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del

Regreso a la sobriedad

Ocupaciones impropias
Foto: Rodrigo Díaz Guzmán

Por: Jhonny Brea

La “nueva normalidad” ha causado estragos, al grado que ya no sabemos qué es lo nuevo ni lo normal. Por ejemplo, ahora sería el tiempo ideal para estar de temporada en la playa, pero estos días se han vuelto en cambio sede del encierro, cuando se tiene la oportunidad de salir.

Y el encierro ya causó estragos en la tribu. En casa, los rapaces están demacrados, me reclaman que ya perdieron color y estoy casi seguro de que tienen deficiencia de vitamina D. Les comenté que podrían activarse y ofrecí inscribirlos al Curso de Verano en Línea del gobierno del estado. Los dos se me quedaron viendo con una cara digna del Catálogo Gutiérrez Müller, apartado interacciones en Twitter, e inmediatamente instrumentaron su protesta:

“Va a ser como estar otra vez en la escuela”, fue el reclamo de El Kizín, que ya desarrolló una fobia a las reuniones por Zoom. La Cutusa secundó diciendo que desde marzo no ve a sus amigas en directo, ni siquiera ha podido organizar o ir a una pijamada.

Y no es broma, según mis rapaces, cuando se vuelva a abrir el Centenario va a ser necesario tener reservaciones y en los vagones del trenecito sólo va a poder ir una persona por familia. Si además el Ayuntamiento ya “recomienda” que no salgan ni al parque, mis engendros van a requerir ayuda profesional.

Acá entre nos, estoy casi seguro de que, si se pudiera, hasta pedirían que los inscriba al curso de verano para niños no deseados, ese de Mis vacaciones en la biblioteca.

Como se podrán imaginar, en situaciones como ésta es necesario meditar con la cabeza fría y para eso ayuda mucho tener a la mano una bebida bien fría y que ayude a pensar afuera de la caja. Esta vez, como buen macho omega grasa en pecho, espalda peluda, nalga revocada, abdomen de lavadora y bebedor de cerveza light, durante el interruptus que nos aplicó el gobernador pude conseguir algo de bastimento, gracias al señor; al señor de la agencia, por supuesto, que registró mi teléfono y tuvo la cortesía de avisarme para que pudiera hacer un encargo.

Sobra decir que mi abasto está limitado. Apenas y pude conseguir dos planchas, y eso porque el señor de la agencia estuvo entre los participantes de la cuarentena en honor a Santa Eduvigis, princesa de Polonia, patrona de los adeudados, insolventes, desvalidos y pobres. Al menos de manera virtual, el vecindario se integró y sospecho que el agradecimiento de mi vecino fue que pudo identificar a muchos que le deben, a los que ya les suspendió el crédito ahora que hizo la transición a venta clandestina.

Ya se imaginarán que las cervezas están dosificadas. Esperemos que esta vez sí se respete el plazo publicado en el Diario Oficial.

Macho omega que se respeta

Estoy seguro de que en los próximos días habrá venta clandestina de otros bienes. Con eso de que la pandemia perjudicó el Día del Padre, no he podido renovar mis chones traslúcidos. Intenté comprar unos en el súper y resultó que no se puede adquirir ropa “por orden del gobernador” y que porque no son artículos de primera necesidad. Se me hace que la dependiente nomás no quería venderme porque llevé mi bolso shopper a rayas de Zara, pero creo que en los próximos días voy a terminar por no usar ropa interior porque las cosas necesitan respirar.

 

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Edición: Ana Ordaz


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