Opinión
Leobardo Cox
05/09/2024 | Mérida, Yucatán
La historia de las muñecas se remonta hasta el origen mismo de la humanidad, han sido acompañantes de las personas en su infancia y también en su adultez. Las primeras figuras semejantes a muñecas eran objetos mágicos o religiosos, no juguetes. Existen múltiples evidencias arqueológicas que muestran pequeñas esculturas antropomorfas que cumplían con diferentes funciones de acuerdo con la cultura que las elaboraba.
Los antiguos egipcios, por ejemplo, elaboraban muñecas pintando prendas de vestir sobre pequeños trozos de madera en forma de paleta y luego les elaboraban una cabellera con cuentas de arcilla. Estas muñecas primitivas formaban parte de los ajuares funerarios. A lo largo del tiempo se utilizaron diferentes materiales para su elaboración: piedra, arcilla, hueso, cera, cuero o marfil para después dar paso a las muñecas elaboradas con textiles y posteriormente a las muñecas de porcelana y plástico.
Las muñecas han sido siempre un reflejo de la sociedad de cada época, en ellas se ven los cambios económicos y sociales como la evolución de la indumentaria, de los materiales de manufactura o de los cánones de belleza socialmente aceptados. Entre los mayas actuales, las muñecas, además de ser uno de los juguetes favoritos de los infantes, aún conservan algo de su antiguo rol dentro de la religiosidad popular. En algunos lugares se les da usos rituales que en ocasiones pasan desapercibidos: se colocan en los altares como protección contra los malos aires, se colocan como exvotos en las ofrendas comestibles o se cuelgan a los santos y las cruces para pedir la salud de algún familiar.
Para las personas que provienen de las ciudades es extraño observar muñecas en las diferentes ofrendas rituales de las iglesias o en los altares domésticos de las comunidades rurales de Yucatán. Sin embargo, la costumbre de usar muñecas como ofrecimiento ornamental es antigua. En el Diccionario Maya Cordemex encontramos varias entradas arcaicas para referirse a las muñecas en lengua maya, entre ellas aparecen al che’, como muñeca de niña o muñeco de madera y encontramos al but’, al nok’ y waal nook’ como sinónimos. En el maaya t’aan que se habla en comunidades cercanas a Chichén Itzá y en la Zona Maya de Quintana Roo se usa el nombre de balas che’ para referirse a este juguete. Beatriz Poot de Tihosuco comentó en comunicación personal que «lo que jugaban nuestras tatarabuelas era un pedazo de madera al que se le daba forma de un cuerpo de mujer, a ese se le llama balas che’». Por extensión, a las muñecas comerciales suele llamárseles de la misma forma.
Las muñecas tradicionales que se solían utilizar para las festividades eran hechas a mano por quien las iba a ofrendar. Se usaban telas gruesas o bolsas de fibra de henequén o de cáñamo. Hoy en día se utilizan muñecas comerciales de plástico; las más populares por sus bajos costos son las imitaciones de la clásica Barbie y, aunque el juguete ya no se elabora de manera artesanal, su ropa y sus accesorios siguen siendo manufacturados por las personas que deciden ofrendar muñecas.
En Tixméhuac, pueblo ubicado al sur profundo de Yucatán, se cuelgan muñecas vestidas con hipiles en las Siete Cruces Hermanas que se veneran, esto con el fin de recordar a mujeres importantes en la veneración de estos santos o como k’ex, lo que significa que la muñeca se coloca como un regalo para las Cruces a cambio de algún favor que, por lo general, consiste en mejorar la salud de algún familiar o pedir por el descanso de algún pariente difunto.
En Pisté, al oriente del estado, se realiza la danza de los ramilletes o jok’ch’ilibes, que son unos armazones cilíndricos de madera y decorados con papel de seda multicolor de los cuales cuelgan muñecas vestidas con hipil (aunque en tiempos recientes se han comenzado a utilizar muñecas vestidas con ropa occidental). En este caso, las muñecas representan la unidad de los socios del Gremio Mayor, sociedad encargada de realizar la danza, y también forman parte de las ofrendas ornamentales; en contadas ocasiones cumplen la función de exvotos.
En los altares de los jmeeno’ob o xmeeno’ob, sacerdotes y sacerdotisas mayas, es común encontrar junto a las imágenes de los santos algunas muñecas comerciales que se colocan como protección para que los malos vientos se alojen en ellas y así no los perjudiquen en sus trabajos. En Homún observé que la xmeen prefiere para sus altares muñecas que tengan rasgos fenotípicos afrodescendientes. Quizás ésta sea una influencia de la religión yoruba que, al menos en Mérida, ha encontrado eco.
Foto: Leobardo Cox Tec
Por los pasillos del mercado Lucas de Gálvez de Mérida se comercializan muñecas de muchas formas: desde las clásicas muñecas de plástico ataviadas con hipil hasta las muñecas rituales que se utiliza en la religión yoruba. Una de las muñecas artesanales más demandadas en Yucatán son las llamadas Peregrinas, elaboradas con diferentes materiales textiles y originarias de un pequeño taller del municipio de Ixil.
Edición: Estefanía Cardeña