Que la boca de otro, no la tuya, sea la que te alabe.
Salomón, rey de Israel (1020-929 A.C.)
Como todos sabemos, el 6 de enero tenemos la Epifanía, palabra que significa manifestación o fenómeno a partir del cual se revela un asunto. El término nace de la palabra griega Epiphaniea, misma que se utiliza más en el sentido religioso.
Los nombres de los Tres Reyes Magos, a quienes se festeja en esta fecha, aparecen por primera vez en el evangelio apócrifo del siglo XV, donde se dice que son tres hermanos y que fueron guiados por una estrella: Melchor de Persia, Gaspar de la India y Baltasar de Arabia, y que Melchor entregó la mirra, Gaspar el incienso y Baltasar el oro.
Cada regalo -según la creencia de la Iglesia Católica- está relacionado con la dimensión de Dios y el nombre de Jesús de Nazaret; y se dice que - esos presentes- no fueron elegidos por casualidad; pues el oro significa el reconocimiento a su realeza, el incienso un homenaje supremo a su divinidad y la mirra un anuncio a sus padecimientos como redentor.
Esos tres obsequios están asociados a ciertos conceptos y rituales más allá de lo que hoy se considera como productos caros y de lujo.
Y la simbología es muy clara:
El incienso hace referencia al carácter divino de Jesús, pues esta resina se quemaba delante de los dioses como sacrificio; de hecho se sigue haciendo.
La mirra es una sustancia color mate, gomosa, que se recoge del árbol de la mirra y se utilizaba como anestésico, mezclada con vino, y se puede interpretar como que el Señor venía a quitar el dolor del mundo.
Y el oro es un metal que ha sido utilizado desde hace miles de años como componente para tratamientos medicinales, como podrían ser las restauraciones dentales, los marcapasos y para la artritis reumatoide, así también como antiinflamatorio y últimamente como un complejo farmacéutico para el tratamiento de cáncer.
[email protected]
Dependemos en demasía de la electricidad; ¿qué pasa con esos rincones del mundo que viven en penumbra?
Rafael Robles de Benito
El instituto electoral deberá emitir una resolución al respecto
La Jornada
La censura intenta destruir la curiosidad humana, pero en los rebeldes, la alimenta
Margarita Robleda Moguel