Por regla general, el contenido de esta columna sale de periódicos peninsulares, pero en esta ocasión hallamos una nota particular y también una colección de revistas excepcional. Se trata de las revistas publicadas con motivo de la visita de Porfirio Díaz a Yucatán, del 5 al 9 de febrero de 1906, que se hallan en el Fondo Reservado del Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria de Yucatán. Son semanarios que solían ser suplementos de periódicos de la Ciudad de México, como El Mundo Ilustrado o El Tiempo Ilustrado. También hay revistas para consumo extranjero pero que buscaban mostrar el adelanto del país, como es el caso de Modern Mexico, o Fígaro, editada en Cuba.
Precisamente en El Mundo Ilustrado, en su edición del 18 de febrero de 1906, hay un apartado para las “grandes empresas yucatecas”, a las que va dedicando un espacio de entre una y dos páginas. La revista incluye a los Ferrocarriles Unidos de Yucatán, el Banco Mercantil de Yucatán; la casa Sanjenís Hermanos, los más grandes importadores de sombreros; el Banco Yucateco y la ferretería El Candado.
En la revista no podía faltar una empresa: La Cervecería Yucateca S. A., que entonces ocupaba la esquina de las calles 63 y 70, en pleno barrio de Santiago. El edificio, nos refiere la publicación, tenía una entrada a la fábrica, sobre la calle 63, y otra para las oficinas del director y la caja, sobre la calle 70.
En seguida se refiere a la maquinaria y departamentos que conformaban la empresa que, recordemos, había sido fundada apenas seis años antes, el 19 de enero de 1900 por el empresario José María Ponce Solís. El equipamiento de la fábrica da una idea de la producción que se tenía y el tamaño del mercado. Tampoco olvidemos que las cervecerías eran empresas regionales y, aunque según los periódicos de la época sugieren que en Mérida podía beberse una espumosa proveniente de Toluca, Orizaba o Monterrey, lo cierto es que ninguna llegaba a todo el país, en parte por las dificultades de transporte.
Sigue El Mundo Ilustrado apuntando que “Toda la maquinaria es moderna, y todos los productos de esta cervecería son muy estimados por su buena calidad, siendo los preferidos, en su género, por la mayor parte de los habitantes de Mérida y otras ciudades de Yucatán y Campeche”.
Una curiosidad en la nota es que consigna el equipamiento de la cervecería, pero no la cantidad de empleados, aunque por las fotografías vemos que entre estos hay algunos que utilizan el delantal de cotín, que no los diferenciaría mucho de los sirvientes de las haciendas henequeneras. Las medidas de seguridad eran mínimas, si tomamos las fotografías como testimonio. Así, sabemos que el local “consta de un extenso patio en cuyo centro se encuentran funcionando cuatro calderas de gran potencia, 3 de una fuerza de 125 caballos y una de 60. De estas, dos hacen un servicio constante. A la izquierda se hallan dos grandes bodegas de mercancías: maderas para empaque, lúpulo, malta, fundas para las botellas y botellas vacías. En el corredor que ve al frente, están las maquinarias para el lavado de botellas y barriles.”
El departamento de hielo, agrega, podía contener hasta 10 toneladas, mientras que las bodegas refrigeradoras eran de ocho “y producen de 75 a 90 hectolitros, habiéndose instalado últimamente nuevos tanques del metal.”
“En el fondo del edificio está otro patio ocupado por el establo y los macheros, y un aparato de Crolintower que puede purificar 600, mil galones de agua en 24 horas.” Con toda seguridad se trataba de un mecanismo de filtración, pero no era el único para asegurar la inocuidad del producto, pues también había un tanque de pasteurización.
Casi para terminar, la nota da cuenta de los integrantes del Consejo de Administración, presidido por José M. Ponce, “y los señores Manuel Ponce, Antonio Acuña y Alfredo Ponce como vocales; es secretario el Sr. Lic. Serapio Rendón, Comisario el Sr. Fernando Ponce y Director Gerente el Sr. Arturo Ponce.” Sin duda, una empresa familiar que en esos seis años había crecido enormemente, aunque se trataba de la única cervecería establecida en la península. El capital social al momento de su fundación era de 300 mil pesos; y para el momento ya había ascendido al medio millón de pesos, “de los cuales se exhiben actualmente 100 mil; el resto está ya exhibido.”
Curiosamente, las marcas que comercializaba quedaron en el olvido. Estas eran “Estrella,” “Pilsner,” “Marca Especial” y “Carta Roja”.
La Cervecería Yucateca cambió de local hasta 1951, y para entonces sus marcas no sólo eran las favoritas en la península sino también buscadas por nacionales y extranjeros aficionados a la malta espumosa, cuyo sabor no tenía igual… eso significaba la producción regional.
Lea, del mismo autor: Historias de policías
Edición: Fernando Sierra
Salvador Pérez tuvo tres carreras impulsadas
Ap
Dirigió cintas como ‘50 Sombras de Grey’ o ‘Seduciendo a un extraño’
Europa Press
Toma el mazatleco el lugar de Despaigne; Eury Ramos, cerca de volver
Antonio Bargas Cicero