El mundo está cada día más mediatizado y polarizado, en una nueva versión más peligrosa de la Guerra Fría, por la capacidad bélica actual y los efectos devastadores que ya tiene el cambio climático como consecuencia de la enorme contaminación que generan las economías más poderosas, depredadoras de las riquezas naturales del planeta.
La COP27 de Sharm el Sheij, Egipto del seis al 18 de noviembre, ha venido transcurriendo en medio de las quejas de los países más pobres y afectados por el calentamiento global que exigen se les compense por las pérdidas ligadas al cambio climático, provocado en mayor grado por las grandes corporaciones de los países más ricos. El muy importante congreso ha tenido poca difusión en medios latinoamericanos y estadounidenses.
Las inundaciones y las sequías extremas ya son una amenaza real para la existencia humana, y aunque en lo formal las naciones más poderosas establecieron un pacto, será muy complicado aterrizarlos en acciones y aportaciones concretas. La Organización de las Naciones Unidas calcula que para mitigar los efectos devastadores del cambio climático, las zonas damnificadas necesitarán una inversión anual de 350 mil millones de dólares hacia el 2030.
El gran cineasta mexicano Alejandro González Iñárritu en una entrevista publicada en el periódico español La Vanguardia afirma que “las grandes corporaciones son los amos del mundo”. El cambio climático no podrá contrarrestarse por la simple voluntad de los gobiernos.
En medio de la polarización, América latina ha tornado hacia la izquierda, luego de un periodo cargado a la derecha y organizado en torno a la OEA y el Grupo de Lima, enfocados a la defensa de los intereses norteamericanos. Ahora los gobiernos de izquierda se han establecido en: México, Honduras, República Dominicana, Cuba, Nicaragua, Venezuela, Colombia, Perú, Bolivia, Argentina, Chile y muy recientemente en Brasil. Unificados pueden constituir un contrapeso importante contra los intereses hegemónicos de las grandes potencias. La defensa de la Amazonia, vital para la salud ambiental del mundo es ahora viable con el diálogo entre los presidentes Pietro de Colombia, Maduro de Venezuela y Lula de Brasil. Más allá de izquierdas y derechas el mundo demanda aprecio real a la humanidad y al planeta que es nuestra casa común.
Los grandes capitales ciertamente están vinculados a los gobiernos neoliberales más ricos, apoyados por la derecha conservadora que prioriza el libre mercado por encima de todas las regulaciones.
La opacidad, la mentira y las medias verdades son vicios que deben erradicarse en el ejercicio de los tres niveles de Gobierno y contaminan la vida pública. Chetumal, capital de Quintana Roo se ha venido empobreciendo desde que la zona de libre comercio decretada por Luis Echeverría fuera derogada por Carlos Salinas. Con fuentes de empleo muy limitadas y con un crecimiento demográfico por migración muy superior a las condiciones de la economía, la falta de circulante ahoga a la mayoría de los negocios. El predio de la Expofer Chetumal de 6.7 hectáreas albergará un andén de mantenimiento del Tren Maya, una terminal de pasajeros y otra para carga, lo cual puede generar desarrollo y fuentes de empleo. No había razón para la falta de transparencia por parte del gobierno municipal de Yensunni Martínez, ni de la AGEPQROO que dirige aún Alberto Alonzo Ovando. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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