Opinión
La Jornada Maya
27/08/2025 | Mérida, Yucatán
El secretario de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, afirmó una verdad que posiblemente ha sido pronunciada por primera vez por una autoridad: el cártel de Sinaloa no está extinto, a pesar de la detención de dos de sus fundadores: Joaquín El Chapo Guzmán Loera e Ismael El Mayo Zambada García, quienes se encuentran presos en Estados Unidos.
El cártel mantiene operaciones. Eppur si muove… Sin embargo, se mueve. El hecho es innegable. “Es un cártel que tiene como varias ramas. Uno era El Mayo, otro El Chapo, después los hijos de El Chapo, El Guano, que es hermano de El Chapo, El Chapo Isidro. No puede estar terminado el cártel porque hay varias cabezas”, ha respondido García Harfuch. Podríamos agregar que la prisión en Estados Unidos de sus fundadores, el poder de la organización apenas ha disminuído. La magnitud de los disturbios que desde hace casi un año tienen lugar en Sinaloa es más porque obedece a una disputa por el poder y el control de recursos que a un ajuste de cuentas entre facciones.
Esa lucha de poderes es porque detrás de El Chapo y El Mayo existe una miríada de líderes y de intereses económicos; voluntades compradas mediante acciones que sustituyeron al Estado -camiones con juguetes, despensas, hasta la construcción de escuelas en comunidades apartadas - y un sinnúmero de negocios fachada para el lavado de dinero.
El propio Mayo Zambada advirtió de esto durante la entrevista que sostuvo con el periodista Julio Scherer, publicada en abril de 2010. Un diálogo que a la fecha resulta parco para la logística que requirió el encuentro. Hace 15 años, Zambada planteaba una hipotética rendición o detención:
“Un día decido entregarme al gobierno para que me fusile. Mi caso debe ser ejemplar, un escarmiento para todos. Me fusilan y estalla la euforia. Pero al cabo de los días vamos sabiendo que nada cambió. –¿Nada, caído el capo? –El problema del narco envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos? En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí.”
Hoy, la euforia ha estallado únicamente en algunas esferas del gobierno de Estados Unidos. En México, parte de la comentocracia revolotea en círculos esperando que Zambada revele algunos nombres de mandos policiacos, militares y autoridades a quienes sobornó en los últimos 45 años.
Pero amanece y los problemas derivados de la actividad del cártel de Sinaloa siguen ahí, porque después de tantos años el negocio no es solamente el tráfico de mariguana y cocaína, sino de otras drogas químicas; agreguemos la trata de personas, las extorsiones, el huachicol, el control sobre el cultivo y comercialización de aguacate, limón, y de materiales de construcción hasta útiles escolares. Esto envuelve a millones. ¿Cómo dominarlos?
Edición: Fernando Sierra