La transformación del sistema de transporte público en Mérida es innegable, pero también es necesario contemplar que los cambios no deben obedecer únicamente a dar respuesta a las necesidades de los usuarios actuales, sino de abonar a la puesta en marcha de un nuevo paradigma en cuanto a movilidad urbana.
Esto significa que las modificaciones que se hagan tendrán que pasar por un periodo de pruebas, de ensayo y error, con el fin de que la población acepte estas novedades como una opción y que ésta sea preferente en su día a día.
El director del Instituto de Movilidad y Desarrollo Urbano Territorial (Imdut), Rafael Hernández Kotasek, ha dado a conocer los avances en la ruta Circuito Metropolitano, una de las más nuevas en Mérida, pues inició su actividad a principios de este milenio.
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En los últimos días, según indicó el funcionario, la demanda de esta ruta, que está integrándose al sistema Va y Ven, el número de usuarios se ha duplicado y este miércoles alcanzó el pico de 29 mil personas demandando el servicio. Esto ha obligado a realizar ajustes y extender la oferta de servicio gratuito hasta el 26 de marzo.
Llama la atención el aumento en la demanda, pues implica dos cuestiones: por un lado, que un buen número de personas no alcanzaba a utilizar esta ruta (demanda previa insatisfecha) y por otro, que quienes estuvieron a cargo de operar la ruta nunca quisieron responder al crecimiento de la población incorporando vehículos gradualmente. No es extraño hallar testimonios de esperas superiores a los 40 minutos y que tras este lapso era imposible abordar el autobús porque venía lleno. Para los usuarios en horario nocturno, la opción del camión no puede ser la primera en esas condiciones.
Que el autobús pase cada 12, 15 minutos, se antoja razonable comparado con los tiempos anteriores. Aun así, Circuito Metropolitano no es una ruta que ofrezca recorrer la distancia más corta entre dos puntos; eso es lo que la hace la más compleja.
Seguramente vendrán más adecuaciones hasta que se llegue al nivel de operatividad deseado. En cuanto la ruta llegue a su punto de mayor eficiencia será una excelente opción para muchas personas porque significará un ahorro en tiempo y dinero, y es meritorio que las autoridades tengan este enfoque.
Ahora, dar respuesta a quienes ya se consideraban usuarios del transporte público es apenas una parte de la ecuación. Queda dar respuesta a quienes han recurrido al automóvil porque hallaron en él una respuesta a la necesidad de trasladarse rápidamente. El pendiente para transformar la movilidad es que estos conductores, quienes muchas veces son el único pasajero del vehículo propio, encuentren atractiva la opción del transporte público.
Entonces sí, se tendrá una ciudad con menos contaminación ambiental a causa del consumo de gasolina. Habremos llegado a ese nivel el día que dejen de ser habituales las filas de automóviles a las puertas de las escuelas a la hora de entrada y salida.
“Todavía tenemos que hacer adecuaciones para lograr el servicio que queremos”, ha dicho Hernández Kotasek, con justa razón. En cuanto ese nivel de servicio sea también atractivo para quienes han optado por el automóvil particular como opción preferente para moverse, también habremos alcanzado otro nivel de urbanidad, más amigable con el medio ambiente.
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