Opinión
Normando Medina Castro
18/09/2024 | Chetumal, Quintana Roo
Cuando las mentiras son simples afirmaciones de mala fe, sin pruebas, sin lógica, pero además dirigidas a un enorme conglomerado social interconectado, constituyen acciones desesperadas y de soberbia superlativa que repugnan a la recta razón, como las descalificaciones que hizo el narcotraficante Genaro García Luna a la Reforma Judicial de México, sin calidad moral o siquiera un ápice de credibilidad.
Genaro García Luna fue detenido en los Estados Unidos, procesado, enjuiciado y declarado culpable por el jurado de la corte de Nueva York de cinco cargos, entre ellos narcotráfico y crimen organizado. En los gobiernos panistas de México con Vicente Fox y Felipe Calderón, Genaro García Luna fue poderoso funcionario de la seguridad pública. Con Felipe Calderón era intocable, su mano derecha, bañaron de sangre el país con su guerra al narcotráfico que no fue más que una falacia para empoderar al cártel de Sinaloa a cambio de enormes cantidades de dinero, como fue evidenciado en la corte de Nueva York.
El 9 de octubre, en la corte de Nueva York donde ya fue declarado culpable, será sentenciado por un juez Genaro García Luna, pero antes escribe a mano una carta en la que descalifica la Reforma Judicial de México, ya decretada y publicada en el Diario Oficial de la Federación. Además acusa, sin aportar prueba alguna, al presidente de México Andrés Manuel López Obrador, de narcotráfico, siguiendo la misma línea de algunos medios de los Estados Unidos y de personajes de la derecha que se diluyeron por su falta de evidencias, de calidad moral y de credibilidad.
Nadie en su sano juicio, en su condición y su trayectoria con evidencias y pruebas de sus abusos criminales, en víspera de recibir sentencia, no solo descalifica una Reforma Judicial ya en vigor, sino que se describe como un héroe, un mártir que por no dañar “instituciones” de México no aceptó ser testigo protegido, dinero y sólo unos meses de cárcel. ¿Alguien podría creerle? Y además acusa sin pruebas a un presidente que al final de su mandato tiene una altísima aprobación.
Tendría lógica si actuó por encargo de la derecha, el Estado profundo norteamericano, los poderes fácticos que sienten amenazados sus privilegios en México por la Reforma Judicial y la continuidad del gobierno nacionalista de López Obrador, por la presidenta Claudia Sheinbaum; pero esa derecha, como señaló en su columna Astillero, Julio Hernández, publicada en La Jornada, “carecen de credibilidad y con frecuencia, como el caso del absolutamente indefendible Genaro, constituyen emblemas de abuso y corrupción”.
En lo local
El partido verde ha acaparado las instituciones de justicia en Quintana Roo: la Fiscalía General, con Raciel López Salazar, la Fiscalía Anticorrupción con Edgar Ramírez y la presidencia del Tribunal Superior de Justicia con Heyden Cebada. El fiscal general del estado por 12 años, López Salazar, llegó con un equipo de su natal Chiapas, que siempre lo ha acompañado en sus diferentes encomiendas, obtenidas con la influencia del poderosos ex gobernador chiapaneco Manuel Velazco, a pesar de cuestionamientos y acusaciones directas como las que hizo el finado gobernador de Puebla, Miguel Barbosa que señaló que López Salazar y su equipo controlaron al crimen organizado para su propio provecho. La inseguridad, violencia, cobros de derecho de piso se mantienen a la alza en Quintana Roo.
En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño estado.
¡Hasta la próxima!
Edición: Fernando Sierra