Opinión
Normando Medina Castro
11/12/2024 | Chetumal, Quintana Roo
Mientras no se apliquen políticas públicas de cero tolerancia contra la corrupción y su combate sea solo un slogan publicitario, cuyas acciones reales se instrumenten de manera discrecional, seguirá enquistada en los gobiernos y en la sociedad mexicana, precisamente por que persiste, crece y se fortalece con la impunidad.
Esa es la gravedad de las incorporaciones de personas con negro historial al Movimiento de Regeneración Nacional, concebido por su fundador Andrés Manuel López Obrador como promotor, gestor y actor de la Cuarta Transformación del país, pero imposible de aterrizarla en los hechos con mujeres y hombres proclives a la corrupción, lo cual incluye a ex militantes del PRI, PAN PRD, MC, y por supuesto, a los morenistas “puros”, porque la honestidad y la honradez no depende solo de las filiaciones partidistas.
En una de sus primeras conferencias mañaneras, el 11 de enero de 2019, en ex presidente López Obrador, reafirmó su compromiso de luchar para que se terminen la corrupción y la impunidad en su sexenio “porque se combatirá desde los más altos mandos”. Y luego recalcó: “No daremos un paso atrás ni para tomar impulso”.
Lo tajante de sus afirmaciones se perdieron en su pragmatismo político, cuando se convirtió de facto en el rasero para medir el bien y el mal, sin importar las acciones de las personas. Así “perdonó” y “limpió” a muchos personajes de partidos de oposición que se sumaron a su movimiento y a su gobierno. Muchos personajes impresentables, enriquecidos por la corrupción, gozaron de impunidad al pasarse al “bando” de la 4T. El resultado de ese pragmatismo fue exitoso electoralmente como indican el número de estados y municipios gobernados actualmente por Morena y sus aliados, las mayorías calificadas en el Congreso de la Unión y el segundo gobierno federal de la 4T obtenido de manera contundente.
En Quintana Roo, los desplantes y abusos de los sindicatos de taxistas no pueden ni deben ser tolerados. Tampoco puede tolerarse la normalización de la violencia y la inseguridad. Ni puede ignorarse que existe una competencia internacional fuerte por la afluencia de turistas extranjeros. Los impuestos del Estado y la Federación a los turistas de cruceros suman 42 dólares por visitante, lo cual resta competitividad a Majahual y Cozumel. La actividad económica de los Cozumeleños, depende de los cruceristas. El silencio al respecto del presidente de la comisión de turismo del Senado de México, el quintanarroense Gino Segura, resulta ominoso, y por supuesto de todos los demás legisladores federales y locales de la entidad, así como de los alcaldes Yensunni Martínez y José Luis Chacón. En fin, son cosas que pasan en nuestro país y en nuestro caribeño Estado.
¡Hasta la próxima!