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(De)construcción territorial en 'Hibridaciones'

ORLAN interviene esculturas prehispánicas con su rostro y enfatiza rasgos típicos
Foto: Centro Cultural La Cúpula

Johanna Martin Mardones*

 

El Gran Museo del Mundo Maya de Mérida, México, tuvo el privilegio de contar con la exposición Hibridaciones, por casi seis meses, que llega a su término el 28 de mayo, de tres renombrados artistas: ORLAN, artista francesa, y los mexicanos: Lorena Ancona (Quintana Roo) y Demián Flores (Oaxaca), gestionada por la curadora Leïla G. Voight quien los invita, desde cada propuesta, a entregar su mirada sobre el concepto Hibridaciones. 

Denuncia, resistencia, politización se desprenden del relato híbrido-artístico de las propuestas que aquí se articulan colectivamente desde tres disciplinas: fotografía, escultura e instalación, desplazadas al territorio de las ciencias sociales para indagar en las culturas originarias, cruzando narrativas estéticas, sociales y culturales. Esta mirada legitima la impronta del conceptualismo como herramienta del campo artístico-intelectual articulador del pensamiento crítico. La relación (a)temporal indaga sobre la identidad de los pueblos originarios cuestionando el poder, en todas sus dimensiones, los estereotipos y la violenta irrupción, otrora naturalizada. 

 

Foto: Centro Cultural La Cúpula

 

Desde el mundo de la digitalización, ORLAN, interviene esculturas prehispánicas con su rostro y enfatiza rasgos típicos de culturas ancestrales. Utilizando la fotografía, (de)construye códigos en antagonismo a lo instaurado. Desde la intimidad de su propia territorialidad corporal entra en un territorio otro, el desplazamiento de perfiles muta en estéticas múltiples que hibridan en nuevos signos. El ejercicio semiótico dará origen a un nuevo signo, un nuevo modelo simbólico en confrontación con el relato institucionalizado. La propuesta indaga, al mismo tiempo, en los (des)bordes sociológicos de una cultura estereotipada, sin identidad, híbrida. “Autohibridaciones Mayas (Self-Hybridations Mayas)”, visto de esta manera, opera en sentido inverso. En una suerte de raspaje, la acción fotográfica limpia y agrega y, al mismo tiempo, (re)mueve las capas. En la doble articulación, la tensión devela estereotipos imbricados en la sociedad, activa la conciencia dormida poniendo en el tapete conceptos como memoria e identidad que oscilan entre: ruptura y unión, cubrir y raspar, hibridación y pureza al mismo tiempo. 

 

Foto: Centro Cultural La Cúpula

 

Abordando una propuesta historiográfica, Demián Flores, en "De/construcción de una nación", con pequeñas piezas escultóricas, (de)construye la noción de nación a través de una (es)cultura narrativa que hibrida. En esa misma acción, con elementos propios del arte contemporáneo, mezcla y modifica sin perder la imagen base que permanece como soporte antropológico, pivote ancla. En las piezas se cruzan personajes con animales, pasado y presente en un desplazamiento semiótico que (re)construye una nueva (es)cultura, un nuevo signo cultural y simbólico; una crítica al relato histórico respaldado por la investigación realizada durante años, lugar del que intenta dar respuesta al fenómeno del hibridaje en la cultura maya. Los elementos contemporáneos vienen a intervenir aquello que designa y define al objeto para reflexionar en torno a aspectos sociales-políticos-culturales, acción que la (re)significa para volver al origen y a la pureza de lo que fue. 

“Cueva Flor / Loltun. La tierra como un cuerpo” de Lorena Ancona, plantea en su investigación el cruce de conocimientos, un estudio antropológico desde lo femenino que la artista resume en una instalación de objetos, formas de animales y jarrones diseñados con barro, madera y henequén, a partir de su experiencia con mujeres mayas desde donde rescata conocimiento, símbolos, oficio y especialmente el sentir de las mujeres. La tierra, desde la concepción más elemental hasta la relación con la pertenencia y territorialidad, será el espacio que reúne los estratos de un pasado que se configura desde la ruptura y el dolor; así como la Cueva Flor será el espacio íntimo donde todo surge, el inicio y el encuentro con sus múltiples devenires. También aquí la hibridación está dada por la (de)construcción en el cruce entre las piezas hechas por las mujeres artesanas y la intervención de las artes visuales de la mano de la artista. El proceso semiótico dará como resultado un corpus objetual, nuevo signo que acepta en su constitución elementos atemporales disociados de la naturaleza misma del objeto y, sin embargo, esa disociación arrastra-mantiene-sostiene la memoria histórica de lo que fueron, de quienes participaron de su creación y para qué fueron concebidas. 

Podríamos decir que, Hibridaciones, en las propuestas, cada una desde la (de)construcción de su propia dimensión conceptual, ejerce una suerte de semiótica transformadora en pos de una inversión simbólica de la realidad. 


*Artista Visual. Investigadora y Crítica de Arte 

[email protected]

 

Edición: Estefanía Cardeña


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