Opinión
La Jornada Maya
19/11/2024 | Mérida, Yucatán
Este martes fue un día atareado, en términos de trabajo normativo, para el gobierno que encabeza Joaquín Díaz Mena en Yucatán, puesto que con un paquete de propuestas presentado ante el Congreso del estado se marca un punto fundamental para el desarrollo de la entidad en los próximos años.
Lo primero fue una propuesta de reformas al Código de la Administración Pública estatal. Hasta aquí, nada inesperado o fuera de lo habitual , toda vez que cada gobierno tiene la facultad de modificar la estructura institucional a través de la cual ejerce sus funciones; en este caso, el cambio permitirá crear tres secretarías: la de Bienestar, de las Juventudes y de Infraestructura para el Bienestar. De nuevo, nada distinto a la línea del Gobierno Federal; una para hacer llegar ágilmente los programas de apoyo, especialmente las pensiones a adultos mayores y personas con discapacidad, al igual que las dirigidas a la población escolar. Otra, para crear oportunidades para los jóvenes, y la última “para garantizar que las obras lleguen a donde más se necesitan y sean realizadas con transparencia” y participación ciudadana.
Es necesario reiterar que cada nuevo gobierno puede cambiar su estructura, desapareciendo, creando o fusionando secretarías, de manera que la modificación orgánica que se ha promovido tiene fecha de vencimiento y sus objetivos son para dentro de casi seis años. En términos de una administración, esto es muy largo plazo, aunque en una vida pueda decirse que es un alcance medio.
La segunda iniciativa es, esta sí realmente, con un objetivo a largo plazo y que de aprovecharse con inteligencia será sumamente benéfico para Yucatán en particular y el país en lo general. El proyecto de Ley de Bienestar Energético y la creación de la Agencia de Energía de Yucatán son, en realidad, un paquete de grandes oportunidades para realmente transformar la economía del estado, al crear las condiciones para la llegada de grandes empresas del ramo industrial, algo a lo que se ha aspirado en prácticamente todo lo que va del presente siglo.
El mandatario ha expresado, correctamente, que estas reformas “permitirán al estado seguir caminando hacia una transformación verdadera, profunda y duradera”. Seguir, porque no se trata de un proyecto que alguien tuviera escondido en un escritorio, sino de una dirección de desarrollo cuyo origen podría encontrarse en el segundo periodo de Víctor Cervera Pacheco, pero que hasta ahora es posible juntar varios componentes y aprovechar para crear un gran polo no solamente energético, sino también industrial y logístico.
Es cierto que la apuesta por la transición hacia energías renovables como la eólica y la solar llevan ya un tiempo en Yucatán. Sin embargo, los parques para la obtención de energía a partir de estas fuentes han sido prioritariamente negocios privados para la venta del fluido eléctrico a la Comisión Federal de Electricidad. Contar ahora con una agencia estatal implica entonces, por un lado, asegurar que primero exista el abasto suficiente para la población y después las ganancias para los inversionistas.
El potencial está ahí, con cinco parques de energía limpia, nuevas centrales de ciclo combinado, un Puerto de Altura y el Tren Maya. Esto es tener una mezcla afortunada para la producción y la logística. Haría falta comprometer a la CFE a que fortalezca su red de distribución para así evitar los molestos y dañinos apagones. Esto haría realidad la creación de un polo de bienestar.
Edición: Fernando Sierra