Una nueva novela de la escritora feminista española Cristina Fallarás, El evangelio según María Magdalena (Penguim Random House, 2021), se enfrenta desde nuestro tiempo y el pensamiento actual a la figura de esta mujer intemporal y tan injustamente vilipendiada durante siglos.
Personaje de la pascua cristiana, que toma múltiples símbolos de la judía, pero culmina con la resurrección del cordero sacrificado. Sea vista como hecho milagroso o como mito, da sentido a una fe y a una misión, dar testimonio, y la primera persona que ve al resucitado, la preliminar en recibir la misión de salir al mundo para dar testimonio de su resurrección es María de Magdala, la Magdalena. El papa Francisco le otorgó, por fin, el lugar que se ha merecido siempre y la llamó “apóstola de apóstoles”, hace apenas seis años, en 2016.
Aunque los seguidores masculinos de Jesús lo hayan escondido, Jesús la escogió para una tarea fundamental. Fue ella, una mujer, la primera enviada para avisar a los demás, hombres y mujeres por igual, que había resucitado.
Por su parte, Cristina Fallarás decidió, con pleno derecho, reconstruir y rescatar desde otros ámbitos la vida de María Magdalena. Despojó de lo mágico o milagroso la figura de Jesús y estableció frente a la ingenuidad y ternura que deja el nazareno a María Magdalena como una gran mujer a la que en buena medida se debió el éxito del cristianismo. Junto a María, la madre de Jesús, lo custodia hasta que no le resulta posible evitar el trágico desenlace en la cruz, en el monte Calvario.
Aunque la Magdalena de Fallarás actúa como una mujer dueña de sí misma, casi moderna en su forma de dominar las situaciones, va cubierta desde la niñez por una fuerza protectora, la de un gigante mudo al cual la encarga su padre y con el que cruza el mar para educarse y enriquecerse en Roma. Si algo queda a deber la visión feminista de Fallarás es la resolución de esa presencia que bien puede entenderse como angelical, que la vuelve, como sea, una especie de heroína con súper poderes.
Desde esta perspectiva, es interesante la inversión. Es ella, la mujer, quien resuelve problemas como la multiplicación de panes y peces o la conversión de agua en vino, que Jesús, simplemente hombre, era incapaz de llevar a cabo.
Mientras leía la novela de Fallarás tuve la oportunidad de ver, en YouTube, la película de Garth Davis sobre el mismo personaje, con guion de otra mujer, Helen Edmundson, filmada en 2018 y con tres espléndidas presencias: Tahar Rahim, Judás; Rooney Mara, María Magdalena; y Joaquin Phoenix, un extraordinario Jesús de Nazareth que rompe todos los moldes y, casi sin texto, sugiere muchísimo más de lo que quizás el mismo realizador quiso decir.
Cito la película con guion de Helen Edmundson al referirme a la nueva novela de Cristina Fallarás porque ambas autoras han decidido reconstruir libremente y hacer suyo un personaje apasionante y, sin embargo, tocado marginalmente por los textos oficiales a pesar del lugar preeminente que le da el propio resucitado: convertirse en la primera persona que sale a dar testimonio de él.
Evidentemente, los autores y comentaristas hombres se sienten incómodos por la centralidad de María Magdalena, vistos los textos como sagrados por los cristianos o como construcciones de un mito. Y han sido necesarios dos largos siglos para que un papa como Francisco le dé a María Magdalena el lugar que siempre le ha correspondido: “apóstola de apóstoles”.
Para creyentes y para simples habitantes de zonas con tradición cristiana tanto la novela como película son opciones interesantes en días pascuales, que conmemoran un hecho fundacional.
Edición: Estefanía Cardeña
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