Opinión
La Jornada Maya
30/07/2025 | Mérida, Yucatán
El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) dio a conocer este miércoles los resultados de la Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (Enigh) correspondiente a 2024, en la cual se aprecian cifras que es necesario revisar y evaluar en términos de números relativos (porcentajes) y absolutos (montos), a fin de obtener un panorama que permita apreciar la distribución de la riqueza en el país.
De entrada, la Enigh 2024 revela que en una década ya se hizo notorio el envejecimiento de la población, pues de 2016 a la fecha los hogares pasaron de contar con al menos un integrante menor de 15 años a que estos representen el 0.75 de los habitantes de una casa; lo que equivale a que de cada cuatro domicilios, en tres haya quienes cursen algún nivel de educación básica. Igualmente, el tamaño de los hogares ha disminuido en 8.5 por ciento, pasando de 3.66 a 3.35 integrantes.
Por otra parte, en los hogares hay ahora 21.3 por ciento más personas mayores de 65 años, con respecto a 2016. Esto quiere decir que ya nos encontramos en un punto en el cual hay menos individuos por pasar a integrar la población económicamente activa y más que reciben una pensión o jubilación y los correspondientes cuidados a la salud derivados del retiro laboral.
Otro detalle que deja la Enigh 2024 es la disminución en dos puntos porcentuales, con respecto a 2022, en el promedio de personas receptoras de ingresos por hogar, que pasó de 2.2 a 1.6. Es decir, hubo menos personas ocupadas por familia. Sobra mencionar que hay un subregistro, pues el rubro de “ingresos provenientes de otros trabajos” no suele asociarse a las ventas por catálogo u ocupaciones informales y/o esporádicas.
Ahora, en cuanto a los ingresos, la media nacional fue de 25 mil 955 pesos al mes, cantidad que supera, por poco, los 3.5 salarios mínimos brutos vigentes en general durante 2024. Esto en cuanto a ingreso corriente, pues la Enigh consideró otro ingreso por “percepciones financieras y de capital” con un promedio de mil 352 pesos mensuales por hogar. Este rubro incluye ingresos que “modifican el valor neto del hogar y no satisfacen los criterios de regularidad y destino. Incluyen conceptos totales como retiro de inversiones, ahorro, tandas, cajas de ahorro, préstamos recibidos de personas ajenas al hogar o instituciones, etcétera”.
En la difusión de los resultados, el Inegi destacó que el ingreso corriente promedio por hogar aumentó 10.6 por ciento respecto a 2022. Este incremento, sin embargo, no está vinculado o lo está en muy poco con el que ha tenido el salario mínimo en el país. Aquí es necesario recalcar que los sueldos en general no responden a la misma lógica del mínimo, pues suelen responder a negociaciones entre empleados y patrones, de las que resultan porcentajes que apenas superan la inflación anualizada.
También es cierto que la política de recuperación del salario mínimo para que éste cumpla con la Constitución lleva a que la población con menores ingresos vaya adquiriendo mayor poder adquisitivo. Lo preocupante es que todavía se dedica casi el 60 por ciento de las percepciones familiares a “alimentos, bebidas y tabaco” (37.7 por ciento) y “Transporte y comunicaciones” (19.5 por ciento), un porcentaje que se mantuvo con respecto a 2022. Es decir, los gastos más fuertes siguen siendo la alimentación, la movilidad para llegar al trabajo o escuela, y con toda seguridad la telefonía, también asociada al empleo o el estudio. En suma, hay más dinero, pero se va en lo mismo.
Edición: Fernando Sierra