Unas fieras habitan en mi armario

La última recomendación del año es Fieras familiares (Libros del asteroide, 2022) escrito por Andrés Cota Hiriart: biólogo, divulgador de la ciencia, locutor de radio e impulsor de la sociedad de científicos anónimos, un esfuerzo colectivo de divulgación de la ciencia que se ha ido articulando en más de una decena de ciudades en México. 

Este libro llegó a mis manos hace varios meses, durante la Filey 2023, y pensé que era una gran manera de cerrar el año de esta columna. Primeramente, porque es uno de los textos que más disfruté este año y también creo que puede ser un gran regalo para un espectro amplio de población lectora y eso voy a tratar de compartir en las siguientes líneas.

Fieras familiares es el segundo que leí de Andrés Cota, primero me acerqué a su libro sobre los ajolotes. El libro de Fieras familiares me sorprendió desde la primera página porque sentí una aproximación diferente a la divulgación científica tradicional y que se me hacía difícil de clasificar entre el ensayo y la crónica. 

Al ser escucha de su pódcast, me disculparán la familiaridad con la que hablaré del autor en este texto, por lo que me referiré a él solamente con su nombre propio de acá en adelante. Andrés divide el libro en dos partes, cautiverio, donde nos presenta cinco historias de animales que cohabitaron con él, su madre y en algún punto con la pareja de su madre, y cierra el libro con otros cinco relatos que titula Libertad (las islas) donde lo acompañaremos a una visita a cinco lugares enigmáticos y fascinantes para la investigación sobre la vida y para la historia de la biología.

Abrir la página en el inicio de cada capítulo es una experiencia inmersiva, con ilustraciones de Ana J. Bellido, quien también aparece en algunos relatos que carecerían de sentido sin ella, Andrés da la bienvenida -junto a la ilustración- un contexto descriptivo, de máximo una página, sobre el animal que versará el capítulo en la primera parte, y sobre las islas en la segunda. También incluye, antes de empezar a narrar, un cuadro con información relevante que para las personas que no estudiamos biología podría ser significativa para seguir explorando y entender algunos detalles más especializados.

En Cautiverio encontramos, poquito a poquito, los pasos de Andrés en su infancia y juventud, desde la obsesión por los reptiles que la mayoría podríamos clasificar de cercana a la locura, hasta la madurez que se podría disfrazar de cordura al lograr tener su propia unidad de manejo ambiental (UMA). En este apartado podrán fascinarse con la sonrisa enigmática del ajolote, horrorizarse con el ataque de la güera Rodríguez, una pitón, desear nunca volver a estar de noche en la intemperie en Chiapas para no descubrir con luz negra todos los escorpiones que podrían habitar cerca de donde duermes y también aprender lo difícil que es cuidar a un Camaleón.

Al final del cautiverio, el autor decide salir al mundo a descubrir los lugares emblemáticos en la historia de la biología. Por ello asistimos en libertad a la segunda parte del libro, aprenderemos de las posibles herederas del solitario George en las Galápagos, acecharemos en lo más oscuro de la humanidad al relacionarse con otros primates en el Borneo, sonará en nuestra cabeza la canción de la película Jurassic Park al leer la narración en Komodo y descubriremos una isla casi oculta del imaginario mexicano donde termina nuestro territorio más allá de Ensenada.

Fieras familiares es un libro fascinante que cuenta historias de cotidianidad que pueden no serlo para la mayoría de las personas que lo leemos, pero la pluma de Andrés cuenta con una capacidad especial que pocas veces vemos en ese espacio que navega entre la naturaleza y la literatura a la que algunas personas le gusta llamar liternatura.

Es un libro con algo demanda por lo que a veces no es tan fácil de encontrar, pero sin duda podrán acudir a mi librera de confianza, Anna, de La Meiga Librería feminista, para encontrarlo o pedirlo aquí en Mérida. 

@RuloZetaka

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Edición: Estefanía Cardeña