La historia de Yucatán tiene varios episodios de violencia relacionada con la actividad política. De hacerse un recuento habría que cuestionar el sustento de la proverbial tranquilidad de la población. Hay que mencionar que ahora sí resulta muy extraño que la gente porte una pistola, pero revisando los periódicos de hace un siglo puede verse que un número significativo de hombres andaba por las calles y caminos con un arma entre su vestimenta, como si se tratara de un accesorio.
El 6 de octubre de 1919 tuvo lugar una manifestación frente al palacio de gobierno de Yucatán que terminó con disparos contra la multitud que se había congregado en la Plaza Grande. El motivo de la propuesta hay que hallarlo en la economía. Con el fin de la Primera Guerra Mundial, la demanda de henequén cayó en picada y lo mismo hizo su precio en el mercado internacional; las bodegas de fibra en el puerto de Progreso lucían llenas, pero no había compradores, y la moneda corriente en el estado, el “papel Reguladora”, que era respaldado por el valor de la fibra, amenazaba con dejar de valer del todo.
A todas estas hay que tener en cuenta que México no tenía una sola moneda. Varios gobiernos locales emitían su propio papel moneda. En su momento, el gobierno de Venustiano Carranza intentó hacer circular billetes por todo el país, los que fueron llamados “bilimbiques”, los cuales no fueron bien recibidos por la generalidad de la población, acostumbrada a sus monedas de plata y oro. Así, no era extraño que un periódico como El Correo costara 15 centavos el ejemplar, pero dijera que valía 10 centavos-plata. En cuanto a los billetes de la Comisión Reguladora del Mercado del Henequén, se cotizaban en 50 centavos de dólar de Estados Unidos; esto, antes del mes de octubre de 1919, cuando se discutía en sacarlos de circulación.
A la inestabilidad económica correspondía también una muy tensa relación con el gobierno de Venustiano Carranza, pues en Yucatán crecía la organización del Partido Socialista del Sureste, por lo que el ejército procedía a desarmar a los campesinos identificados como socialistas. Así, con una difícil mezcla de factores económicos y políticos, llegó el 6 de octubre, fecha de la manifestación, provocada también porque los comerciantes se pusieron en huelga buscando la caída del gobernador Carlos Castro Morales.
El paro, de acuerdo con las noticias, hizo que no se pudiera encontrar alimentos, y donde se encontraba era en casas particulares: “el maíz, si se encontraba, valía un peso el litro, un peso el kilogramo de masa, un peso cada huevo de gallina, y 20, 25 y 30 pesos cada gallina; el kilo de carne, de 6 a 10 pesos. El frijol, arroz y azúcar no se hallaba ni a precio de oro”, menciona el diario El Correo. Debe tomarse en cuenta que, sin refrigeración, las despensas debían abastecerse todos los días.
Unas 10 mil personas, según calcula el diario mencionado, provocaron un gran escándalo y “al mismo tiempo lanzó unas piedras a las fuerzas federales; en aquellos momentos, el Mayor José Castro, intervino para evitar que el escándalo tomara mayor proporción y fue herido con arma punso [sic] cortante. Se dice que la herida es de gravedad”.
“Se dice que el general Luis M. Hernández disparó tres tiros al aire y que seguidamente algunos soldados de las fuerzas a su mando hicieron fuego sobre el pueblo, resultando en estos lamentable y sangrientos sucesos, quince heridos…”.
El periódico proporciona el nombre de ocho heridos, que fueron curados en la Inspección General de Policía, y los que no nombra “fueron recogidos por sus familiares y llevados a su casa”.
Del inicio de los disparos hay varias versiones. En el mismo periódico, una nota firmada por Bernardo Magaña menciona que entre los manifestantes había un muchacho con un cuchillo en la mano a quien el Mayor José Castro se aproximó para desarmarlo y “recibió una herida de pistola de un tiro salido por entre la multitud, lo que dio lugar a que los soldados federales que guarnecían las puertas del Palacio estuviesen dando tiros al aire”.
En su edición del 8 de octubre, El Correo haría una comparación muy descuidada con otro episodio de represión. La nota está titulada 11 DE AGOSTO DE 1896! 9 DE OCTUBRE DE 1919!. El titular tiene dos errores: los disparos contra la población fueron el 11 de agosto de 1897 y el día 9 de octubre todavía no había llegado. En fin, cosas que los periodistas no pueden deshacer una vez que está impresa la edición del día.
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