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del

Nadie es ilegal

Invitación a la lectura 'Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a Europa'
Foto: Facsímil

En otra tierra serás semilla

Una nueva casa, una familia.

Desorden público – los que se quedan, los que se van


La reseña que presento a continuación fue la primera reseña que escribí de un libro, llamado Partir para contar. Un clandestino africano rumbo a Europa (Pepitas de calabaza, 2012), publicada en julio del 2017 en mi blog personal, y que a continuación aprovecho para compartir en mi columna, Invitación a la lectura, por cuatro razones: la primera es la más fuerte, es el primer libro con el que me acerqué de otra manera al fenómeno de la migración, en una crónica que se alarga no días sino meses e incluye numerosos países y sufrimiento. Todo esto en el marco del suceso que aconteció poco antes de las 10 de la noche, el lunes 27 de marzo en el centro de detención del Instituto Nacional de Migración en México.

Las siguientes tres razones son las consideraciones generales que tomo para seleccionar un libro que reseñaré en esta columna, y las aclaro luego de decena y media de invitaciones a la lectura, para quien siga la pista de estos textos: la primera razón es obvia, tiene que ser un libro que me guste, la segunda es que me parezca que es relevante de leer en este momento, ya sea novedad o no, y la tercera es que me parezca que tenga elementos trascendentales o que no se anclen solo en la coyuntura que invita a leer. Este libro cumple las tres consideraciones, con creces, y lo pueden encontrar en el catálogo de SP distribuciones, apenas lo vi en esta FILEY y recordaba con Rafa e Isaac que fue el libro que forjó una amistad, aunque no se si el David lo tenga presente.

Lo encontré perdido en un estante entre decenas de stands, centenares de libreros y miles de libros. En la portada traía una ruta trazada sobre la África árabe y se podía leer un par de nombres, en francés, y la leyenda debajo del título “un clandestino africano rumbo a Europa”. Me volteé y le pregunté a David, el encargado del stand de Sexto Piso, – oye, ¿conoces este libro? – Usualmente David contesta con desparpajo, molestándome si no le gusta el libro o avivándome a comprarlo si le parece maravilloso, pero esta ocasión vislumbro su cara de incredulidad – No, es de la editorial Pepitas de Calabaza, y esa nosotros solo la distribuimos, así que por lo general no suelo leer, por el trabajo, de esos – Así que me quedé con dudas, revisé su contraportada que sostenía ese color que tanto me gusta, verde, y traía decoración para contrastar en blanco, la tipografía me pareció maravillosa y las guardas negras al interior me ganaron, como objeto me pareció fantástico.

Me llevé a casa el libro junto con otro par, no alcanzó para mucho ese año en la FILEY 2017, pero al menos tengo algo que parece especial. Partir para Contar es al menos un viaje aunque creo que en realidad son dos o tres, cantidad que descubrirás mientras acompañas a Mahmud en su travesía, el cual te lleva de la mano, a veces con cariño y otras a la fuerza, a rincones insospechados de una sociedad distante y desconocida, el underground de la clandestinidad migratoria en África.

Así que, como si me observara él mismo Mahmud, lo sigo con pasitos cortitos, me llevó leer las 250 páginas como 100 días, y creo que no me imagino otra opción para este disfrute, a la tasa de 2.5 páginas por día puedes ir recorriendo, palabra por palabra, las vivencias, los caminos y las reflexiones de un joven que está encontrándose perdido en medio de países que había conocido solamente en un mapa mientras persigue un sueño que parece no haber soñado por sí mismo. 

El co-autor, que en realidad funge de entrevistador y editor del texto, Bruno Le Dantec, se toma la atribución deliciosa de insertar pequeños relatos de la tierra del clandestino en medio de las narraciones de éste, así que en algún momento aunque estés caminando por las áridas tierras de libia, de repente te encuentras pisando los húmedos suelos de Temanto, en Senegal, platicando con algún anciano bajo el árbol de las palabras o corriendo detrás de otros niños con la selva como único juguete.

Hace algunos ayeres que no me encontraba un libro por azar, pero hoy (10 de julio del 2017) al terminar la parte narrativa de Mahmud, siento ese abandono que se manifiesta cuando el amigo que encontraste por azar en un viaje permanece en ese mágico lugar siendo una luminaria de tu experiencia de vida. Así me quedo con la ausencia de Mahmud, al cual no sé si algún día conoceré, pero definitivamente tendré siempre presente al pensar en las narrativas de migración, las realidades del colonialismo y la transgresión a los límites del color.

@RuloZetaka

 

Edición: Gustavo Marmolejo


 


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