Fernando Gallegos
En el actual gobierno federal cuando se trata de revisar los alcances de las políticas públicas en materia económica, sobre todo después de 51 meses del cambio en la presidencia de la república, se muestra la fortaleza del tipo de cambio (con niveles por debajo de los 19 pesos) o los récords históricos que presentan el envío de las remesas de los mexicanos desde los Estados Unidos (58.497 millones de dólares en 2022) como indicadores que determina en lo económico que “vamos bien”.
Mirando un poco en los ejemplos del pasado de la economía nacional como: la devaluación de la moneda en 1976, la crisis de la deuda externa de 1982 y la crisis bancaria de 1994; es posible que el imaginario de la mayoría de población mexicana encuentre una relación clara que determina que en los periodos de crisis económica el tipo de cambio, es decir, el precio que se paga en pesos por cada dólar, siempre se incrementará y que, por lo tanto, corresponde al gobierno tratar de revertir esta súbita alza en el precio del dólar.
Sin embargo, lo que está ocurriendo es contrario al imaginario colectivo, en México el peso se está fortaleciendo. Cuando el Lic. Peña dejó la presidencia en 2018 el tipo de cambio se fluctuaba en los 19.15 pesos por cada dólar, sin embargo, a finales de febrero de 2023 el tipo de cambio se encuentra por debajo de los 19 pesos (al cierre de esta entrega 18.39 pesos). Por lo que a decir de algunos y después de enfrentar las consecuencias económicas generadas por el Covid-19, ahora tenemos un fortalecido “súper peso”.
Pero ¿cuáles son las causas de la apreciación de la moneda mexicana y por qué esta no necesariamente es un indicador de que “vamos bien” en términos económicos en México?
La razón principal de esta estabilidad es que desde 1995 contamos con un régimen de libre flotación o libre cambio y los movimientos en el precio del peso frente al dólar obedecen más bien a los impulsos de oferta y demanda en el mercado de divisas.
Por un lado, en 2022 cuando se rompen récords históricos de envío de dólares por parte los migrantes mexicanos en los EU, esos dólares hay que cambiarlos por pesos mexicanos, lo cual genera un aumento en la demanda de nuestra divisa permitiendo así su moderada apreciación frente al dólar. Según cifras del anuario de migración y remesas de BBVA en 2021, tras el relajamiento del confinamiento la migración mexicana no documentada hacia EU aumentó en 400 mil personas.
Desde este contexto, el incremento en el flujo de envío de remesas puede indicarnos que existe un mayor número de personas en México que están dispuestas a emigrar a los EU en busca de una mejor oportunidad de empleo y calidad de vida, puesto que su lugar de origen no existen las condiciones para generarse un mayor ingreso, pero está lejos de ser un indicador que explique “vamos bien”.
Por otro lado, y la causa más fuerte es que, en ambos países existe un incremento general en los precios de las mercancías, denominada inflación o carestía, el control de la inflación en los EU (entre ellas el precio de las monedas), implica seguir una estrategia de política monetaria, dictada por parte la Reserva Federal (FED) en los Estados Unidos que consiste en un incremento paulatino de las tasas de interés de referencia, con la finalidad de incentivar el ahorro y disminuir la demanda de mercancías, estrategia que Banco de México comparte con los mismos propósitos
Sin embargo, los incrementos en la tasa de interés benefician solo a aquellos que tienen capacidad de ahorrar, mientras que los que son deudores tienen que pagar más por su finamiento. Esto incluye al gobierno federal quien tiene que pagar por el costo financiero de una deuda pública que se ubicó 49.4 por ciento del PIB durante 2022, según informa la secretaría de hacienda.
Los costos de mantener un tipo de cambio estable a través de estimular el ahorro y contraer la demanda repercute en mayor pago de interés por deuda pública, en tarjetas de crédito, préstamos automotrices, hipotecas, créditos al consumo y/o préstamos estudiantiles, y esto no necesariamente es un indicativo de que “vamos bien”.
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