Para leer y ver a "Donald"

Dalila Aldana Aranda* y Víctor Castillo
Foto: Fernando Eloy
La Jornada Maya

Lunes 18 de mayo, 2020

El Día Mundial de las Aves Migratorias, organizado por la ONU, tiene como objetivos: concientizarnos para su conservación, conocer su importancia ecológica y servicios que nos brindan y las amenazas que enfrentan. Se celebra el segundo sábado de mayo y octubre. Su tema este año “Las aves conectan nuestro mundo”. Que coincidencia, en estos momentos donde un virus ha desconectado al mundo.

Bien, la migración de aves está asociada a la disminución de alimento, teniendo que viajar para encontrar mejores condiciones para su alimentación, reproducción y anidación. Durante su migración son depredadores de insectos, dispersoras de semillas y polinizadoras de muchas plantas. México tiene varios corredores de migración de aves; el Istmo de Tehuantepec y la Laguna Madre donde invernan aves que vienen de Canadá y Estados Unidos.

Las aves migratorias, pueden ser chiquitas como los colibríes o grandes como los zopilotes y sus viajes cortos o de miles de kilómetros como la golondrina del mar Ártico que viaja 13 mil kilómetros. Fascinante resulta pensar que para completar su ciclo de vida deben cambiar de residencia. Ellas se orientan con estructuras en su cerebro que les permiten percibir el campo magnético de la Tierra, otras lo hacen con la luz del sol/estrellas y algunas visualmente con los márgenes de ríos y costas. México cuenta con 11 por ciento del total de aves del mundo, siendo de los países con mayor biodiversidad y de éstas más del 30 por ciento son migratorias.

Hablemos de dos ejemplos de Yucatán. Los flamencos con desplazamientos migratorios entre Celestún y Río Lagartos. Su color carmín y sus majestuosas plumas de vuelo de color negro visibles al extender sus alas nos cautivan. Además de su avistamiento se tiene el Festival del Flamenco para sensibilizarnos sobre su conservación y los beneficios del ecoturismo sustentable. En Celestún, los recorridos cuestan mil 600 pesos / dos horas, generando 80 mil pesos al día y trabajo a 400 socios. Su parador turístico ofrece artesanías y al ser un paseo familiar, se va al puerto a comer, representando diversas derramas económicas.

Pasemos a la caza de patos. Yucatán cuenta con humedales que son áreas importantes para la reproducción, alimentación e hibernación de Aves Acuáticas Migratorias. Hay pocos datos de la derrama económica de “matar a Donald”. En 1973, 871 cazadores mataron a 18 mil 117 patos (20 patos/cazador) y para el 2000, el número de cazadores era más de doble y éstos mataron a 33 mil “Donalds” (160/cazador, que voracidad). Los cazadores pagan una cuota/temporada de 4 mil 150 que les autoriza a matar a 120 ejemplares y pagando 390 pesos pueden cazar otros 30. Cada grupo de ocho cazadores paga una guía y tres asistentes (3 mil). Esta actividad genera 40 por ciento menos que los viajes para ver a los flamencos, siendo una actividad que no fomenta la convivencia familiar, por ser realizada por hombres. Seduma debe vigilar a los cazadores y las condiciones ambientales del humedal, para que las aves en su paso por nuestra costa encuentren alimento y hábitat para que, en su escala migratoria al Sur, las puedan matar. Que lamentable conservar, para matar. Si esta entrega genera debate bienvenido, esta actividad puede transformarse en un ecoturismo responsable de Safaris fotográficos, que generará mayores ganancias y fomentará el esparcimiento individual/familiar aprendiendo a ver la biodiversidad. Bienvenidos los festivales de aves que organiza la Unam-Sisal y Club Hunucmá (L. Maldonado).

Estamos en una época jamás vivida por la Humanidad, hemos visto videos de cómo la naturaleza va recuperando lo que le pertenece y nos maravillamos de ello. Hagamos de este confinamiento un acto de reflexión para fomentar el humanismo. Lo que tanta gente repite “Ahora que volvamos a la normalidad”, se acabó. En una fracción de segundos más de la mitad de los humanos de la Tierra están confinados, sin ejercer labores de producción o servicios y sin esparcimientos. Los modelos de producción, consumo, salud, higiene, justicia social y económica, relación Naturaleza/humanidad tendrán que ajustarse, porqué la “normalidad”, se gastó. Este virus tiene a la humanidad encerrada, éste circulaba ancestralmente entre murciélagos y un animal intermediario lo trasmitió al humano. Muchas de estas transmisiones se dan por pérdida de biodiversidad, que facilitan el paso de patógenos al hombre o por consumo de fauna silvestre. Celebremos este Día Internacional de las Aves migratorias entendiendo que deja más ganancia un pato volando que 100 en el cazo. No maten a “Donald”.

*Premio Nacional al Mérito Ecológico

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Edición: Emilio Gómez