Opinión
Óscar Muñoz
18/12/2024 | Mérida, Yucatán
Es posible que muchos no sepan bien a bien lo que son los Semilleros creativos, del programa Cultura Comunitaria que opera la Secretaría de Cultura del gobierno federal. Y seguramente no lo saben por la falta de difusión y promoción de dicho programa a lo largo y a lo ancho de todo el país. Los llamados Semilleros creativos son grupos de infantes y adolescentes que son integrados para recibir una formación artística regional. Y, desde la administración federal anterior, ha sido operado en diversas comunidades de México.
Cabe destacar que el programa Cultura Comunitaria tiene, como su nombre lo indica, un enfoque eminentemente comunitario. Y una muestra de ello es posible constatarlo en los murales que han realizado sus miembros en las localidades donde viven, así como en la difusión de los libros que ellos mismos crean. Por una parte, los logros del programa favorecen el fomento de la paz y la armonía social a partir de las expresiones culturales y artísticas en espacios seguros, y, por otra, beneficia el desarrollo del pensamiento infantil y juvenil a través de la crítica y la creación.
Por si fuera poco, es posible que los propios miembros del Semillero creativos dinamicen la vida cultural de su localidad como si fueran promotores culturales, y todo ello a través del diálogo y los acuerdos para la intervención artística de los espacios públicos y la expresión artística dirigida a la comunidad, entre otras acciones. Estas manifestaciones artísticas configuran las llamadas Huellas comunitarias, que son verdaderas intervenciones de los Semilleros creativos en los lugares donde viven, ya sea el barrio, la colonia o las comisarías y las cabeceras municipales.
Los Semilleros creativos tienen el poder transformador de la cultura mediante acciones artísticas en favor de sus comunidades, así como la posibilidad de promover la conciencia social entre los vecinos y las familias. Y para ello, el programa ofrece la posibilidad de aprender diversos lenguajes artísticos, como el teatro comunitario, la danza y el circo social (artes escénicas); el grabado, la pintura, la fotografía, la ilustración y el muralismo (artes visuales); textos poéticos y narrativos (literatura creativa); orquestas comunitarias, ensambles instrumentales, bandas tradicionales o sinfónicas y coros (expresión musical), y programas de radio y videos (producción audiovisual). Sin olvidar, claro, las diversas expresiones del arte tradicional de la región, como los textiles, el bordado, la alfarería y la juguetería.
Sin embargo, a pesar de lo valiosos que parecen ser los Semilleros creativos, no ha sido posible notar los logros alcanzados ni el impacto social que cualquiera esperaría. No cabe duda que el programa Cultura comunitaria debe ser valorado en toda su extensión e intención. Para ello, habrá que hacerlo notar a todas instituciones públicas dedicadas a la gestión cultural, artística y educativa, y también habrá que promover las opciones de aprendizaje, con base en la existencia de los docentes–talleristas requeridos en cada comunidad.
De acuerdo con la primera convocatoria lanzada a principios del sexenio anterior, la Secretaría de Cultura contrataría los docentes necesarios, con un sueldo entre los 8 y los 10 mil pesos, por un periodo de 10 meses. Aunque las dificultades que trajo la pandemia del Covid parece que alteraron los planes operativos del programa. Así que es tiempo de reimpulsar este programa e integrar la mayor cantidad de Semilleros creativos en la actual administración gubernamental. De aquí la importancia de que las secretarías de cultura locales retomen este asunto y busquen establecer convenios de participación federal-estatal para la operación efectiva de los Semilleros en 2025.
Edición: Fernando Sierra