Ayer, antier o cuando sea, fue Luz, dijo y dejó bien claro que la querían matar, que estaba amenazada, que la quemarían. De hecho, ya había sido atacada con cloro y por ello le iban a dar un aparato para que pudiese pedir auxilio, pero llegó primero la muerte, le rociaron alcohol y le prendieron fuego; la Fiscalía de Jalisco reconoció que ya había denuncia por amenaza de muerte, intento de feminicidio…
Ella murió en un hospital, fueron cuatro hombres y una mujer…
“La víctima contaba con una denuncia previa por el delito de amenazas en contra de un masculino, quien es vecino de la mujer, por problemas relacionados con la convivencia vecinal, por lo cual se inició una carpeta de investigación y el agente del Ministerio Público giró medidas de protección a la mujer, mismas que ya habían sido notificadas a las partes involucradas”, dijo la Fiscalía del Estado.
El fin de semana pasado en el Zócalo de México tocó una banda que celebraba algún aniversario y su trayectoria, La Maldita Vecindad y Los Hijos del Quinto Patio, y entre sus canciones decidió que María Elena Ríos, saxofonista oaxaqueña rociada con ácido por su expareja en 2019, subiera al escenario a tocar con ellos, por una causa… que no existía cuando ellos tocaban sus canciones.
Ahora el escenario aclara, tal vez poco, pero aclara algo, hay violencia a la mujer, hay insulto, hay peligro, se respira, se ve, y para entenderlo ahora se canta, se grita.
Qué tan necesario debe ser gritado, decir me amenazó, pintó que me quemará viva, que moriré porque sí, por su no, por sus miedos, por no dejar que yo sea…
En Campeche hace unos días llegó alguien y dijo que cuando la viera la matará, en Quintana Roo alguien no amenazó, mató porque era mujer, en Yucatán alguien más murió solo por eso, ser mujer…
El insulto es ya el aviso, la amenaza es ya el aviso, el intento es ya el aviso…
En el sureste abrió ayer un lugar para prevenir la violencia a la mujer; es un intento, que vayan los que crean que son violentos, pero ¿y los que no creen? ¿los que seguirán?
Cuando llegue otra vez ella a un escritorio para pedir seguridad, protección, salvar su vida, quien la escuche… ¿lo sabrá? ¿entenderán? ¿o simplemente dejarán que todo pase? ¿y que mueran y pase y pase otra vez?
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