Miro este calcetín viudo que no entiende la circunstancia de su inutilidad.
Yo ya lo había advertido. Las lavadoras se alimentan de calcetines: no gustan de la ropa interior, se les indigestan las manchas de mostaza que usualmente tienen las camisas y mascan los pantalones, pero no los tragan.
Por eso me apena este viejo calcetín y compadezco su soledad de pie derecho.
Uno puede perder un brazo, un ojo, un pie: lo que queda sigue cumpliendo sus funciones imprecisamente doctrinarias; mas un calcetín solitario es casi una aberración ontológica, un atentado contra cualquier mundo posible, una anomalía de la naturaleza, el mayor de los infortunios.
Este calcetín viudo es ya solamente una metonimia de la soledad, una metáfora siniestra del “no-ser”.
Edición: Ana Ordaz
Manifestó su confianza de que esta Nochebuena ''nos abrace como Nación''
La Jornada
Cientos de casitas, locales y detalles en miniatura posan entre olores azucarados
Efe
La Policía aseguró que ninguna de las personas baleadas tenía heridas que pusieran su vida en riesgo
Ap
Contiene mil 750 figuras, 650 de ellas en movimiento, ríos, cascadas, nieve y sonido ambiental
Efe