Sara Esperanza Sanz Reyes y María de la Luz Delgado Gómez
A finales del mes de agosto se publicó el informe de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2021 lo que representa una herramienta importante para conocer las condiciones de vida de las mujeres en el espacio doméstico. Los datos fueron recogidos a finales del año pasado, aún en pandemia. Es importante reflexionar sobre sus resultados para Yucatán y la necesidad de articular distintos órdenes de gobierno y actores de la sociedad civil para erradicar la violencia hacia las mujeres.
Este año, la encuesta permitió comparar los indicadores básicos con el 2016, obtener información sobre las experiencias de abuso sexual durante la infancia, identificar las rutas que siguen las víctimas para buscar apoyo y denunciar, conocer la situación socioeconómica de las mujeres y sus parejas, los antecedentes de violencia en la familia, aumento o disminución de conflictos durante la emergencia sanitaria por Covid-19 y particularmente, la violencia que padecen las mujeres con discapacidad, adultas mayores e indígenas.
Los resultados a nivel nacional siguen siendo alarmantes: 70.1 por ciento de las mujeres señalaron que han experimentado al menos una situación de violencia en su vida y 42.8 por ciento en los últimos 12 meses. En ambos casos, la violencia psicológica es la que tiene el porcentaje más alto. Los datos en nuestro Estado, indican que permanece, respecto al 2016, por encima de la media nacional con 71.4 por ciento de violencia a lo largo de la vida y 44.9 por ciento en los últimos 12 meses (Inegi, 2022).
Estos datos apuntan a suavizar las opiniones de las redes sociales que califican como exageradas consignas como “Amiga, Hermana, si te pega no te ama” Esta frase, la han gritado al unísono cientos de mujeres para denunciar la violencia de género dentro de las relaciones humanas, muchas de las cuales se dan en los hogares, lugares que supondrían ser un lugar seguro pero que desafortunadamente pueden llegar a convertirse en una zona de riesgo y en el peor de los casos, de crimen. Los datos de la Endireh sobre la violencia en los ámbitos: escolar, laboral, comunitario y familiar pintan de otro color el problema.
Prácticamente en todos los hogares yucatecos se han presenciado episodios de violencia. De ahí que este asunto tenga un alto grado de normalización y frecuencia. Es indispensable reconocer que la violencia en los hogares yucatecos nos atraviesa a todas y todos porque genera profundas heridas individuales y colectivas que se expresan en indignación, frustración e impacta en la violencia hacia los más vulnerables como la niñez, personas con discapacidad y de la tercera edad.
Pero, ¿podemos incorporar la perspectiva de género a las políticas de Seguridad pública? En primer lugar, es deber de las instituciones incorporar la perspectiva de género en todos los ámbitos públicos (está en nuestra ley de planeación, es un compromiso internacional desde el Consenso de Quito de 2007 y de la Agenda 2030) y, en segundo lugar, incorporar la gobernanza en la gestión de la problemática convocando a representantes de la sociedad civil, academia y distintas dependencia involucradas para diseñar estrategias intersectoriales, de forma constante, comprometida y dialógica. El resultado de estos ejercicios podría medirse en la siguiente Endireh, con un Yucatán que por fin aparezca por debajo de la media nacional en violencia hacia sus mujeres. Síganos en: http://orga.enesmerida.unam.mx/; https://www.facebook.com/ORGACovid19/; https://www.instagram.com/orgacovid19 y https://twitter.com/ORGA_COVID19/.
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