Con una inflación, y carestía por supuesto, así como la contracción del 3% mensual de la inversión fija bruta, factores que amenazan la economía del país, era necesario tomar medidas. El Gobierno federal lo hizo. El 4 de mayo pasado anunció oficialmente el Paquete Contra la Inflación y la Carestía, PACIC, el cual no solamente incluye el tema de seguridad alimentaria, sino que atiende el tema de los aranceles de la importación de los alimentos, seguridad en las carreteras, acceso a fertilizantes, etc. El PACIC incluye 24 productos de la canasta básica: aceite de canola o maíz, arroz en grano, atún en lata, azúcar morena, bistec de res, cebolla, chile jalapeño, chuleta de puerco, frijol en grano, huevo de gallina blanco, jabón de tocador, jitomate saladet, leche, limón, manzana, naranja, pan de caja, papa, papel higiénico, pasta para sopa, pollo entero, sardina en lata, tortilla de maíz, zanahoria.
La reacción de la mayoría de los especialistas y analistas económicos fue positiva y de reconocimiento a la medida, también oportuna. Sin embargo, también consideraron que solo sería eficaz en el corto plazo, entre 3 y 6 meses. Hay que pensar en medidas que hagan sostenible el paquete. La Secretaria de Economía, Tatiana Clouthier señaló que los beneficios del PACIC se notarán en unos 15 días o un mes por el tiempo que se necesita para afinar los detalles sobre la aplicación de cero aranceles a ciertos productos importados.
Con base en lo anterior, existe la posibilidad de que el impacto positivo del PACIC coincida con las elecciones 2022, incluyendo Q. Roo, y que será el nuevo gobierno estatal quien atienda la continuidad y eficacia del PACIC, en coordinación con la federación. ¿Qué se necesita para alcanzar esa eficacia? Propuestas:
1. No tomar a la ligera el tema. El PACIC debe ser visto desde cuatro ángulos indisolubles: el económico, el alimentario, el de paz social y el ambiental.
2. No olvidar que hay prohibición del glifosato y la reciente reforma a la LGEEPA incluye fuertes restricciones a pesticidas. Por lo tanto, hay que crear programas que atiendan el campo, garanticen la producción y la nutrición de las personas.
3. Fomentar la producción local, pero con enfoques agroecológicos, así como el consumo de plantas y productos locales y nutritivos. Hay opciones en marcha en el estado y otras que se pueden incorporar para lograr producción suficiente y saludable.
4. Acompañar a la Sociedad Mexicana de Agroecología en la creación de un programa nacional de posgrado e investigación en agroecología con el objetivo de apoyar políticas públicas de producción sostenible de alimentos y nutrición de la población. Otros países lo han hecho, no hay razón por la que no podamos hacerlo en México y en Quintana Roo.
El reto es enorme, malas decisiones nos llevarán a situaciones que pueden ser peores que las que vivimos en las grandes devaluaciones y decrecimiento económico. Tampoco es alternativa correcta argumentar que debido a la enorme necesidad de producir alimentos hay que seguir usando, en muchos casos en forma indiscriminada, pesticidas. El costo ambiental y de salud humana sería demasiado y solo agravaría la situación. ¿Por qué arriesgarnos cuando hay alternativas que se pueden crear a través de la agroecología?
Ahora más que nunca, en esta decisión, como en muchas otras, el nuevo gobierno debe escuchar las voces y propuestas de expertos, no sólo de políticos.
Es cuanto.
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