Opinión
Felipe Escalante Tió
20/06/2024 | Mérida, Yucatán
Cuando pensamos en periódicos, es común que pensemos en los diarios y que de estos apenas nos quedemos con la idea de que circulan unos pocos. El siglo XX, para Yucatán, fue en realidad un campo en el cual surgieron cientos de proyectos periodísticos, pero apenas unos cuantos han sobrevivido al paso de los años. Esto porque también han sido ejemplo de desarrollo de empresas sólidas y porque también han sabido establecer alianzas comerciales.
Pero entre esos otros que apenas sacaron unos cuantos números, o más bien, de los que ignoramos cuánto tiempo vivieron, porque en las hemerotecas sobreviven unos escasos ejemplares, suelen darnos sorpresas por ser testimonio del ambiente que se vivía en la época en que aparecieron. Es el caso del semanario La Tribuna, cuyo contenido es sumamente amplio, pues incluye notas políticas, semblanzas de algunos de los principales actores sociales, junto con sus fotografías; esto era una gran novedad para 1919, año en que apareció la revista, y ni siquiera los cotidianos de entonces ofrecían por lo menos un retrato en cada página, como hizo La Tribuna.
Sin embargo, no sabemos más de este semanario. El único número que se conserva en el Centro de Apoyo a la Investigación Histórica y Literaria de Yucatán (CAIHLY) corresponde a su primera entrega, del 4 de septiembre de 1919. No se crea que el formato era muy grande: apenas cuatro páginas en octavo; es decir, el equivalente a dos hojas tamaño carta.
En su primera plana, La Tribuna era política; como nota principal, criticaba el gasto para las fiestas patrias, pero las siguientes recuperaban los espectáculos en Mérida, especialmente el teatro, donde apenas nacía el género regional, y que aquel año era llamado “Zarzuela regional”, y sus promotores eran Héctor Herrera y Pepe Talavera.
Pero en la cuarta plana, hallamos un sorprendente mosaico fotográfico acompañado de una generosa nota titulada “Leopoldo Martínez, artista de variettes”. Lo llamativo es que en la composición de cinco imágenes es posible reconocer a la misma persona portando trajes femeninos; una que aparenta ser del cercano oriente, de gitana, china y sevillana, y por el titular de la nota, tenemos que se trataba de un varón.
Adentrándonos al cuerpo de la crónica, entendemos que ésta es el anuncio de una próxima presentación, lo que se nos dice desde el primer párrafo: “Leopoldo Martínez, el popular pianista del Café ‘Ambos Mundos’, ha decidido actuar en uno de los teatros de esta ciudad como artista de variettes”.
Y el reportero deja entrever que Martínez era sumamente conocido y apreciado por los parroquianos del café. Incluso se manifiesta sorprendido: “Todos los que conocemos a Martínez, a la noticia de que actuaría en uno de nuestros teatros, como imitador del género femenino, sonreímos, creyéndolo una broma de los amigos, pero él en persona nos ha noticiado que es completamente cierto, para lo cual nos ha puesto a la vista todo el vestuario de que dispone, el que en honor de la verdad, es digno de figurar entre el de la mejor bailarina o canzonerista”.
En pocas palabras, Leopoldo Martínez pretendía ofrecer un espectáculo de gran calidad. Téngase en cuenta que en la Mérida del Porfiriato y hasta la primera mitad del siglo pasado, era sumamente común tomar clases de piano, de manera que el que Martínez se desempeñara profesionalmente debía indicar que no era ningún improvisado. La sorpresa era que no solamente se desempeñaba como ejecutante de un instrumento, sino también como “imitador del género femenino”.
“Quien no lo conociera, a la vista de las ilustraciones que hoy publicamos, sin duda creerá que se trata de una genuina y verdadera artista de variedad. La originalidad del traje y la expresión personal en la fotografía producen el efecto de que se trata de una verdadera figura femenina. Pero nada de eso: el lector ya sabe que se trata de una parodia de las principales artistas que han trabajado en Yucatán”, continúa la nota.
Lamentablemente, el reportero prometió brindar en el siguiente número la opinión sobre el debut “y cualidades en este género” de Martínez. Ni siquiera alcanzamos a saber en qué teatro se presentó el artista. Eso sí, “hay un marcado interés entre los aficionados a este género de espectáculo, por saberlo”. Sin duda, debió ser un éxito en taquilla, pues el programa estaba en el gusto generalizado, con “romances, cantos regionales, españoles, así como también seguidillas, couplets y cantos criollos”. La presentación, prometía “ser una nota original y simpática”.
Tal vez sabríamos más de Leopoldo Martínez si se hubiese fotografiado vistiendo un hipil, pero como se mencionó, el teatro regional todavía se encontraba en etapa experimental. Eso sí, antes se había caricaturizado a algunos políticos dibujándolos ataviados con el traje regional femenino, pero eso es tema de otras noticias.
Edición: Estefanía Cardeña