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''Sigue soñando, pero no imagines que todos los sueños se harán realidad''

Mientras viva en la tierra, Premio Juan Rulfo de Primera Novela 2023
Foto: Pablo A. Cicero

Trabaja en silencio y en las sombras, escribiendo blogs y guiones de comedia, en una ciudad que no es la suya, persiguiendo el espejismo, veloz y veleidoso, al que llaman éxito; tiene tanto qué hacer y tiene sólo unas pocas horas al día.

Para evitar naufragar en la mirada de los otros, se refugia en la ficción, y es entonces cuando empieza a soñar, pero Billy Joel, donde quiera que se encuentre, le advierte que no todos sus sueños se harán realidad

Por ahora, uno de sus sueños sí se concretó, y es la certeza que su primera novela se publicará. Y no sólo eso, sino que fue elegida con el Premio Juan Rulfo de Primera Novela 2023, que otorga la Secretaría de Cultura, el Instituto de Bellas Artes y la Universidad Panamericana de Puebla. 

José Antonio Molina Vega nació y estudió en Mérida. A los 27 años se fue a trabajar a la Ciudad de México. El recuerdo de esa vorágine es la semilla que germinó en Mientras viva en la tierra. Aunque tiene guiños autobiográficos, no es su historia la que cuenta. 

Es, en realidad, la historia de una generación obligada a cumplir las expectativas que le dictan, sin protestar ni cuestionar. El personaje principal dista de ser famoso, y eso se lo recuerdan constantemente los fantasmas del Club de los 27.

Hombres y mujeres que reciben la metralla de la imperiosa necesidad de dejar huella, aun sea ésta la de los primeros y la de los últimos pasos; de sobrevivir, aun sea muriendo. 

Vive intensamente, muere joven y sé un cadáver guapo, como Jimi Hendrix, Janis Joplin y Jim Morrison; aplastados bajo el peso de una fama que, paradójicamente, les cortó las alas. Jóvenes eternos; estrellas tan fugaces, tan brillantes.

Tanto, que hacen que cualquier otro se reduzca a la opacidad de un guijarro, como siente el protagonista de Mientras viva en la tierra. La ópera prima de Molina Vega está escrita en clave de comedia, pulverizando así cualquier tentación melodramática; ese es el músculo del teclado del autor. 

Según el laudo jurado del premio —Ana Clavel, Laura Baeza y Abril Gamboa— el trabajo del yucateco es merecedor del reconocimiento debido a su estilo ágil y ligero, con humor desencantado e ironía. La novela de Molina "le habla a una generación, pero también a quienes ven en la incertidumbre una forma de vida”. 

En entrevista, el autor recuerda que le tomó cuatro años cocinar Mientras viva en la tierra. Fue en 2019, antes de que se acabara y se reiniciara el mundo, cuando la comenzó. El punto de partida fueron dos talleres, a cargo de dos maestras. Antes de esos cursos, sus únicas guías habían sido sus autores favoritos. 

Y de estos, nombra a dos contemporáneos: Junot Díaz y Mariana Enríquez, de quienes destaca su tono irreverente y la paradoja de escribir ligero y profundo a la vez, respectivamente. Molina Vega lee y absorbe; disfruta la literatura como negronis. Y ya digeridos, los replica en historias propias. 

Así como se tomó su tiempo para su primera novela, el premio obtenido no lo apura a escribir la segunda; eso sí, asegura, estará a la caza de una historia que valga la pena contar. En ese paréntesis, seguirá escuchando la canción Viena, de Billy Joel, quien le repetirá: Puedes lograr lo que quieras o puedes solo envejecer.

Y es que precisamente esa canción rompía los silencios de sus batallas frente a la hoja en blanco. Joel no forma parte de ese clan de cadáveres hermosos, sino que a los 27 él apenas nacía, tocando el piano en bares patibularios y cantando en micrófonos que olían a cerveza. 

Aunque Molina Vega nunca esperó ganar el premio Juan Rulfo, sí es consciente de la calidad de su obra, pero, con generosidad, reconoce el acompañamiento que tuvo mientras la fue tejiendo. Recuerda a amigos y a editores, con quienes construyó el proceso que permitió ponerle punto final a Mientras viva en la tierra.

El Premio Juan Rulfo de Primera Novela se otorga desde 1980, y lo han obtenido autores como Víctor Hugo Rascón, en 1991, e Ignacio Padilla, en 1994. Consiste, además del reconocimiento, en una retribución económica de cien mil pesos y en la publicación de la obra, cuya fecha se espera se dé a conocer en breve. 

Antes de eso, el autor Molina Vega abre pequeñas rendijas para los impacientes: no está ambientada en una ciudad en específico, más bien en una especie de en un lugar de La Mancha…, en donde todo orbita en la trascendencia, Wel hecho de que todas las personas buscamos permanecer de alguna forma y no ser olvidados cuando morimos. A veces podemos pensar ¿qué pasa si muero y no dejé nada en la tierra, por lo que se me recuerde?”. 

Una pregunta con espíritu trágico que el novel escritor yucateco logra revestir de humor. “La comedia en sí me parece un mecanismo perfecto para hablar de cosas horribles, para hablar de la muerte y de muchos de los aspectos que se tocan en la novela. Me gustó la idea de que los personajes fueran irónicos, sarcásticos, que no fueran solemnes; que utilizaran el humor negro como método de defensa ante las cosas, ante la realidad aplastante”.

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Lea, del mismo autor: Spoiler Alert: No es ciencia ficción


 Edición: Estefanía Cardeña


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