Opinión
La Jornada Maya
18/02/2025 | Mérida, Yucatán
Cuando un profesional busca solucionar un problema de manera que no vuelva a ser una preocupación, debe proceder hasta su raíz. Piénsese en la persona a cargo del mantenimiento de un edificio que debe eliminar los efectos de la humedad ambiental en una pared. No bastará raspar la pintura y aplicar un sellador, esto será un paliativo por unos cuantos meses. Más bien podrá picar, colocar algún recubrimiento, sustituir algún material y luego reconstruir, sellar y volver a pintar.
Ahora, cuando hablamos del espectro de la corrupción, es necesario analizar hasta dónde se ha convertido en un problema estructural en las instituciones. Lo que se presentó este martes en la conferencia diaria de la presidenta Claudia Sheinbaum es precisamente la profundidad de las estructuras montadas en el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) y el Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (Issste), tanto en el esquema para adquisición de medicamentos como para el desvío de recursos destinados a la adquisición de mobiliario y prótesis para el público usuario.
El subsecretario de Integración y Desarrollo de la Secretaría de Salud anunció que a partir del 15 de marzo iniciará la recepción masiva de las adquisiciones de medicamentos e insumos médicos realizada mediante compra consolidada, en un esquema en el que participaron 26 instituciones de salud, destacando el IMSS y el ISSSTE por su tamaño. Puede alegarse que todas las instituciones realizaban compras consolidadas, pero lo hacían por separado, lo que termina por no ser lo ideal si se considera que el cliente final es el Estado; porque lo que unas conseguían, mediante licitaciones, a un precio competitivo, otras lo obtenían pagando sobreprecios, y el dinero sale de un mismo bolsillo: el erario.
Es innegable, por otra parte, que el cambio de esquema ha tenido un costo que es la falta de abastecimiento de medicamentos en clínicas del IMSS, Issste e institutos estatales. Esto en ocasiones ha puesto en riesgo el tratamiento de una cantidad de pacientes sumamente difícil de calcular, pero especialmente sensible por el padecimiento que adolecen.
Ahora bien, la novedad implica también el reto de la distribución de medicamentos e insumos. De poco servirá el ahorro de unos pesos en la adquisición de una ronda de medicamentos si estos no llegan oportunamente a las personas que los requieren para mantenerse con vida o por lo menos para que su salud no se deteriore. Veremos, entre el 3 y el 15 de marzo, que los hospitales más grandes y los almacenes estatales ya se encuentren abastecidos.
En cuanto al Issste, lo expuesto por Martí Batres en cuanto a los recursos asignados a la Fundación ISSSTE A.C, creada el 15 de noviembre de 2016, y la cual recibió gratuitamente espacios en instalaciones del instituto, o que esta fundación rentó a terceros, sin otorgar beneficio alguno al Issste, lo que daría cuenta de un contubernio entre los directivos del instituto y la persona moral en cuestión.
Batres refirió igualmente que a esa fundación se le entregaron 5 millones de pesos para que adquiriera sillas de acompañamiento en hospitales, sillas de ruedas, camillas, prótesis, libros, auxiliares auditivos y otros bienes para cuya compra el Issste se encuentra plenamente facultado.
Aquí debemos ver tres asuntos separados: primero, que los 5 millones de pesos palidecen frente a las cantidades que figuran en otros casos de desvío de recursos, pero esto no es ninguna disculpa o atenuante; al contrario, implica lo segundo: que el Issste optó por no ejercer una de sus funciones y la encargó a la fundación, sin que se encuentren documentadas las condiciones de la entrega de ese dinero; por último, que no existe documento que dé cuenta de la compra o el destino de la suma en cuestión. El pendiente es que se informe si hubo repetición de estas acciones, lo que explicaría por qué varios hospitales regionales están enfrentando severas carencias que dificultan la atención digna a los derechohabientes.
Ha tomado ya más de seis años detectar hasta dónde llega la corrupción y muy probablemente nos encontremos con raíces aún más profundas. Extirparlas será difícil, pero si se logra la salud de las instituciones y de las finanzas, habrá valido la pena.
Edición: Fernando Sierra