En el contexto de la cumbre mundial de sistemas alimentarios, organizada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) para septiembre de 2021, México levanta la voz para posicionarse en forma clara, fuerte y contundente. Lo hace a través de la creación de la Sociedad Mexicana de Agroecología (Somexa), la cual fue protocolizada el 17 de julio pasado en San Cristóbal de las Casas.
Se sabe que en México los indígenas domesticaron muchas de las especies que en el mundo se usan para alimentación; algunas conocidas son: maíz, aguacate, tomate, vainilla, cacao, chile, frijol, calabaza, chayote, epazote, guanábana. La lista es mucho mayor, ya que se estima que en México se utilizan entre 2 mil 168 y 4 mil especies para alimentación.
No sólo aportamos las especies, también los sistemas de cultivo y el conocimiento que lo sostiene, acumulado por experiencia de unos 10 mil años. Al llegar el método científico y la Ecología en el siglo XIX, se fue gestando otra aportación mexicana al mundo: la ciencia de la Agroecología que vio la luz a mediados de los años 1970 gracias al magnífico trabajo de un indígena Zapoteco, del Colegio de Posgraduados, Efraim Hernández Xolocotzi, uno de los primeros en el mundo en valorar los conocimientos y experiencia expresados en la agricultura tradicional mexicana. El maestro Hernández X., como lo conocen sus estudiantes, se ganó el respeto de propios y extraños y creó condiciones para que científicos no indígenas, con las herramientas de la ecología y el método científico hicieran visibles las bases de la sostenibilidad de los sistemas tradicionales. Destaca el trabajo de Steve R. Gliessman quien en esos años era profesor en el Colegio Superior de Agricultura Tropical en Cárdenas, Tabasco.
De 1970 a julio de 2021 pasó demasiado tiempo. Nos tardamos, pero por la iniciativa de hombres y mujeres, con vocación y corazón en dirección al desarrollo sostenible y conscientes del enorme papel que puede jugar la agroecología en la atención al tema alimentario, en mayo de 2019 participamos más de mil personas en el Primer Congreso Mexicano de Agroecología en San Cristóbal de las Casas, integrantes de organizaciones de la sociedad civil, instituciones académicas, productores y gobierno en sus tres niveles. Ahí se formó la mesa directiva que dio origen a la Somexa.
En la mesa directiva de la Somexa participan integrantes de la Universidad Autónoma de Chapingo, el Colegio de la Frontera Sur, el Colegio de Posgraduados, la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo, La Universidad Autónoma de San Luis Potosí, la Universidad Juárez Autónoma de Tabasco, la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, el Instituto Tecnológico Nacional, campus Zona Olmeca de Tabasco, la Fundación Bioma A.C., y la Alianza de Mujeres en Agroecología.
La agroecología reconoce los saberes ancestrales y la cosmogonía que lo sustenta. Permite el diálogo de saberes y facilita enormemente la co-creación de conocimiento al ofrecer un espacio seguro donde la ciencia y el conocimiento tradicional, indígena, puedan no sólo coexistir sino crear nuevo conocimiento que atienda la problemática que las diferentes culturas enfrentan. Promueve un conjunto de habilidades y enfoques que aportan sustancialmente el desarrollo de sistemas alimentarios justos, sanos, saludables y asequibles, congruentes con lo ambiental, económico y sociocultural.
La Somexa y organizaciones con la misma filosofía, harán saber al mundo que la agroecología debe ser parte indispensable en la solución al problema de insostenibilidad de los sistemas alimentarios dominantes en el planeta.
Edición: Estefanía Cardeña
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