Opinión
Carlos Trejo García
19/08/2024 | Ciudad de México
El 18 de agosto del 2004 falleció inesperadamente el señor Víctor Manuel Cervera Pacheco, ex gobernador de Yucatán. Durante los días luctuosos llegué a contar más de un centenar de esquelas publicadas en los rotativos, suscritas por todos los sectores de la sociedad yucateca. La noticia fue de alcance nacional, varias primeras planas y noticieros hablaron de este suceso.
Tres días después, el 21 de agosto, se publicó el croquis explicando el recorrido que haría el cortejo fúnebre, que partió desde su casa en Itzimná (esa misma a la que la hoy presidenta electa llegó a cenar panuchos) hasta el Panteón Florido. Numerosos personajes, sobre todo de la política local nacional, acudieron al sepelio,
A 20 años del deceso de Víctor Cervera Pacheco, el impacto del acontecimiento se ha diluido. Lo que inició con grandes mítines de la Casa del Pueblo, con copiosas visitas de homenaje al Panteón por parte de organizaciones civiles, populares, sindicales; conmemoraciones en el puerto de Progreso y en el interior del estado, pasaron a ser ceremonias modestas, aunque no por ello menos emotivas, encabezados por amigos, colaboradores y gente que aún recuerda a Cervera Pacheco con cariño (y con un poco de nostalgia).
El Balo Cervera (como le apodaban) era un político emanado de las bases. Quienes lo conocieron cuentan que poseía un espíritu incansable (siempre revolucionario y progresista), su presencia se mantiene vigente hasta nuestros días, A pesar de que muchos jóvenes no saben quién fue (o no saben mucho) del que fuera líder estudiantil, diputado estatal, alcalde de Mérida, líder de la CNC, diputado federal, senador, secretario de la Reforma Agraria, gobernador. Entre sus obras, por mencionar algunas, se encuentran la construcción del Puerto de Altura de Progreso, la autonomía de la Universidad Autónoma de Yucatán (UADY), el Programa de Reorganización Henequenera, la construcción del gasoducto, el aeropuerto de Kaua, el Centro de Convenciones Yucatán Siglo XXI, y la pavimentación y modernización de muchísimas vialidades.
Víctor Cervera Pacheco sentó las bases del desarrollo actual de nuestro estado. Es innegable el legado y vigencia de la “filosofía cerverista” (polémico término acuñado hace casi un cuarto de siglo). Este legado se puede ver en el hecho que tres de sus discípulos han sido gobernadores y otros muchísimos de sus pupilos se encuentran hoy vigentes y muy activos; algunos incluso diferentes partidos políticos, y en algún momento han hecho referencia a VCP. Las giras interminables por el interior del estado y hacer política a ras de suelo fueron el sello de su actuación política y en la actualidad muchos han querido emularlo. Sus críticos y opositores lo recuerdan aún. Muchos, me imagino, tuvieron que crecerse al castigo, pues seguirle el paso (y la contra) a don Víctor no debió ser nada fácil
Las administraciones priistas posteriores a su fallecimiento intentaron grabar en el imaginario colectivo esta luctuosa efeméride, pero la escisión del tricolor local, que siguió a su muerte, así como coyunturas externas, no favorecieron esto. Las administraciones panistas, hasta recientes fechas, han intentado diluir su obra. Muchas placas de obras que se realizaron en su administración fueron eliminadas deliberadamente; del mismo modo han sido rebautizadas calles o avenidas construidas durante su gobierno.
Mucho se puede hablar y polemizar a cerca de la obra de Víctor Cervera: hoy se me ocurren algunas preguntas: ¿Cuál era su ideario?, ¿cuál es el alcance de su obra y su impacto en el actual Yucatán? Pero a 20 años de su fallecimiento, falta que la historia empiece a hacer su trabajo; urge que, desde una perspectiva histórica, se haga un análisis puntual y objetivo de las administraciones cerveristas, y para ello se requiere hacer un largo viaje en el mar de la hemerografía para tener un panorama claro de este personaje de la historia contemporánea de Yucatán.
Edición: Estefanía Cardeña