LA EFICIENTE OPERACIÓN política del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, marcada por su pragmatismo que le había dado muchas victorias en contra de las élites políticas y económicas sufrió un duro revés en este inicio de 2023 con la elección de presidentes de la Suprema Corte de Justicia de la Nación y del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, francamente adversos a su gobierno.
La tercera votación que definió como presidente de la SCJN a Norma Lucía Piña Hernández por seis votos contra cinco de Alfredo Gutiérrez Ortiz Mena, había dejado totalmente fuera a Yasmín Esquivel Mossa, quien en días previos sufrió una feroz embestida mediática por “presunto” plagio de su tesis de licenciatura en la UNAM. La ministra Piña Hernández llegó a la corte en 2015 propuesta por el ex presidente Enrique Peña Nieto del PRI, en tanto que Gutiérrez Ortiz Mena es ministro de la Corte desde 2012 propuesto por el ex presidente Felipe Calderón Hinojosa del PAN.
Con la nueva presidente de la Corte, Norma Lucía Piña Hernández, quien estará en el cargo por cuatro años, es improbable que se reforme el poder judicial como lo reconoció López Obrador al señalar que la ministra Piña no ha apoyado sus iniciativas, votó a favor de eliminar la prisión preventiva en los delitos fiscales y rechazó limitar los salarios de servidores públicos por debajo del devengado por el presidente de la República.
En el Tribunal Federal de Justicia Administrativa fue ungido como presidente Guillermo Valls Esponda, de marcada cercanía a Carlos Salinas de Gortari, Vicente Fox, Felipe Calderón, Diego Fernández de Cevallos y Roberto GIl Zuarth, entre otros priístas y panistas abiertos opositores al gobierno de AMLO.
Cuando asumió la presidencia de México -el 1 de diciembre de 1994- Ernesto Zedillo Ponce de León, encumbrado por el PRI, como sucesor de Carlos Salinas de Gortari, su primer acto de gobierno fue destituir a los 26 ministros que conformaban la Suprema Corte de Justicia de la Nación, debido a su filiación Salinista. Sin titubear envió el 9 de diciembre su iniciativa de Reforma Constitucional al legislativo federal que aprobó prontamente y turnó a los Congresos locales, de modo que el 31 de diciembre de ese mismo año 1994 fue publicada en el Diario Oficial de la Federación. La SCJN se redujo a 11 ministros con un periodo de 15 años que antes era indefinido, y además se creó el Consejo de la Judicatura. AMLO obtuvo alta votación y estaba cerca de la mayoría absoluta en las cámaras, pero ni Mario Delgado con los diputados, ni Ricardo Monreal con los senadores fueron capaces de operar modificaciones Constitucionales que debilitaran los poderes fácticos atrincherados en cotos de poder como los tribunales y los organismos autónomos. AMLO se enfocó a sus obras y se quedó sin partido. Morena no parece serlo.
En lo local
En Quintan Roo se acercan los primeros 100 días del gobierno de Morena y sus aliados con Mara Lezama al frente, sin que se perciba un cambio de rumbo que marque distancia del ex gobernador del PAN-PRD, Carlos Joaquín que sigue teniendo gran influencia en el quehacer público a través de sus personeros que fueron acogidos por la 4T.
Y las presidencias municipales mayoritariamente verde-morenistas podrían pasar por priístas, panistas o perredistas. Nada las distingue, son los mismos excesos, ambiciones, soberbia, ineficiencia, etc. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡Hasta la próxima!
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