La búsqueda de la felicidad ha sido uno de los anhelos más profundos del ser humano a lo largo de la historia. Desde tiempos inmemoriales hemos intentado comprender y alcanzar ese estado de plenitud que brinda alegría, satisfacción y sentido a nuestras vidas. Sin embargo, la felicidad es un concepto complejo y subjetivo, y su significado varía de persona a persona. No existe una fórmula universal que nos haga felices a todos.
Según estudios sicológicos, 50 por ciento de nuestra felicidad está definida por nuestros genes, 10 por ciento por nuestro contexto y el 40 por ciento restante por nuestras decisiones. El estilo de vida que llevamos es un factor importantísimo que afectará nuestra felicidad por el resto de nuestros días.
Los progreseños tenemos una gran ventaja, nuestro contexto, vivir tan cerca del mar, poder admirar sus paisajes que nos regala a cualquier hora, el alba y los atardeceres, sentir la brisa y la arena; sin embargo, eso no es suficiente, contar con una buena calidad de vida, poder cubrir nuestras necesidades básicas, tener espacios cómodos y funcionales para actividades recreativas, deportivas y culturales, contar con centros con la tecnología y la atención adecuada para nuestra salud física y mental, por ejemplo, son también algunos factores que suman a nuestra felicidad.
Una encuesta del Estudio Global sobre la felicidad realizado en 2021 a adultos menores de 75 años de 30 países arrojó que, algunas de las principales fuentes de felicidad son: salud y bienestar físico y mental, la relación en pareja, sentir que la vida tiene un sentido, los hijos, las condiciones de vida (agua, comida, vivienda), la seguridad personal y estar en contacto con la naturaleza. Estos factores deben estar en la agenda de prioridades para cualquiera que aspire o desee gobernar una ciudad o municipio, pues mantener el bienestar de la gente debe estar por encima de los intereses económicos, políticos y personales de quien gobierna.
Recordemos que la palabra gobernar proviene del latín gubernare, que significa "pilotar un barco"; Progreso necesita un capitán convencido y comprometido a llevar a los tripulantes de ese barco llamado “Felicidad” a buen puerto, donde el crecimiento personal y el desarrollo de nuestras habilidades y talentos sean pilares importantes, así como el aprendizaje constante, la superación de desafíos y la consecución de metas personales que nos garanticen un sentido de logro y realización; un lugar donde las oportunidades y los beneficios sean para todas y todos, donde las brechas de desigualdad que hoy existen disminuyan, o incluso, desaparezcan, donde el sentido de bienestar y plenitud permee en cada habitante de este puerto, y donde juntos trabajemos en unidad y acuerdo, cada quien desde su ámbito, respetando sin revanchismos los golpes de timón que nuestro próximo capitán planteé, para que logremos que nuestro barco llamado “Felicidad” llegue a buen puerto, al mejor puerto: Progreso.
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