de

del

Manuel Alejandro Escoffié
Foto tomada de la web
La Jornada Maya

Viernes 13 de enero, 2017


“La sociedad sólo tolera un cambio a la vez”. Rodeado por el aire frío de las montañas de Colorado, en lo alto de un patio contiguo a su laboratorio, Nikola Tesla (David Bowie), el inventor e ingeniero responsable del sistema moderno de energía eléctrica por corriente alterna, expresa dichas palabras por cortesía de [i]El Gran Truco[/i] (The Prestige, 2006), [i]thriller [/i]a cargo de Christopher Nolan. En el rostro o la voz de otro actor, el diálogo podría pasar relativamente desapercibido. Más aún cuando recordamos que la película no gira en torno a Tesla y que su existencia histórica apenas es aprovechada como catalizador de la mala sangre entre sus dos protagonistas. Sin embargo, el hombre a quien vemos caracterizado, al igual que el verdadero Tesla, no es un humano común. De hecho, tanto intérprete como personaje están compartiendo mucho más que una simple escena. Comparten una misma dimensión de leyenda y de misterio. El ser pararrayos para la imaginación de millones a lo largo del globo. El ser considerados más grandes que la vida misma. En pocas palabras, comparten lo que, quizás pretenciosamente, se me ha ocurrido llamar el “Efecto Bowie”.

Las estrellas de rock incursionando en la actuación cinematográfica han ido y venido prácticamente desde la incorporación del sonido. Sin embargo, pocos logran construir una nueva mitología alrededor de ellos en el arte audiovisual que a la vez ayude a perpetuar la otra ya existente en grabaciones y presentaciones en vivo. A setenta años de nacer y uno de morir, el mal llamado “camaleón” británico permanece en dicha elite. Haya sido a nivel subconsciente o intuitivo, contaba con suficiente perspicacia para entender que, cuando el público lo viese frente a una cámara, no estaría precisamente esperando a un “actor”, sino a la manifestación de una personalidad exótica, notoria y enigmática que, aunque no replicase su construcción de realidades simbólicas en los escenarios, al menos la igualara. No por nada se convirtió en el alienígena alcohólico y auto-destructivo de [i]El Hombre que Cayó a la Tierra [/i](The Man Who Fell To Earth, 1976) tras haber hechizado al mundo con su alter-ego interplanetario Ziggy Stardust. Tampoco es coincidencia que Julian Schnabel lo colocara bajo la peluca de Andy Warhol en [i]Basquiat [/i](1996) cuando era sabido no solo que Bowie llegó a conocerlo y a dedicarle una canción, sino que también se han propuesto paralelismos filosóficos entre los dos. En la misma lógica, ¿cómo no elegir para encarnar al tiránico Rey de los Duendes en Laberinto (Labirynth, 1986) a un músico cuyos primeros sencillos incluyen "The Laughing Gnome" (El Gnomo que Ríe, 1967)? ¿Cómo no tener a alguien con un consumo de intereses culturales a nivel vampírico dando vida a un vampiro literal en un filme como [i]El Ansía[/i] (The Hunger, 1983)? ¿O a un visionario que cambió para siempre el mundo de su propio tiempo canalizando a otro que hizo lo mismo, tal como el ya mencionado Tesla? ¿Cómo no tener a una fuerza de la naturaleza emulando a otra? ¿A un mito fingiendo ser otro mito?

De ningún modo voy fingir que dentro del catálogo fílmico de Bowie no puede haber lugar para lo dramáticamente formal ([i]Merry Christmas, Mr. Lawrence[/i], 1983), lo intrascendente ([i]The Linguini Incident[/i], 1991), o incluso lo a todas luces vergonzoso ([i]Just a Gigolo[/i], 1978). Pero si una invaluable lección hemos de rescatar y aprender a partir del “Efecto Bowie” es que las estrellas brillan con mayor fuerza en lo oscuro de una sala de cine gracias a una narrativa popular particular que traen arrastrando junto con su imagen musical y que los impulsa hasta los límites del universo. De aquellas remotamente similares a David Bowie nada menos puede esperarse. Y por lo mismo, tienden a no dejar de brillar.

[i]Mérida, Yucatán[/i]
[b][email protected][/b]


Lo más reciente

Sacmex denuncia sabotaje en pozo de la alcaldía Álvaro Obregón en CDMX

Reportó el hallazgo de un compuesto de aceites degradado en el agua extraída

La Jornada

Sacmex denuncia sabotaje en pozo de la alcaldía Álvaro Obregón en CDMX

La Mérida que se nos fue

Noticias de otros tiempos

Felipe Escalante Tió

La Mérida que se nos fue

Seis horas encerrado vuelven loco a cualquiera

Las dos caras del diván

Alonso Marín Ramírez

Seis horas encerrado vuelven loco a cualquiera

Dorothy Ngutter concluye su encargo al frente del Consulado de EU en la península de Yucatán

La diplomática se reunió con Mara Lezama durante una visita que realizó a QRoo

La Jornada Maya

Dorothy Ngutter concluye su encargo al frente del Consulado de EU en la península de Yucatán