En la actualidad, todo mundo está rodeado por diversos dispositivos electrónicos: computadoras, teléfonos inteligentes, tablets, Chromecast, pantallas inteligentes y otros más. En todos ellos es posible escribir, ya sea para búsquedas o para obtener documentos de distinto tipo o diferente formato. Sin embargo, esta forma de escritura no deja de ser limpia, pulcra, sin borrones ni manchas, es decir, sin huellas humanas. En cambio, escribir a mano y con un bolígrafo equivale a humanizar la escritura.
La tecnología ha provocado que hoy en día la gente haya abandonado las formas más humanas de realizar una gran cantidad de acciones humanas, como escribir a mano. Es decir, las personas hemos dejado de hacer actividades profundamente humanas, como escribir a mano, donde manejamos el lápiz a voluntad y hacemos pausas para pensar lo que anotaremos enseguida. Escribir a mano ofrece una oportunidad de recuperar el contacto con el mundo, el cual estamos perdiendo ante la virtualización de la comunicación con los demás y la relación con los objetos.
Hace un par de años, en Europa, una encuesta arrojó datos impresionantes: uno de cada tres adultos no había escrito a mano nada en los últimos seis meses y todo había sido en el teclado de las computadoras o los teléfonos celulares. Esta circunstancia actual de la escritura ha provocado gran interés por saber si el abandono de la escritura a mano no perjudica al ser humano, y algunos estudios han mostrado resultados interesantes. Por ejemplo, una investigación universitaria en Francia descubrió que los niños que no sabían leer todavía reconocían más fácilmente letras trazadas por ellos mismos que aquellas otras que habían sido tecleadas en una computadora.
En otra investigación universitaria, hubo otro tipo de descubrimientos interesantes: notaron que, en niños de preescolar, la zona cerebral asociada a la lectoescritura se activaba cuando los pequeños veían letras que poco antes ellos mismos habían pintado. Otro estudio acerca del mismo asunto mostró que alumnos de primaria que habían escrito a mano un texto lo habían hecho con más palabras, más rápido y contenían más ideas, en comparación con aquellos que usaron teclados. Entre las conclusiones de esta investigación, cabe destacar que, al realizar trazos con la mano para formar una palabra, se activan zonas del cerebro relacionadas con el pensamiento, el lenguaje y la memoria.
Otros estudios han ofrecido más información: la escritura manuscrita agiliza mejor la motricidad fina y ayuda a estructurar mejor el pensamiento, a comunicar, a diferencia de la escritura tecleada. Además, algunos investigadores han detectado que el uso del lápiz tiene mayores ventajas que utilizar el teclado. En una investigación en la Universidad de California, observaron que los estudiantes que usaron lápiz al realizar sus anotaciones durante una conferencia respondieron mejor a preguntas que les obligaba a sintetizar, resumir o comparar ideas, en comparación con aquellos universitarios que teclearon sus notas en sus tablets.
También ha sido posible demostrar que escribir a mano ayuda a centrar la atención de lo que las personas observan, escuchan o leen. Otra ventaja está en el hecho de que la memoria mejora cada vez más. Otro beneficio está en las pausas que ocurren durante la escritura manuscrita, al sacar a las personas del automatismo que condiciona la tecnología digital. La escritura a mano obliga a pausar, lo que permite a las personas percatarse de que el texto esté bien escrito y que el pensamiento a comunicar esté precisado.
Eso sí, habrá que tener cuidado de no confundir la escritura a mano con las transcripciones manuscritas (copias) ni con los llamados dictados, aunque sean tomados a mano. Y también habrá que diseñar estrategias públicas para promover, en las escuelas de todos los niveles educativos, la escritura manuscrita, la forma más poderosa de la comunicación gráfica.