Opinión
La Jornada Maya
09/10/2024 | Mérida, Yucatán
Ornela de Gasperin Quintero
La humanidad sufre la más grave catástrofe global que ha enfrentado desde sus orígenes, porque varios sistemas climáticos, que son esenciales para sostener la vida, están al borde del colapso, debido a actividades humanas.
Este quiebre del medioambiente amenaza la vida de miles de millones de personas en el mundo, cuyos lugares de origen se vuelven inhabitables de manera progresiva.
Hoy en día, más de 20 millones de personas son desplazadas por año, debido a los efectos de la crisis climática.
Gran parte de esta catástrofe es irreversible, pero estamos a tiempo, y tenemos la obligación de frenar su avance y de prepararnos para enfrentar sus consecuencias. Toda inacción nos vuelve cómplices de la devastación de todas las especies.
Mientras los países más desarrollados, han causado 92 por ciento de las emisiones nocivas mundiales, la mayoría de las personas afectadas por la catástrofe climática nacional e internacional está concentrada en los países subdesarrollados, y no ha contribuido en nada a generarla.
La clase multimillonaria mundial, por sí sola, emite suficientes gases de efecto invernadero como para cruzar los límites climáticos seguros.
Desde hace décadas, la ciencia ha propuesto acciones puntuales para limitar el avance del desastre climático y atenuar sus efectos. Pero, para llevarlas a cabo, siempre faltó la voluntad política de los dirigentes y sobró la ambición desmedida del capital depredador.
Para atacar la crisis climática, se requieren cambios estructurales que modifiquen el funcionamiento de nuestras sociedades, a partir de una profunda transformación de los sistemas económicos y políticos imperantes.
Esta transformación implica fijar límites sólidos al consumo desmedido y estilos perniciosos de la élite social; inversión masiva y constante en transporte público, no contaminante y gratuito; redistribución de la riqueza e implementación de fuentes de energía renovables, entre otras medidas imprescindibles para contener esta catástrofe.
Estos cambios revolucionarios en nuestras sociedades, deben ser impulsados y controlados por toda la población, ya que sus efectos serán en beneficio de las grandes mayorías.
La acción transformadora debe ser universal, por lo que se requiere de unidad de concepción, acción y cooperación solidaria internacional, que garantice la justicia social como barrera ante el cambio climático.
Todas las personas tenemos la obligación moral de exigir a los dirigentes políticos y empresariales que no sigan conduciendo a la debacle a la humanidad.
¿Qué planteamos?
La comunidad científica que investiga la crisis climática, sus causas y sus consecuencias, ha llegado a varias conclusiones que raramente son transmitidas a la población en general.
Aquí se enlistan algunas, ampliamente documentadas con evidencia científica, que se presentaron en el último reporte del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés), comisionado por la Organización de las Naciones Unidas:
Las actividades humanas han causado inequívocamente el cambio climático.
Las emisiones de gases con efecto invernadero, derivadas de actividades humanas, han sido la causa principal del aumento de la temperatura global a partir de la revolución industrial.
Las proyecciones más probables del IPCC nos ponen en camino a alcanzar 3.2 °C de calentamiento para fines del siglo, poniendo a 3.3-3.6 mil millones de personas (casi la mitad de la población mundial actual) en extrema vulnerabilidad.
La ventana de tiempo para cambiar ese futuro es corta. Cito directamente al IPCC: “Las pruebas científicas son inequívocas: el cambio climático es una amenaza para el bienestar humano y la salud del planeta. Cualquier nuevo retraso en acciones mundiales hará que se pierda una oportunidad breve y que se está cerrando rápidamente para garantizar un futuro vivible.”
La única manera de evitar ese futuro, es tomando acciones radicales e inmediatas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. “Un mundo sostenible y resistente al cambio climático implica cambios fundamentales en el funcionamiento de las sociedades, incluidos cambios en valores, visiones del mundo, ideologías, estructuras sociales, sistemas políticos, económicos y relaciones de poder.” (IPCC)
Te invitamos a ser parte de Rebelión Científica México para luchar juntas y juntos por un futuro digno del ser humano.
Edición: Fernando Sierra