios de marzo se caracterizan por las bajas temperaturas, lo que impide las actividades al aire libre; el carnaval se celebra como una época de bailes, y siguiendo la tradición veneciana se usan máscaras, trajes de baile vistosos, aunque hay lugares, como en Alemania donde los disfraces también se han arraigado.

Pero, carnaval como en las ciudades costeras, no existe en otras latitudes. Rio de Janeiro, La Habana, Santiago de Cuba, Mazatlán y Veracruz, para mencionar a los más concurridos y vistosos.

[b]Tradición en Campeche[/b]

La historia del carnaval en Campeche ha sido grabada en los diarios locales y peninsulares; en [i]El Pueblo[/i], en su edición de 22 de febrero de 1840, se lee que “El sábado 24 del que finaliza y los tres días siguientes de Carnaval serán los bailes en el Coliseo, bajo el mismo régimen que los años anteriores".

Posteriormente, en la [i]Revista de Yucatán[/i], del mes de febrero de 1847, encontramos lo siguiente: “Gracias a la actitud y vigilancia del Jefe Político y nuestro regidor no hemos sabido que se haya comenzado el menor desorden durante los días de carnaval y, de seguro, se hizo cumplir en todas sus partes el bando a que nos hemos referido en otro número. Nada deslució la fiesta de las calles, que estuvo animadísima. Los bailes del teatro, tan concurridos y brillantes como siempre, no dejaron de apetecer en cuanto al orden, la perfecta armonía y el regocijo que reinaron en ellos".

Era costumbre en Campeche que por las noches, desde el sábado que precede a las carnestolendas hasta el martes siguiente, verificasen bailes, a los que, generalmente, excepción hecha del último, se acudía con disfraz. En el año 1850, el periódico [i]El Fénix[/i] de Campeche, publicó el día 4 de febrero que: “Los empresarios, con previo permiso de la autoridad, han dispuesto tres, que tendrán efecto el 7, 10 y 12 del presente mes bajo el orden siguiente: la entrada general se hará por 8 reales que se pagarán al recogedor situado en la puerta principal, menos las señoras que la tendrán franca. Los boletos de palcos 1° y 2° piso se expedirán en el mismo teatro cada día de baile, al precio de 4 reales se darán gratis a los que lo pidan". También se anunciaban las peleas de gallos, que tendrían excelente música para jugar, lo que quería decir que habría piezas de acompañamiento.

[b]Institucionalizan los bailes[/b]

Los bailes, al estilo europeo estaban en boga en Campeche y en el año 1887 se fundó la sociedad [i]El Porvenir[/i], que tuvo su asiento en el barrio de San Francisco y cuyo objeto era organizar bailes durante los días anteriores, posteriores y durante el Carnaval. Tenía dicha institución su propio reglamento que clasificó los bailes como “los que se daban en las casas particulares un mes antes del Carnaval; los del Carnaval, y los que se efectuaban en el salón de la sociedad las noches corrientes de esas fiestas, y de piñata, en el salón de la misma, pero el domingo posterior al Carnaval”. Cabe señalar que la sociedad tuvo una vida muy corta; fue disuelta el 22 de enero de 1890.

A.J. Aznar en 1967 rindió homenaje a los carnavales de Campeche con las siguientes palabras: “En efecto, aquellos carnavales que recuerda la gente anciana, o vieja, o por lo menos bastante madura de hoy en día, eran de cierto tipo cuyas características han variado bastante a través de los años. Aquellos que vimos en nuestra adolescencia, y que otros vieron también en su juventud, eran fiestas en que la diversión, era el romance y el ingenio se combinaba para dejar recuerdos imborrables.

Para la gente de entonces aquellos bandos solemnes llenos de retruécanos y alusiones chistosas, los desfiles de carruajes tirados por caballos, pasando bajo los grandes toldos que protegían del sol y en los cuales se libraban las batallas de flores, aquellos lunch con baile después de mediodía que, con la alegría reinante, inspiraba aventuras románticas o sucesos cómicos; los grandes bailes nocturnos con carnets y con ceremoniosas danzas, y el paseo de las tardes que, en medio de un espectáculo que no pocas veces resultaba dramático, alternaba el paseo de los vehículos con el desfile de comparsas de negros e indios, de grupos enmascarados y pintarrajeados en loca zarabanda, guerra de triquitraques lanzados en grandes cantidades, tiroteos de sargazo y con polvos de color, bestias que huían espantadas, gritería de muchachos y locuras de borrachos... con dinero y más dinero tirado en extravagancias; aquellos si eran carnavales opina la gente, hoy vieja, que antes disfrutó en los días permitidos de pagana locura. Los que vinieron después perdieron muchas de esas características”.

Hoy día, cada año, durante el mes de febrero, con fecha variable se llevan a cabo en todo el estado actividades que corresponden al carnaval. Estas festividades se caracterizan por las coronaciones, concurso de disfraces, concurso de carros alegóricos, desfile del entierro del Mal Humor, desfile de las flores, desfile de algarabía campechana, bando y corso infantil, martes de pintadera.

Y para terminar un aviso: queda poco espacio en el malecón para los que deseen presenciar el desfile de los carros alegóricos.

[b]San Francisco de Campeche[/b]


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