Opinión
La Jornada Maya
12/08/2025 | Mérida, Yucatán
Claudia Carrillo*
En este Día Internacional de la Juventud, recordamos que las y los jóvenes no son sólo el futuro sino parte del presente. Reconocer su liderazgo es fundamental para fortalecer los movimientos ambientales que protegen nuestros océanos.
Como las atarrayas que lanzan los pescadores artesanales, los jóvenes crean redes de participación donde cada hilo representa una forma distinta de incidir en el activismo presencial que ocupa espacios públicos, el ciberactivismo que amplifica voces a través de firmas digitales y campañas en redes sociales, el voluntariado que acciona sobre problemáticas ambientales o las vocerías que permiten darle rostro a diversas causas.
La crisis climática y la conectividad global en la que crecieron les permite conocer un contexto mucho más amplio de consecuencias que ellos no provocaron. Esta comprensión temprana los convierte en ciudadanos con una perspectiva integral y un gran impulso para transformar su realidad.
Desde un performance, graffiti, rap, hasta la organización de colectivos y marchas, la fuerza de las juventudes es inevitable y poderosa. Su poder se materializa en movimientos como la Red de Jóvenes Ambientalistas, Acción Climática Juvenil y, en el ámbito internacional, Fridays for Future.
En México hay 31 millones de jóvenes de 15 a 29 años que representan 23.8 por ciento de la población de acuerdo con el INEGI. Con estas cifras, es vital no separarles de la sociedad: estos jóvenes ocuparán cargos públicos, dirigirán empresas, diseñarán políticas, emitirán votos decisivos, por lo que lno pueden ser vistas solo como un sector, sino como parte activa de nuestras sociedades.
Un ejemplo de ello es el grupo de voluntarias de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) que se sumaron a la campaña contra la contaminación plástica de Oceana, ellas tejieron una red de cambio que trasciende las aulas universitarias. Su ejemplo refleja características distintivas de las generaciones actuales que abrazan la responsabilidad ambiental.
Su participación no fue simbólica ni testimonial. Estas jóvenes se convirtieron en arquitectas de movilización, demostrando que la organización juvenil puede generar presión política real y mensurable. Ejemplifican algo fundamental sobre las juventudes actuales que no esperan a alcanzar cierta edad para generar impacto.
Cuando una estudiante universitaria firma una petición ambiental, no solo ejerce su ciudadanía presente sino que forja activamente el criterio con el que, en el futuro, evaluará proyectos, destinará presupuestos públicos o liderará organizaciones.
Los océanos necesitan que su experiencia, creatividad y determinación actúen ahora, mientras desarrollan competencias que los convertirán en líderes ambientales transformadores. Su mirada fresca aporta soluciones que las generaciones anteriores no habían contemplado.
Su participación no es simple preparación para el futuro sino la construcción activa del presente común que heredaremos. Reconocer su liderazgo actual es fundamental para fortalecer los movimientos ambientales que protegen nuestros océanos.
El Día Internacional de la Juventud es una gran oportunidad para mirarles de frente y entender su papel en el día a día.
Claudia Carrillo es Especialista en comunicación de Oceana en México
Edición: Fernando Sierra