La marcha del domingo próximo pasado no fue apartidista, ni refleja el sentir de las mayorías de México, sino más bien se trató de una muestra clara del incremento de la capacidad de manipulación y movilización de los opositores y enemigos del presidente Andrés Manuel López Obrador, que le patentizaron una vez más su odio, pero sin articular propuestas viables para el beneficio colectivo del país.
¿Será verdadera la “vocación democrática” y a favor de la justicia de los dirigentes nacionales del PRI, Alito Moreno Cárdenas, PAN, Marko Cortés y del PRD, Jesús Zambrano? Los tres grandes promotores de la marcha, junto con los ex presidentes mexicanos del PAN, Vicente Fox y Felipe Calderón, ambos metidos en el juicio a Genaro García Luna declarado culpable en Estados Unidos de servir al crimen organizado convirtiendo México en un Narco-Estado.
Otros grandes promotores de la marcha dominguera son: el priista Roberto Madrazo, representante de la antidemocracia y la corrupción. Santiago Creel, el padre de los casinos en México que otorgó cerca de 500 permisos cuando fue secretario de gobernación con Fox. Margarita Zavala y sus 500 mil firmas apócrifas cuando se hizo “candidata presidencial independiente”, o su protector el ministro en retiro de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, José Ramón Cossío, quien votó en contra de que Margarita y sus familiares de la guardería ABC recibieran castigo por la muerte de decenas de niños.
Las organizaciones convocantes: Frente Cívico Nacional, Unidos, Poder Ciudadano, Sí Por México, Sociedad Civil México, Une México, Unidos Por México, son afines al PAN y al empresario Salinista Claudio X. González, padre del bloque opositor electoral Va Por México. Las personas que encabezaron la marcha vertiendo todo su odio contra AMLO, han participado en gobiernos anteriores y fueron beneficiarios de su corrupción, algunos todavía conservan prebendas: el ex canciller de Fox, Jorge Castañeda, el intelectual del conservadurismo más rancio Enrique Krauze, el ex dirigente patronal mancuerna de Claudio X. González, Gustavo Hoyos, la inefable Elba Esther Gordillo ejemplo de la antidemocracia sindical y partidista. El gran odiador anti AMLO, Héctor Aguilar Camín, el panista Juan Carlos Romero Hicks, vinculado a la ultraderechista VOX, el perredista Guadalupe Acosta Naranjo, el priista Enrique de la Madrid y un largo etcétera de la misma catadura. Definitivamente no representan a las mayorías de México.
En Quintana Roo los opositores al gobierno de López Obrador, también hicieron su marcha, con cerca de 250 participante en Chetumal, algunos panistas y priistas de “hueso colorado” que, aún conservan sus colores partidistas en los tiempos actuales, lo cual no es fácil. “El INE no se toca”, “mi voto no se toca”, y demás consignas nacionales de la marcha, son muy discutibles, ya que el voto libre no está en riesgo, y el INE es perfectible como todas las instituciones. Hay que profundizar en lo que realmente establece en Plan B de la Reforma Electoral y no quedarse con las exégesis sesgadas de las huestes de Claudio X. González. Lo que si esta en riesgo es el dispendio de recursos y la burocracia dorada del INE. Aún así, es plausible que hayan dado la cara en Chetumal, el ex gobernador Miguel Borge Martin, hombre decente y coherente, además de algunos otros priistas en estos tiempos de desbandada. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡HASTA LA PRÓXIMA!
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